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Las autoridades sirias anuncian el fin de la sangrienta operación militar en el oeste del país

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Las autoridades sirias anunciaron el lunes que la operación militar contra individuos leales al depuesto presidente Bashar al Asad terminó «con éxito» en el oeste del país, donde enfrentamientos y ejecuciones masivas dejaron cerca de 1.500 muertos, según una oenegé.

«Anunciamos el fin de la operación militar […] tras el éxito de nuestras fuerzas en alcanzar todos los objetivos fijados», afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa, Hasan Abdel Ghani, citado por la agencia oficial de noticias SANA.

El presidente sirio interino, Ahmad al Sharaa, subrayó que no permitirá a los seguidores del derrocado presidente, respaldados según él por «partes externas», que «arrastren el país» a una nueva «guerra civil». 

Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que cuenta con una extensa red de informadores en Siria, 973 civiles de la minoría alauita, a la que pertenece el expresidente Asad, fueron abatidos por «las fuerzas de seguridad y grupos aliados» desde el jueves. 

Al menos 481 miembros de las fuerzas de seguridad y combatientes pro-Asad murieron en los combates, añadió el OSDH, con sede en Reino Unido. Las autoridades no han comunicado ningún balance.

La ola violencia empezó en el oeste de Siria con un ataque de los partidarios de Asad contra las fuerzas de seguridad en la ciudad de Jableh, en la gobernación de Latakia.

La región es la cuna de la comunidad alauita, una rama del islam chiita de la que proviene el clan Asad que durante más de medio siglo, primero con Hafez y luego con su hijo Bashar, gobernó el país de forma autoritaria y represiva.

Irán, un antiguo aliado de Asad, negó el lunes cualquier implicación en los actos de violencia que azotaron el país, escenario de una guerra civil durante más de 13 años.

– «Comisión indpendiente» –

Al Asad, que huyó a Moscú con su familia, fue derrocado en diciembre de 2024 por una alianza de rebeldes islamistas sunitas encabezada por el grupo radical Hayat Tahrir al-Sham (HTS) de Al Sharaa. 

El nuevo dirigente interino ordenó el domingo que una «comisión independiente» investigara las matanzas de civiles, que despertaron la indignación internacional.

«Lo que está pasando en el país (…) son desafíos que eran previsibles. Tenemos que preservar la unidad nacional, la paz civil, tanto como sea posible y, si Dios lo quiere, seremos capaces de vivir juntos en este país», subrayó en una mezquita de Damasco, la capital.

El canciller sirio, Asad al Shaibani, sostuvo por su parte desde Amán, Jordania, que «somos garantes de todo el pueblo sirio y de todas las confesiones, y protegemos a todo el mundo del mismo modo».

Siria es un país compuesto de varias comunidades: sunitas, mayoritarios, kurdos, cristianos y drusos. Los alauitas estuvieron fuertemente representados en el aparato militar y de seguridad del clan Al Asad.

El restablecimiento de la seguridad es el principal desafío para el nuevo poder sirio.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo que las matanzas de civiles «deben cesar inmediatamente», mientras que el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio condenó las «masacres» y pidió que sus responsables «rindan cuentas».

La administración autónoma kurda de Siria, que controla grandes partes del este y del norte de países, condenó también las «prácticas (que) nos llevan a una época negra que el pueblo sirio no quiere volver a vivir». 

– «¡Estado sunita!» – 

El lunes, había poco tráfico en las calles de Latakia, la mayor ciudad de la costa oeste, indicó un corresponsal de AFP. 

«La situación es un poco más tranquila, la gente ha empezado a circular de nuevo tras veinte días de gran miedo y ansiedad», declaró Farah, una estudiante de 22 años que no quiso dar su apellido.

El OSDH y varios activistas publicaron estos días videos que muestran decenas de cuerpos y hombres con uniformes militares disparando a personas a quemarropa. 

AFP no pudo verificar estas imágenes de forma independiente. 

En Damasco, las fuerzas de seguridad dispersaron una sentada de protesta contra las matanzas, después de que contramanifestantes irrumpieran en la zona al grito de «¡Estado sunita!» y varios lemas contra la comunidad alauita.

Desde su llegada al poder, al Sharaa ha tratado de ganarse el apoyo de la comunidad internacional y tranquilizar a las minorías. 

Pero el recrudecimiento de la violencia pone en entredicho su capacidad para mantener la seguridad y asesta un duro golpe a sus intentos de ganarse la confianza internacional, indicaron los analistas.

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