Obispo nicaragüense tilda de «secuestro» situación del prelado en Nicaragua
Managua, 12 ago (EFE).- El obispo auxiliar de la Archidiócesis de Managua, Silvio Báez, calificó este viernes de «secuestro» la situación que vive el también obispo Rolando Álvarez, a quien la Policía Nacional acusa de intentar «organizar grupos violentos» y lo mantiene retenido en un Palacio Episcopal desde hace nueve días.
«Condeno el secuestro de mi hermano Mons. Rolando Álvarez de parte de la dictadura de Nicaragua», en alusión al Gobierno del presidente Daniel Ortega, escribió en su cuenta de Twitter el obispo Báez, quien se encuentra fuera del país desde hace 40 meses por decisión del papa Francisco por motivos de seguridad.
Álvarez, de 55 años, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, se encuentra confinado junto a cinco sacerdotes, tres seminaristas y dos laicos, en el Palacio Episcopal provincial desde el jueves de la semana pasada, sitiado por fuerzas especiales policiales.
El obispo, un crítico de Ortega, fue acusado el viernes pasado por la Policía Nacional de intentar «organizar grupos violentos», supuestamente «con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales».
La acusación se dio un día después de que la policía impidiese al religioso oficiar una misa con los feligreses en una parroquia.
Báez, uno de los mayores críticos del Gobierno de Ortega, sufrió amenazas de muerte y agresiones físicas de parte de simpatizantes del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el marco de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril de 2018.
ROCES EN RELACIÓN ESTADO-IGLESIA
El Gobierno sandinista ha llevado a cabo una serie de acciones contra la Iglesia católica nicaragüense, que incluye la prohibición a la Arquidiócesis de Managua de la procesión con la imagen peregrina de la virgen de Fátima.
También la expulsión de un grupo de misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta, el cierre de ocho radioemisoras católicas, la exclusión de la programación de la televisión por suscripción de tres canales católicos y el ingreso a la fuerza y allanamiento a una parroquia.
El presidente Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.
La situación en Nicaragua ha empeorado tras las controvertidas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,5 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional. EFE
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