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Un fabricante chino de vehículos eléctricos pone el ojo en el mercado suizo

Christoph Wiedmer

Los coches eléctricos se consideran clave para la transición energética y China es un gigante en ese mercado. Sin embargo, los minerales esenciales que alimentan las baterías de los vehículos eléctricos tienen consecuencias para los pueblos indígenas y su medio ambiente, advierte Christoph Wiedmer, de la Sociedad para los Pueblos Amenazados.

El principal fabricante chino de vehículos eléctricos acaparó los focos durante la edición 2024 del Salón Internacional del Automóvil de Ginebra. La ausencia de actores occidentales de la industria automovilística este año fue llamativa, ya que sólo cinco marcas se molestaron en acudir a la cita suiza.

La empresa china Build your Dreams (BYD) acaparó la atención de los visitantes con sus hermosas fotos y películas gigantes. La marca encajaba perfectamente con el lema del salón del automóvil: Auto.Future.Now. Sin embargo, hay realidades desconcertantes bajo esa brillante perfección.

El propósito de BYD es evidente. La empresa planea desafiar al actual número uno de los coches eléctricos, Tesla, y a la marca de coches más vendida en Suiza, Volkswagen. Para ello, debe persuadir a los conservadores clientes automovilísticos suizos de que sus productos chinos son al menos tan buenos como las marcas europeas y estadounidenses, o mejores.

La crisis climática ha puesto a BYD en posición de ganar a lo grande, y no sólo en Suiza. De hecho, los coches eléctricos son cuatro veces más eficientes energéticamente que los vehículos comparables con motor de combustión. Sin embargo, también conllevan nuevos riesgos: riesgos medioambientales y para los derechos humanos de los que nadie habla.

La construcción de estos coches devora enormes cantidades de materias primas. Las pesadas baterías utilizadas en los coches consumen mucho níquel, litio, cobre y otras materias primas, a menudo denominadas minerales críticos o de transición. Estos también pueden tener una huella medioambiental negativa.

Los pueblos indígenas (Indigenous People), por su parte, se enfrentan a una nueva oleada de explotación minera. Un estudio de 2023 demostró que más de la mitad de los proyectos de extracción de minerales de transición están ubicados en territorios indígenas o cerca de ellos. Sin embargo, estas comunidades no están siendo incluidas adecuadamente en el proceso de permisos para estos proyectos, debido a la falta de reconocimiento de sus derechos y a que se ven perjudicadas por la presión del tiempo.

Las Naciones Unidas reconocen el derecho de las comunidades indígenas al consentimiento libre, previo e informado (CLPI) en relación con los proyectos que afectan a sus tierras, sus vidas y su cultura. Lamentablemente, este derecho se viola prácticamente en todos los países donde viven pueblos indígenas. A pesar de las obligaciones derivadas de los convenios y declaraciones de la ONU de respetar el CLPI, casi ningún país respeta el derecho de las comunidades indígenas a vetar un proyecto minero.

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Pero no sólo los habitantes de las tierras indígenas se ven afectados por la carrera por los minerales de transición. El gobierno de la República Popular China aspira a una posición de liderazgo en la producción de coches eléctricos y alberga a dos pesos pesados del mercado: el fabricante de baterías CATL y al líder BYD, que recientemente ha superado a Tesla en cantidad de coches eléctricos producidos.

Esto es preocupante por dos razones. En primer lugar, las mayores reservas de litio de China se encuentran bajo la meseta tibetana. Un informe de 2023 muestra la creciente presión para extraer estas materias primas del subsuelo y la falta de inclusión de la población tibetana. En segundo lugar, el procesamiento del litio tiene vínculos con el trabajo forzado de los uigures en la región del Turquestán Oriental (en chino: Xinjiang), donde el Partido Comunista Chino aplica una brutal política de opresión.

La red internacional Lead The Charge, en la que participa la Sociedad para los Pueblos Amenazados, anima a los fabricantes de automóviles a aprovechar la transición a los vehículos eléctricos como una oportunidad para hacer que sus cadenas de suministro sean equitativas, sostenibles y 100% libres de combustibles fósiles.

El 27 de febrero de 2024, Lead The Charge presentó su segunda tabla de clasificación. En ella se analizan los informes disponibles públicamente de 18 de los principales fabricantes de coches eléctricos del mundo, y se evalúan sus esfuerzos por eliminar las emisiones, los daños medioambientales y las violaciones de los derechos humanos de sus cadenas de suministro.

Aunque la tabla de clasificación muestra que varias empresas trabajan para garantizar cadenas de suministro limpias y proteger los derechos humanos, sus esfuerzos siguen siendo insuficientes: Ford, que ocupa el primer puesto en el ámbito de los derechos humanos, sólo cumple el 54 % de los requisitos de la red. En particular, los fabricantes hacen demasiado poco en materia de derechos de los indígenas.

Más de la mitad de los fabricantes de automóviles obtuvieron una puntuación del 0% en este ámbito, e incluso el líder Tesla sólo alcanzó el 26%. Llama la atención la mala clasificación de BYD. Debido a su total falta de transparencia, se queda muy atrás en el ámbito de los derechos humanos: obtuvo un 0% en derechos de los pueblos indígenas y sólo un 5% en derechos humanos más generales.

Los consumidores suizos que compran vehículos eléctricos suelen hacerlo con buenas intenciones y suelen tener una mentalidad ecológica. Suiza es un mercado interesante para los fabricantes de vehículos eléctricos. Uno de cada cinco coches nuevos (20,9%) vendidos en Suiza en 2023 era un vehículo eléctrico de batería. Suiza cuenta con 17.000 puntos de recarga públicos, lo que representa una de las redes más densas del mundo.

Conquistar el mercado suizo de vehículos eléctricos significa contar con un importador de automóviles de renombre en el país alpino. Como era de esperar, Emil Frey, el mayor importador de coches del país por volumen de ventas, decidió este año convertirse en importador de coches BYD, según informan los medios de comunicación suizos. Esta oportunidad podría resultar un arma de doble filo: lo que podría ser bueno para las cifras de ventas de Emil Frey, podría convertirse en un problema ético.

En todo el mundo se exige cada vez más a las empresas que apliquen la diligencia debida en su cadena de suministro. En Suiza, organizaciones sin ánimo de lucro están preparando una nueva iniciativa para una diligencia debida vinculante. Emil Frey podría enfrentarse pronto a la cuestión de si BYD puede soportar una diligencia debida adecuada. Frey hace bien en comprobarlo cuidadosamente antes de arriesgarse a asociarse con BYD y asegurarse de que los sueños no se conviertan en pesadillas para los pueblos indígenas y las poblaciones locales.

Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de SWI swissinfo.ch.

Texto adaptado del inglés por Carla Wolff

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