Los estibadores de Felixstowe mantienene la batalla por un «sueldo decente»
Clàudia Sacrest
Felixstowe (R. Unido), 24 ago (EFE).- La huelga de casi 2.000 estibadores del puerto de Felixstowe, clave para el comercio de mercancías en el Reino Unido, ha convertido este tranquilo rincón del sureste de Inglaterra en un nuevo campo de batalla, en medio de la galopante inflación que asola el país.
En la rotonda de la entrada al enorme puerto, llaman la atención los chalecos rojos y fluorescentes de los piquetes, que ondean banderas del sindicato Unite y celebran cada claxon de aquellos conductores cómplices que, al pasar, lo hacen sonar en muestra de apoyo.
Llevan cuatro días de paro, pero siguen «completamente determinados» para conseguir «una subida de sueldo decente» y seguir plantados los ocho días que se habían propuesto, hasta el 29 de agosto, a la espera de una «propuesta sensata» por parte de la empresa del Puerto de Felixstowe.
El país ha atravesado un verano sin precedentes en cuanto al coste de vida, tras el récord del 10,1 % de inflación interanual alcanzado en julio. Esta coyuntura ha llevado a estos trabajadores a rechazar una propuesta de subida de salarios del 7 % y reclamar una «retribución justa» que se corresponda con el encarecimiento de la gasolina, el alquiler y la cesta de la compra.
«Se trata de una empresa que de ninguna forma puede alegar pobreza. Es una compañía que ganó 200 millones de libras de beneficios en los últimos dos años y en 2020 ganó 61 millones de beneficios. Con nuestras demandas de salario, todavía les quedan 47 millones», argumenta el portavoz regional de Unite, Miles Hubbard, en una entrevista a Efe.
Para Hubbard, la situación actual es «ridícula», ya que la empresa tiene los recursos necesarios y podría «solucionarlo en un momento».
«Queremos volver a sentarnos a la mesa, estamos listos para negociar, pero si ellos no, nosotros seguiremos organizando acciones: pensamos a largo plazo», insiste, al tiempo que recuerda que se trata de la primera huelga que convoca este colectivo en 30 años.
Desde la misma rotonda, es fácil divisar las pilas de contenedores de mercancías que se erigen en este enclave estratégico del país, una extensión de 3.383 hectáreas que concentra prácticamente la mitad de todo el tráfico comercial de contenedores –con todo tipo de bienes en su interior– del Reino Unido.
Y es que la localidad podría pasar por el típico pueblo costero británico, con su paseo marítimo de clásico embarcadero de madera, viejas atracciones, helados y el tradicional «fish and chips», si no fuese por las grandes naves que atracan en el puerto para que los estibadores carguen y descarguen mercancías las 24 horas del día.
No hay un perfil concreto entre los empleados. Hombres y mujeres de todas las edades –aunque hay más de los primeros– trabajan en turnos de doce horas, conduciendo camiones y grúas para colocar los contenedores.
Hay algunos que llevan haciéndolo 24 años, desde 1998, como George y Paul, y otros más jóvenes, como David, que empezaron hace tres años.
Si bien los contratos son diferentes y benefician más a unos que otros, todos ellos se quejan de la cancelación o convocatoria de turnos con pocas horas de antelación.
«Es terrible –se queja George–. Te llaman tres horas antes para decirte que entres a trabajar».
Asimismo, tachan de «mentiras» los salarios medios que ha publicado la empresa y que desvelan altas sumas de más de 40.000 libras anuales.
«Esto es una media que han calculado incluyendo a algunos altos cargos, los salarios están entre las 29.000 y 37.000 libras dependiendo del contrato y antigüedad», zanjan los dos más veteranos. EFE
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