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WEF 2025: Revolucionar la IA para superar el proteccionismo 

DAVOS
Vista de Davos con el centro de congresos durante la puesta de sol previa a la 55ª reunión anual del Foro Económico Mundial. Keystone / Gian Ehrenzeller

La 55ª edición anual del Foro Económico Mundial (WEF en inglés), que tendrá lugar en Davos entre el 20 y el 24 de enero, busca exaltar las bondades de la colaboración entre naciones en vez del proteccionismo, y promete una revolución de la inteligencia artificial que la haga accesible para toda la humanidad. 

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La reunión celebrada en el resort alpino suizo será anfitriona de un importante número de ‘pesos pesados’ de la política. Algunos de los discursos magistrales previstos estarán a cargo del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el viceprimer ministro chino, Ding Xuexiang; el presidente argentino, Javier Milei; el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa; y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Los temas más candentes de la agenda geopolítica también se verán representados en el programa de trabajo del 2025. El panel titulado «Ucrania: el camino por recorrer» reunirá a la presidenta del Parlamento Europeo y al ministro de Asuntos Exteriores de Polonia. Por su parte, el panel dedicado a «Rusia y su lugar en el mundo en 2025» contempla la participación de personajes como el ministro de Finanzas de Suecia. Oriente Próximo será otro centro de atención a través de un panel de alto nivel que intentará «atenuar la temperatura» de la región dando voz a los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Jordania e Irak. La migración será también un asunto relevante tocado en la mesa “Las fallas de América Latina”, que encabezarán la presidenta del Perú y el presidente de Panamá.

El fundador y rostro más conocido del WEF, Klaus Schwab, conservará la tradición de sostener conversaciones uno a uno, accesibles a la audiencia asistente, con figuras como el jefe del gobierno interino de Bangladesh, Mohammed Yunus, o el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim.

Dos revoluciones en marcha: ecología e inteligencia artificial 

Tras resolverse el suspenso sobre la asistencia a Davos del presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump -solo participará virtualmente-, la reunión del WEF logró centrarse nuevamente en un tema menos trumpiano: la colaboración en la era inteligente.

Mientras Trump impulsa un enfoque cada vez más proteccionista en Estados Unidos, amenazando con aumentar los aranceles a las importaciones y reforzando una política de nacionalismo económico que ha llamado “América primero”, los organizadores del WEF apuestan por avanzar en el sentido opuesto. En su sitio web, el WEF advierte que la profundización de las divisiones sociales, unida a un giro global hacia el proteccionismo, son grandes obstáculos del comercio y la inversión. Por ello, el WEF confía en poder concienciar a la comunidad de líderes mundiales de que el objetivo común debe ser ayudar a las naciones en transición a sumarse a una economía digital y sostenible que será el antídoto para contrarrestar los efectos de la competencia de las grandes potencias mundiales.

«La capacidad que tengan las economías para beneficiarse del comercio digital y del comercio de tecnologías verdes será vital para una convergencia de ingresos impulsada por el comercio que realizan entre sí las economías en desarrollo y desarrolladas», afirman las perspectivas comerciales más recientes de la Organización Mundial del Comercio (OMC), fechadas en octubre de 2024. Las previsiones advierten que «la cooperación multilateral sigue siendo clave para construir un sistema de comercio mundial inclusivo que abone a la transformación hacia una economía internacional digital y sostenible».

¿Cómo se producirá la transición global hacia una economía digital y sostenible?, es el cuestionamiento que pone sobre la mesa el WEF. Un análisis realizado por SWI swissinfo.ch del programa del WEF de este año identifica algunas áreas clave que sintetizan la «Colaboración para la era inteligente».

De acuerdo con el WEF, el déficit global de infraestructuras alcanzará los 15 billones de dólares (13,6 billones de francos suizos) en 2040. Así que las naciones deberán decidir qué inversiones físicas, digitales e institucionales deben priorizar para facilitar la transformación digital y otorgar servicios públicos a gran escala.

