ONU: Reducir el embarazo adolescente en Latinoamérica, una buena política económica
Giovanna Ferullo M.
Ciudad de Panamá, 10 mar (EFE).- Para América Latina y el Caribe, que ostenta la segunda mayor tasa de fecundidad adolescente del mundo, resulta una buena política económica reducir el embarazo precoz, un fenómeno que, según un informe difundido este lunes, cuesta cada año a la región 15.300 millones de dólares, afirmó a EFE la directora para la región del Fondo de Población de la ONU (UNFPA), Susana Sottoli.
Ese documento, titulado ‘El precio de la desigualdad: Las consecuencias socioeconómicas del embarazo en adolescentes y la maternidad temprana en América Latina y el Caribe’, consolida resultados de estudios que UNFPA realizó entre 2019 y 2024 en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Surinam.
«El mensaje principal de este informe es que calculamos el precio del embarazo adolescente para las adolescentes y sus familias, así como para los Estados (…) Queremos que realmente se visibilice que este tema puede convertirse en una oportunidad si se reduce», destaca Sottoli en una entrevista con EFE.
Esos 15.300 millones de dólares evidencian el costo del embarazo en adolescentes en 15 países de la región, calculado en las dimensiones de educación, participación laboral, ingresos, gastos en salud y las pérdidas fiscales. Las tres primeras están centradas en el impacto sobre las madres jóvenes y las dos últimas sobre el Estado.
El Estado paga un costo considerable por el embarazo en adolescentes, que es un obstáculo para el desarrollo socioeconómico, pero la gran mayoría de la carga financiera, «un alarmante 88,2 %», la llevan las adolescentes de 10 a 19 años.
Sottoli enfatiza en que «esos 15.300 millones de dólares perdidos año a año, que en términos del Producto Interno Bruto (PIB) de los países analizados puede representar desde 0,25 % hasta incluso 3,5 %, dicen que reducir el embarazo adolescente representa una política económica sólida, de inversión redituable».
«Es un asunto de desarrollo, de bienestar y de igualdad. Cada dólar invertido en reducir el embarazo adolescente tiene un retorno a la inversión de aproximadamente 40 dólares», añade.
No hay que inventar la rueda para abatir el fenómeno
Sottoli recalca que «es inaceptable» que América Latina y el Caribe» exhiba «la mayor tasa de fecundidad adolescente del mundo, solo por detrás de África subsahariana», cuando «tiene países de ingresos medios y medios altos».
Se está ante una situación que, «más que de escasez de recursos para abordar el tema, es de una desigualdad (…) que se va reproduciendo», porque las adolescentes «que ven truncada su vida por una maternidad o un embarazo temprano son aquellas de comunidades afrodescendientes, indígenas, de comunidades remotas y con menores ingresos».
«Sabemos muy bien (en el UNFPA) y los gobiernos saben qué hay que hacer. Es un conjunto de medidas, no se inventa la rueda, pero por supuesto hay prioridades que compiten», y es ahí donde hay que ingeniárselas «para poder invertir en que todos los partos sean deseados y seguros», agrega.
Entre las estrategias que recomienda el UNFPA para combatir el embarazo adolescente están garantizar el acceso informado a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, y crear leyes que prohíban el matrimonio infantil y las uniones tempranas.
Hay países en la región «que han logrado una reducción notable, del 40 % – 50 % (del embarazo adolescente) en lapsos de 3 a 4 años, porque han diseñado una estrategia que contiene elementos de sistemas de salud apropiados» para esta población, revela Sottoli.
«La buena noticia es que se ha venido reduciendo la tasa (de fecundidad) en adolescentes, pero no al ritmo necesario para realmente acabar con este fenómeno. Lo que está pasando en muchos casos es que simplemente no está este tema en el tope de las prioridades de política o de inversión», afirma.
‘Desideologizar’ el embarazo adolescente
La funcionaria habla de la tarea del UNFPA de «desideologizar, despolarizar» temas como el embarazo adolescente, la violencia contra las mujeres y las niñas, y la mortalidad materna, que son «asuntos inaceptables pero también, probablemente, no comprendidos del todo».
Aún en tiempos «difíciles» como el actual, «tanto en términos de financiamiento como ideológicos, estamos convencidos que nuestro mandato está al centro del bienestar y el desarrollo de los países, y no nos cansamos en generar este tipo de evidencia», como el informe presentado este lunes.
Al fin y al cabo, afirma Sottoli, se trata de «temas que debieran concitar el esfuerzo colectivo, porque, ¿quién quiere que muera una mujer en un parto? ¿Quién quiere que una chica de 10, 15, 14 años se quede embarazada, en muchos casos por una violación, en otros casos por desinformación, en otros casos por presión social?».
«Existe mucha desinformación y controversia acerca de términos como género, equidad de género, salud sexual y reproductiva. Nosotros, independientemente de las culturas ideológicas, creemos que invertir en las mujeres, en las niñas, proteger sus vidas, sus cuerpos, sus decisiones, es una buena política económica, es una buena política de desarrollo. Entonces, dejemos de lado las ideologías y centrémonos en cómo crear más riqueza y más oportunidades», concluye Sottoli. EFE
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