Machado y González Urrutia, el grito de «fraude» contra la reelección de Maduro en Venezuela
Ella en la clandestinidad, él en el exilio. María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, reconocidos este jueves por el Parlamento Europeo con el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, son estandartes de la golpeada oposición en Venezuela, que denuncia un fraude en la reelección del presidente Nicolás Maduro.
«Actas en mano» reclaman la victoria de González Urrutia en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó la reelección de Maduro para un tercer mandato consecutivo de seis años (2025-2031), pero no ha publicado aún un escrutinio detallado, como ordena la ley. La oposición, a contracara, publicó actas en una página web, que sostiene son la prueba de que González ganó los comicios.
– «Hasta el final» –
El premio Sájarov, otorgado por el Parlamento Europeo, es un reconocimiento a «todos los venezolanos perseguidos», dijo en un comunidado Machado, corazón de la oposición durante la campaña electoral.
Aunque arrasó en las primarias de la coalición Plataforma Unitaria, la exdiputada de 57 años terminó respaldando a González Urrutia por una inhabilitación que le impedía postularse.
Su eslogan, «hasta el final», tuvo amplio eco como promesa de cambio tras 25 años de gobiernos chavistas, con una popularidad impulsada por una larga cadena de decepciones con la dirigencia opositora tradicional, de la que muchas veces marcó distancia. Sus partidarios aplaudían su discurso duro.
Nacida en Caracas, ingeniera de profesión y madre de tres hijos, comenzó su camino político en 2002, cuando creó la organización civil Súmate, que impulsó un referendo para revocar el mandato de Hugo Chávez, fallecido en 2013, y siguió hasta llegar al Parlamento, donde encaró al expresidente cuando era intocable, casi un Dios.
«Expropiar es robar», le reclamó a Chávez en su rendición de cuentas ante el Parlamento en 2012, criticando sus políticas de estatización. «Le sugiero que gane las primarias», replicó Chávez. «Águila no caza moscas».
Una década después, Machado ganó las internas de la oposición y analistas la compararon con el propio Chávez como fenóneno político, por su conexión emocional con sus seguidores, algunos de los cuales incluso llegaron a bautizarla de «libertadora».
Machado y González son responsabilizados por el chavismo por actos de violencia en protestas poselectorales, que dejaron 27 muertos -dos de ellos militares-, casi 200 heridos y más de 2.400 detenidos. Después de que la Fiscalía anunciara una investigación penal contra ambos, la exparlamentaria se declaró en «clandestinidad».
Maduro ha insinuado que huyó del país, pero ella lo niega: «Aquí el que se va es Nicolás Maduro».
Las autoridades suelen calificarla de «fascista» y el ministro de Interior, Diosdado Cabello, se burla de ella con sobrenombres como ‘La Sayona’, fantasma del folklore venezolano.
Machado, sin embargo, considera que el gobierno de Maduro es «insostenible». «Nadie tiene duda que Edmundo González ganó», expresó en una entrevista con la AFP, en la que se refería al mandatario como «un paria a nivel internacional».
– Candidato accidental –
Exiliado en España desde septiembre, tras ser blanco de una orden de arresto, González Urrutia se identifica como «presidente electo de Venezuela» en cuentas en redes sociales, pero también como «esposo, padre y abuelo».
La postulación del exembajador de 75 años para enfrentar a Maduro fue una sorpresa en la agitada política venezolana: era un desconocido y jamás había aspirado a un cargo de elección popular.
«Nunca, nunca, nunca había pensado estar en esta posición», reconoció en una entrevista con la AFP en abril. «Esta es mi contribución a la causa democrática».
Su postulación en principio era temporal, pero poco después fue ratificado para tomar el lugar de Machado, que no obstante se mantuvo como protagonista en la campaña.
«La lucha no ha concluido», dijo en un comunicado para agradecer el premio Sájarov este diplomático, embajador en Argelia (1994-1999) y Argentina (1999-2002). «Los demócratas, dentro y fuera de Venezuela, debemos trabajar unidos para hacer cumplir el mandato soberano del pueblo venezolano».
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