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Las iglesias cristianas de Jerusalén resisten a los colonos israelíes

El patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén, Teófilos III, llega al hotel Petra en la Ciudad Vieja de Jerusalén para un encuentro con otros líderes religiosos, el 29 de marzo de 2022 afp_tickers

Las iglesias de Jerusalén plantan resistencia a los «radicales» judíos que están asentándose en el barrio cristiano y amenazando el frágil equilibrio religioso de la Ciudad Santa.

«Tenemos un gran problema aquí», afirma el patriarca ortodoxo griego Téofilo III en la Ciudad Vieja de Jerusalén, dividida en cuatro barrios históricos: judío, musulmán, cristiano y armenio.

«Jerusalén también tiene su carácter cristiano, y esto es lo que está amenazado», dijo a AFP mientras los fieles se preparaban para las celebraciones de Semana Santa.

El patriarca aseguró que los colonos judíos radicales, conocidos por intentar tomar las propiedades de familias palestinas, también desplegaban una campaña para controlar las tierras de cristianos.

«Estos radicales están empujados por su ideología», lamentó Teófilo III. «Su ideología es el síndrome del mesianismo, cuando aseguran +queremos recuperar la Tierra Santa de los profanos+».

El grupo de colonos nacionalistas Ateret Cohanim ha tratado de «judaizar» Jerusalén Este, un sector palestino ilegalmente anexionado por Israel según Naciones Unidas, comprando propiedades a través de compañías fachada y prestándolas a familias judías.

Desde 2005, este grupo y la Iglesia Ortodoxa están enfrentadas en una compleja disputa legal sobre la propiedad de un hostal en la Ciudad Vieja junto a la Puerta de Jaffa, la entrada al barrio cristiano.

La querella dio un nuevo giro el 27 de marzo, cuando colonos se hicieron con parte del hotel Petra «entrando por la fuerza», según la Iglesia Ortodoxa.

Teófilo III explica que el gobierno israelí «nos prometió que harían lo mejor para lidiar con este asunto y pondrían presión a estos grupos radicales para marchar».

Pero después de más de dos semanas, los colonos siguen allí, lamenta. «Parece que el Estado no tiene el poder o la voluntad de (presionar) a esta gente», apunta.

– «Un gran drama» –

Hagit Ofran, del grupo israelí antiasentamientos Peace Now (Paz Ahora), señala que la disputa es «un gran, gran drama, al ser un lugar tan estratégico en la entrada del barrio cristiano, un enorme complejo donde pueden llevar cientos de colonos».

«Si lo consiguen, esto cambio todo el carácter de la Ciudad Vieja y, por supuesto, del barrio cristiano» advierte.

Unos 300 colonos judíos habitan ya este barrio. Las iglesias han lanzado el grito de alarma por esta tendencia al alza, así como por los actos de vandalismo y las agresiones contra los cristianos, y aseguran que el problema va más allá del corazón antiguo de Jerusalén.

En las afueras de la Ciudad Vieja, en el monte de los Olivos donde se levantan destacadas iglesias, Israel proyecta la expansión de un parque que traspasará tierras pertenecientes a las instituciones cristianas.

Las tres comunidades afectadas (griegos ortodoxos, armenios y franciscanos) enviaron una carta con duras palabras a las autoridades en febrero.

«En años recientes, no podemos evitar sentir que varias entidades buscan minimizar, si no eliminar, cualquier característica no judía de la Ciudad Santa intentando alterar el statu quo en la montaña sagrada», escribieron.

La misiva añadía que «después de que sus intentos fracasaran, recurrieron a sus poderes legales para tirar adelante el plan declarando amplias partes de la montaña como parque nacional».

El gobierno retiró temporalmente el proyecto de su agenda.

En diciembre, Israel se indignó por comentarios del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder de la Iglesia anglincana, argumentando que el aumento de los ataques vandálicos contra lugares sagrados era un «intento concertado» de expulsar a los cristianos.

El ministro de Relaciones Exteriores aseguró que las acusaciones «no tenían base y distorsionaban la realidad de la comunidad cristiana en Israel».

– Israel hace «la vista gorda» –

Ofran, la activista de Peace Now, reprocha al gobierno hacer solamente lo mínimo exigible y llegar a «proteger a los colonos» con su fuerza policial, que no los ha desalojado.

Para ella, Israel, que considera Jerusalén como su capital indivisible, «no va a expulsar a las mismas iglesias, pero quieren (…) que sea un ambiente judío con enclaves cristianos», un desafío similar al experimentado por los musulmanes.

El padre Nikodemus Schnabel, de la comunidad benedictina en el monte Sion, junto a la Ciudad Vieja, afirma que «esto es realmente preocupante, que Israel haya hecho la vista gorda».

Su Abadía de Hagia María ha sido blanco de actos vandálicos atribuidos a colonos judíos que se han multiplicado en meses recientes.

En opinión del religioso, hay «falta de voluntad» de las autoridades para abordar el fenómeno del «crimen de odio anticristiano».

Schnabel defiende que Jerusalén es única por su diversidad religiosa, especialmente destacada este año con el solapamiento del ramadán musulmán, el Pésaj judío y la Pascua cristiana.

«¿Cómo de aburrido sería Jerusalén si fuera solo judío, solo cristiano o solo musulmán?», pregunta.

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