Los tártaros de Crimea sufren represión casi ocho décadas tras su destierro
(corrige nombre del autor y lugar de la data)
Rostyslav Averchuk
Leópolis (Ucrania), 18 may (EFE).- Los tártaros de Crimea ven frustradas una vez más sus esperanzas de una vida pacífica, 79 años después de que fueran deportados por Stalin en un plazo de tres días y se les prohibiera el regreso, y la minoría musulmana denuncia la represión creciente que sufre en la península ocupada por los invasores rusos.
El 18 de mayo de 1944, miles de tropas armadas de los servicios de seguridad soviéticos aparecieron en las casas de los tártaros de Crimea. Se les dio hasta 15 minutos para prepararse antes de tener que subir a trenes de carga con un destino que no conocían.
Al menos 191.000 tártaros fueron deportados en solo tres días acusados, sin fundamento, de colaboración con las fuerzas nazis y de desertar masivamente del Ejército Rojo.
La mayoría terminó en Uzbekistán en Asia Central, después de que cientos de enfermos, ancianos y niños murieran durante el viaje de dos semanas.
Jamala, cantante tártara de Crimea y ganadora del Festival de la Canción de Eurovisión 2016, ha asegurado que los soldados simplemente tiraron del tren el cuerpo de la hija menor de su bisabuela.
Etiquetados como traidores, fueron retenidos en condiciones similares a las de una prisión durante 12 años y encontraron poca acogida por parte de la población local.
Las penurias y enfermedades acabaron con la vida de al menos 30 mil de ellos en el primer año y medio, según la investigadora Gulnara Bekirova.
El número total de bajas puede haber llegado a más del 46% de los tártaros deportados, según las cifras frecuentemente citadas entre los propios tártaros de Crimea.
El Kremlin les prohibió regresar a Crimea mientras, en su ausencia, se produjo una afluencia masiva deliberada de rusos étnicos a la península lo que alimentó el mito de «una Crimea rusa», subrayó un analista de la ONG «Crimea SOS», Yevgeniy Yeroshenko. en una conferencia de prensa en Kiev el jueves.
Solo después del colapso de la Unión Soviética, cientos de miles pudieron regresar en masa a su patria.
La reintegración gradual de los tártaros de Crimea, que les permitió recibir la ciudadanía ucraniana, se vio interrumpida por la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014.
Los tártaros de Crimea se convirtieron rápidamente en el objetivo de los servicios de seguridad de Rusia, indicó Yeroshenko. Resat Amet se convirtió en su primera víctima civil, torturada hasta la muerte en marzo. Decenas fueron secuestrados por los servicios de seguridad rusos y algunos están desaparecidos.
La mayoría de los más de 150 presos políticos en Crimea son tártaros, acusados de espionaje y terrorismo y condenados a penas de hasta 19 años de prisión.
También abundan las multas administrativas por reuniones pacíficas y registros regulares de sus hogares, según Yeroshenko.
Ante la persecución, miles de tártaros huyeron de Crimea y a algunos, incluido su líder Mustafa Dzhemilev , se les prohibió volver a entrar en la península.
Las represiones cobraron fuerza tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
A pesar de la persecución, los tártaros de Crimea no van a renunciar a sus esperanzas de vivir en casa y esperar que Crimea sea liberada por Ucrania, dijo en la conferencia de prensa el soldado del ejército ucraniano Ilimdar Hodzhametov.
«Nuestra libertad solo se puede ganar en la lucha», explicó y subrayó que los tártaros de Crimea y los ucranianos estaban luchando juntos porque se entendían y compartían el mismo dolor de ser perseguidos y asesinados por los rusos.
Enver Bekirov, un tártaro de Crimea y ex soldado voluntario, dijo a Efe horas antes que cientos de sus compatriotas luchan en las filas del ejército ucraniano. Muchos lo hacen en secreto para proteger de represalias a sus familias en la península ocupada por Rusia.
La protección de los derechos de este pueblo es una piedra angular de la estrategia de reintegración de Crimea, actualmente desarrollada por la Oficina del Representante del Presidente de Ucrania en Crimea.EFE
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