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Parlamentario, cada vez más un oficio a tiempo completo

El Parlamento suizo cuenta con cada vez más políticos de profesión. Keystone

Integrado tradicionalmente por milicias, el Parlamento suizo se transforma paulatinamente. Una reducida minoría es la que aún ejerce su mandato como actividad meramente accesoria. Pero un mayor profesionalismo no significa más poder: el pueblo sigue teniendo la última palabra.

El mandato parlamentario en Suiza fue concebido como una actividad a tiempo parcial, añadida a la actividad profesional. Esa característica parece plenamente cumplida cuando observamos el funcionamiento del Parlamento. Sin embargo, esta peculiaridad del sistema helvético tiende a desaparecer.

Los parlamentarios de milicia – es decir quienes en la actualidad consagran todavía menos de un tercio de su labor principal a la actividad política-, constituyen la excepción. Según un estudio publicado en mayo de 2010, esos milicianos de la política han desaparecido totalmente de la cámara alta y apenas representan el 13,4% de los miembros de la cámara baja.

De acuerdo con la encuesta de Sarah Bütikofer, investigadora científica de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, y Simon Hug, catedrático en la Universidad de Ginebra, surge la impresión de que la mayoría (57,6%) de los miembros de la cámara alta son profesionales y el resto semiprofesionales. En cambio, la mayoría (58,3%) de diputados en la cámara baja son semiprofesionales y un poco más de la cuarta parte (28,4%), profesionales.

La media de actividad consagrada por cada miembro de la cámara alta al mandato político supera el 67%; en la cámara baja se sitúa en 57%. El aumento de tiempo dedicado al mandato parlamentario repercute asimismo en las profesiones representadas en el Parlamento, porque muy pocas de  ellas permiten reducir el tiempo de trabajo en tales proporciones.

De acuerdo con el estudio, los autónomos son los que actualmente constituyen la categoría profesional más representada en el Senado (57% del total) y en el Consejo Nacional (37%). En la década de 1970, esos índices medios eran del 23 y 21%, respectivamente. Los autores del estudio recalcan de paso la diferencia con respecto a la población activa suiza, en la que los autónomos s representan selo el 13%.

Sarah Bütikofer y Simon Hug señalan además que las transformaciones más profundas se han registrado en la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora) y en el Partido Socialista. Solo una quinta parte de los parlamentarios de la UDC son hoy en día agricultores o representantes de organizaciones agrícolas, frente a un tercio de antaño.

El actual grupo UDC en el Ejecutivo federal está compuesto esencialmente de directivos de empresas, empresarios y autónomos. Y el grupo socialista tampoco cuenta en sus a obreros o empleados como era el caso en los años 1970.

Más temas y mayor complejidad

Diversos factores explican esta evolución: el aumento de las dietas parlamentarias que ahora equivalen al salario medio anual de actividades profesionales cualificadas y, por ende, permiten vivir sin otros ingresos; la complejidad creciente de los temas tratados y el aumento continuo de la carga de trabajo.

Los mismos diputados contribuyen a incrementar el volumen de trabajo. Además de la multiplicación de interpelaciones, postulados y mociones, en los últimos años se ha elevado el número de iniciativas parlamentarias e iniciativas de comisiones; es decir de verdaderos proyectos de leyes elaborados directamente por el Parlamento.

El legislador debe contar con el pueblo

El Parlamento suizo tiende, en consecuencia, a ejercer con intensidad su papel de poder legislador. Pero eso no significa que pueda dictar leyes como quisiera. La soberanía descansa finalmente en el pueblo y en los cantones que pueden intervenir directamente en el proceso legislativo mediante los instrumentos de la democracia directa (iniciativa y referéndum).

Cualquier ley adoptada por el Parlamento puede ser objetada por medio del referéndum. Se requieren las firmas de 50.000 ciudadanos o el apoyo de ocho cantones para que el texto de ley sea sometido a votación popular.

Además, hay decisiones parlamentarias que deben ser imperiosamente sometidas al veredicto de las urnas, como la adhesión de Suiza a organizaciones supranacionales (por ejemplo a la Unión Europea) o a organizaciones de defensa (por ejemplo a la OTAN), así como cualquier proyecto que plantee una enmienda en la Constitución federal. En todos esos casos es necesaria la aprobación de una mayoría del pueblo y de los cantones.

Iniciativas

El pueblo puede proponer directamente modificaciones en la Constitución federal mediante las iniciativas populares. Para que éstas sean válidas, los promotores deben obtener las firmas de 100.000 ciudadanos en un plazo de 18 meses.

Los cantones también pueden proponer proyectos de ley o exigir al Parlamento la elaboración de una ley empleando las iniciativas cantonales: un instrumento político que los cantones utilizan en los últimos años con más frecuencia que en el pasado.

El Parlamento suizo está compuesto de dos cámaras que en conjunto constituyen la Asamblea Federal.

El Consejo Nacional (cámara baja) representa al pueblo suizo. Cuenta con 200 escaños repartidos entre los cantones según la proporción demográfica de cada uno.

El Consejo de los Estados (cámara alta) representa a los cantones y cuenta con 46 escaños. Cada cantón tiene derecho a dos escaños, los semicantones a uno, sin influencia del tamaño de su población.

Las dos cámaras tienen los mismos poderes. Un proyecto de ley necesita el aval de ambas  para ser aprobado.

Las dos cámaras sesionan juntas en el marco de la Asamblea Federal que se reúne principalmente para elegir (ministros, procurador de la Confederación, general del Ejército en tiempos de guerra, etc.), pero también para decidir sobre las solicitudes de estado de gracia o resolver problemas de competencias entre autoridades superiores.

El Parlamento se subdivide en grupos integrados por representantes del mismo partido o de partidos que comparten la misma orientación política.

Para constituir un grupo hace falta contar con al menos cinco parlamentarios. A las reuniones de una comisión en la cámara baja pueden asistir únicamente los integrantes de un grupo.

Las comisiones realizan los trabajos preparatorios para los debates y formulan recomendaciones de voto en las cámaras. Si hay puntos de vista divergentes, las comisiones comunican tanto la opinión de la mayoría como de la minoría de sus miembros.

Las reuniones de las comisiones no son públicas y se llevan a cabo en los interines de las sesiones parlamentarias. Las comisiones se reúnen entre tres a cuatro días por trimestre.

El Parlamento se reúne durante cuatro sesiones. Cada una de ellas dura tres semanas. Si la actualidad lo exige, también puede reunirse en el marco de sesiones extraordinarias. Los debates del Parlamento son públicos.

(Traducción: Juan Espinoza)

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