La infraestructura podría considerar hardware con centros de datos de inteligencia artificial y redes de energía inteligentes, pero también sistemas digitales de pago y para la identificación de personas. Para instrumentarla con éxito, los gobiernos y las empresas deben trabajar conjuntamente en la construcción de un ecosistema digital que beneficie a todas las comunidades ciudadanas. Los gobiernos deberán comprometerse a facilitar a la gente datos públicos abiertos a través de un catálogo central, mientras las empresas aceptan apegarse a las salvaguardias universales, así como a un desarrollo responsable de los modelos de IA.

Un ejemplo de cooperación privada y pública es la X-Road Enlace externode Estonia, que permite el intercambio de datos seguro (envío y recepción) entre los sectores público y privado. Actualmente, es la columna vertebral de e-Estonia y se calcula que está ahorrando a la población estonia 1.345 años de tiempo de trabajo al año.

Una revolución digital realmente inclusiva también requeriría compartir datos más allá de las fronteras para maximizar el alcance. Los avances en el descubrimiento de fármacos, los vehículos que se conducen de forma autónoma y las finanzas requieren este tipo de intercambio de datos para lograr los mejores resultados. Pero ¿cómo facilitar el intercambio de datos para maximizar los beneficios para todas las personas?

GAIA-XEnlace externo, una nube descentralizada en la que están participando diversos países, industrias y organizaciones europeas para mejorar el intercambio seguro de datos y el desarrollo de la IA, es un buen ejemplo. Permite a las empresas emergentes y a las instituciones públicas de toda Europa acceder a grandes bases de datos, siempre que respeten un apego estricto al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Por ejemplo, las grabaciones de vídeo de cirugías pueden utilizarse para entrenar a la IA en la detección de riesgos durante las operaciones.

La reunión del WEF, celebrada bajo el lema “Colaboración para la era inteligente”, recibirá este año delegaciones de alto nivel de España, Argentina, Perú y Panamá. La misión común de estas naciones es destacar sus avances y desafíos, mientras pondrán el acento en las oportunidades que ofrecen a la comunidad inversora.

España será representada por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, quien sostendrá tres encuentros el 22 de enero. Tendrá una charla pública con Mirek Dusek, director general del WEF, en la que destacará el potencial económico español y la reciente creación de un Comité de Inversiones Estratégicas que impulsará a las empresas.

Sánchez participará además en las mesas redondas “Salud y prosperidad a la través de la prevención”, junto con el director de Novartis, Vas Narasimhan, y “El estado climático y la naturaleza”, en donde intercambiará ideas con Al Gore, exvicepresidente estadounidense y ambientalista, y con Katherine Gao, directora de Trina Solar.

El sector empresarial español estará representado en el foro suizo por Ana Botín, presidenta del Banco Santander; Carlos Torres, presidente de BBVA; y José María Álvarez, presidente de Telefónica, entre otras personas.

América Latina también se hará presente. El presidente de Argentina, Javier Milei, ofrecerá el jueves un discurso ante la audiencia de Davos en el que hablará sobre la política económica de su país y sus avances. Se reunirá también con representantes de empresas como Coca Cola.

Adicionalmente, la región pondrá el dedo en la llaga abordando temas sensibles para los países latinoamericanos. El panel “Las fallas de América Latina” debatirá sobre la transformación y polarización política de algunos países de la región, y sobre sus necesidades en materia de migración y seguridad. Un encuentro en el que participarán José Raúl Mulino Quintero, presidente de Panamá; Dina Ercilia Boluarte, presidenta del Perú, e Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La tecnología al servicio de las personas y del planeta

La colaboración más allá de las fronteras puede extender los beneficios de la revolución digital a las poblaciones que más lo necesitan. Más de 4.500 millones de personas carecen de servicios esenciales de salud. La IA y los ecosistemas de datos pueden ser herramientas que ayuden a reducir las disparidades globales al mejorar la accesibilidad y la eficiencia. Por ejemplo, en el tratamiento del cáncer, las tecnologías relacionadas con la IA, la telemedicina y las plataformas digitales dedicadas a la salud pueden mejorar el diagnóstico del padecimiento, facilitar el acceso a tratamientos y reducir el coste de los medicamentos. Otra área en la que la tecnología puede ser una aliada es la distribución de vacunas. Aproximadamente una de cada 10 personas no recibe las vacunas mínimas necesarias. La tecnología aplicada en las cadenas de suministro industriales puede ayudar a trazar mejores rutas de transporte que consigan entregas más puntuales y una mejor gestión de la cadena de frío, asegurando así la eficacia de las vacunas.

