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Crisis económica en norte de Marruecos también explica avalancha migratoria

Castillejos (Marruecos), 20 may (EFE).- La reciente oleada migratoria de marroquíes a Ceuta tiene también un trasfondo económico de aguda crisis en la región vecina por la prohibición del contrabando decretada por Marruecos, el cierre de la frontera terrestre desde marzo de 2020 y las restricciones de la pandemia, lo que ha dejado miles de desempleados.

Desde el pasado lunes, caravanas interminables de personas (familias enteras, jóvenes y muchos menores de edad y niños no acompañados) se dirigieron hacia la ciudad fronteriza marroquí de Castillejos y se abalanzaron masivamente sobre el espigón que linda con Ceuta en un repunte inédito, que provocó la entrada en menos de 48 horas de más de 8.000 personas en el enclave español, de los cuales 5.600 fueron retornados en caliente en una crisis migratoria inédita que tocó ayer a su fin.

El economista Rachid Aourraz, del Morrocan Institute for Policy Analysis (Mipa), dijo a Efe que la actual crisis migratoria tiene razones económicas y sociales que se añaden a otras políticas relacionadas con la tensión bilateral. Pero Aourraz advirtió de que la crisis económica agudizada por la pandemia no dejará de alimentar «los flujos migratorios en los próximos meses».

La mayoría de los emigrantes que protagonizaron el éxodo masivo en las primeras horas eran originarios de Castillejos y las localidades vecinas de Rincón, Tetuán y Tánger, pero el efecto llamada ha hecho llegar en las siguiente días jóvenes y familias de todo el país, que tomaron el primer transporte que encontraron y llegaron con lo puesto.

Castillejos, la ciudad fronteriza que ha estado en el epicentro de esta crisis migratoria en los cuatro últimos días, se encuentra en un impás económico desde el final abrupto del contrabando de mercancía con Ceuta en octubre de 2019, que constituía la principal fuente de ingresos en la zona y que daba trabajo a alrededor de 9.000 personas.

A ello le siguió el cierre de la frontera terrestre en marzo de 2020 como medida cautelar contra la propagación del coronavirus, y que dejó por su parte sin empleo a unos 5.000 «trabajadores transfronterizos» que se trasladaban a diario a Ceuta.

La crisis económica en la zona causó el pasado febrero protestas que llevaron a las autoridades locales a acelerar los proyectos programados para encontrar alternativas económicas a los damnificados empezando por contratar a 270 mujeres (de las que se dedicaban al porteo) en una unidad de reciclaje textil en la zona, y dar trabajo a otras 700 personas en empresas en Tetuán y Tánger, pero estas medidas no han podido absorber la bolsa de desempleados que se ha generado en la zona en este año y medio.

Los diferentes comerciantes y habitantes consultados por Efe en Castillejos se quejan de la paralización económica y comercial en una ciudad que en el pasado presentaba gran actividad a lo largo del año.

«Llevamos más de un año y medio esperando que llegue el buen tiempo y seguimos esperando. Hay los que han vendido sus muebles para sobrevivir», deploró un empleado de una tienda de productos electrodomésticos en la ciudad. Según él, solo la presencia de periodistas y los emigrantes en estos días ha sacado a la ciudad de su marasmo.

Pero los sucesos de Ceuta han dejado claro que las causas estructurales afectan a más que la región de Castillejos: afectan a la población joven de todo el país.

El portal marroquí «Médias24.com» recordó hoy que hay 2,7 millones de jóvenes marroquíes sin estudios ni trabajo, y añadió que esta crisis migratoria de Ceuta demuestra «la extrema vulnerabilidad de nuestro tejido social, la miseria de una parte de nuestra juventud, que perdiendo toda esperanza solo sueñan con una cosa: dejar Marruecos de cualquier manera».

Según estimaciones del Alto Comisario del Plan (HCP, organismo estadístico oficial marroquí), la recesión económica en 2020 se situó en un 7 %, una cifra nunca vista en los pasados treinta años debido al impacto de la pandemia y de tres años consecutivos de sequía en una país cuyo producto interior bruto (PIB) depende del sector primario.

La crisis económica también causó la pérdida de unos 350.000 empleos en Marruecos en 2020, lo que llevó entonces al Estado marroquí a articular ayudas públicas directas a más de cinco millones de hogares para limitar el impacto de la crisis sanitaria y económica.

El economista Rachid Aourraz cree que la economía marroquí necesita al menos tres años para recuperarse, pero subrayó que los sectores de turismo, transporte y artesanía (entre los mayores proveedores de trabajo en el país) necesitarán más tiempo para levantar cabeza. EFE

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