Emigración (7): Yanick Iseli pierde a su mejor amigo
No ha sido un otoño fácil para el suizo Yanick Iseli. Le robaron y tuvo que hacer frente a la enfermedad y muerte de su amigo y compañero de ruta.
Acompañaba a Yanick Iseli cuando iba de compras a la capital o visitaba a sus vecinos. Le encantaba bañarse en el río, perseguir gallinas desbocadas y que su amo le rascara entre las orejas. «En casa, en el trabajo, fuera… mi perro XO estaba en todas partes», relata el joven suizo desde Nicaragua, donde se afincó hace un año y medio.
Había adoptado al pastor australiano hace casi seis años en un refugio de animales, y desde entonces se volvieron inseparables. Cuando Yanick Iseli dejó Courchapoix, en el Jura, para mudarse a Nicaragua, era obvio que XO lo acompañaría. Aun cuando a los 11 años el perro ya no era joven.
Una enfermedad grave
En Nicaragua, XO se sintió rápidamente como en casa, jugando con otros perros y explorando los alrededores. Sin embargo, en las últimas semanas se había debilitado mucho. «Fui al veterinario. Pero ahora sé que el primer diagnóstico no fue el correcto», lamentó Yanick Iseli. Durante tres meses, XO no recibió la medicación adecuada. El veterinario pasó por alto el hecho de que no mejoraba. «Lleva tiempo», dijo. Esto generó dudas a su dueño quien consultó a otro veterinario. El diagnóstico: cirrosis. «No sé de dónde ha salido, desde luego no del exceso de alcohol».
Con la nueva medicación XO se sintió un poco mejor al principio, pero de la noche a la mañana no quería levantarse ni comer. Eso le rompió el corazón a su dueño que tuvo que enfrentarse a los hechos. «Había llegado su hora de partir. Le dije: ‘Tienes que soltarme, ya puedes irte’. Al día siguiente, XO estaba muerto. Tenía 13 años, una buena edad para un perro. Tuvo una buena vida», dice Yanick Iseli, «¿y qué perro puede presumir de haber emigrado alguna vez a Nicaragua?
Perro callejero sin… calle
El vecindario también lamentó la muerte del simpático perro que era XO. Cuando la perra de una familia vecina dio a luz, Yanick Iseli pidió adoptar a uno de los cachorros. No solo buscaba un nuevo compañero, también necesitaba un perro guardián. De hecho, recientemente le habían robado dos gallinas con sus polluelos. Y poco después, una mañana, había encontrado forzada y completamente abierta la puerta de la jaula en la que su lora Elba pasaba la noche, y el ave había volado.
Desde hace un mes, Muñeco (Poupée en francés) vive con su nuevo dueño suizo. «Es un perro callejero, aunque aquí no tengamos calles», comenta divertido. Solo tiene nueve meses, pero ya se ha creado un fuerte vínculo entre ellos. «Es un buen perro guardián, y también muy cariñoso», argumenta un Yanick Iseli feliz de haber encontrado a un nuevo compañero para sus futuras aventuras, que pronto llegarán. . .
Adaptado del francés por Norma Domínguez
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