El medio ambiente también puede ganar con una transformación digital global. El WEF afirma que el crecimiento económico global exigirá el consumo de un 60% más recursos de aquí al 2060. El uso de la tecnología y la innovación para lograr una eficiencia rentable de los recursos y para avanzar hacia una economía circular son temas vitales de la actual edición del WEF. Por ejemplo, la IA puede usarse para estimar con precisión la cantidad de materia prima necesaria para cierto tipo de producción, lo que ayuda a una fabricación más eficiente.

Otro campo emergente de la circularidad es la bioeconomía, un mercado que se estima que alcanzará un valor de 30 billones de dólares en el 2030. La bioeconomía implica el uso de materiales biológicos renovables, como cultivos agrícolas, productos forestales y algunos recursos marinos para producir alimentos, materiales y energía. Algunos bienes generados por la bioeconomía son los biocombustibles, los bioplásticos, los bioproductos químicos y los productos farmacéuticos.

Proteccionismo y nacionalismo, dos temibles barreras

Para aprovechar los beneficios acumulados de las tecnologías y servicios digitales es indispensable compartir datos. Un tema que genera problemas entra las economías que compiten o que desconfían entre sí.

«Muchos países están cada vez más preocupados con respecto al lugar en el que residen los datos y quiénes tienen acceso a ellos. Posiblemente consideren los datos como un activo nacional fundamental, lo que los lleva a esforzarse por regular y controlar el flujo transfronterizo», dice Ning WangEnlace externo, especialista en ética y politóloga de la Iniciativa Sociedad Digital de la Universidad de Zúrich.

De acuerdo con la experta, cuando se comparten datos sensibles, como historiales médicos o de teledetección de vehículos autónomos, la homologación de leyes de protección de datos y de marcos regulatorios puede ser difícil. El intercambio transfronterizo de datos puede implicar problemas críticos de ética y gobernanza en materia de seguridad y privacidad de la información ya que cada país tiene sus propias normas y alcances.

El desarrollo de normas y acuerdos internacionales sobre el intercambio de datos podría proporcionar un marco a todas las naciones que colaboren, al tiempo que atendería las inquietudes en materia de soberanía. En opinión de Wang, instituciones internacionales como las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), o asociaciones profesionales como el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, podrían desempeñar un papel clave en el establecimiento de estas normas.

«En este proceso, es importante hacer hincapié en que los beneficios mutuos del intercambio de datos pueden ayudar a superar el nacionalismo económico. Por ejemplo, el que varios países compartan datos podría generar conjuntos de datos más completos para las aplicaciones de IA, lo que beneficiaría a todos los implicados», afirma Wang.

Avances tecnológicos, como las técnicas de cifrado de protección datos, pero que permitan el intercambio transfronterizo, también podrían ayudar a aliviar algunas de las preocupaciones sobre la seguridad y la soberanía de los datos. Y los gobiernos pueden ser también un catalizador para la innovación a través de políticas que promuevan prácticas responsables de intercambio de datos, al tiempo que protegen los intereses nacionales.

«Esto implicaría, por ejemplo, otorgar incentivos a empresas que compartan datos no sensibles, o el establecimiento de fideicomisos de datos gestionados por organismos internacionales para el bien común», dice Wang.

Texto revisado por Balz Rigendinger/gw. Adaptado del inglés por Andrea Ornelas / CW. Caja adicional informativa ‘España y Latinoamérica buscarán inversiones en Davos’ por Andrea Ornelas.

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