Paulina Flores: “La gente de mi edad llevamos protestando desde los 15 años”
Madrid, 18 sep (EFE).- «La gente de mi edad llevamos protestando desde los 15 años hasta hoy día», asegura en una entrevista con EFE la chilena Paulina Flores (Santiago, 1988), una de las jóvenes escritoras con más proyección actual en el mundo literario hispano que, a pesar de residir actualmente en España, guarda un compromiso político y moral con los problemas sociales de su país
Flores, que acaba de publicar su primera novela, «Isla Decepción» (Editorial Seix Barral), tras cosechar un éxito rotundo con su primer libro, «Qué vergüenza», por el que recibió varios premios, entre ellos el Roberto Bolaño, se identifica con la clase obrera chilena y con el feminismo global.
La escritora cree que el estallido social en su país ocurrió, entre otros motivos, por falta de diálogo político, pero también porque «entre la gente de a pie dejaron de hablarse».
Ahora afronta con ilusión el proceso constituyente en Chile, en marcha desde el pasado mayo: «yo soy escritora, y es un proceso muy bonito ver a 220 personas tan distintas ponerse de acuerdo en qué adjetivos o sustantivos poner”.
Flores afirma que el estallido social fue la revelación de que el modelo neoliberal chileno no es sostenible. “Si la gente está tan cansada después de trabajar tantas horas para ganar tan poco, al final se genera un círculo de mala onda y de violencia. Ese sistema genera dolor».
También compara los problemas sociales en su país y lo que ve aquí en España, ya que reside desde hace ocho meses en Barcelona, donde cursa un máster. «Aquí hay una base, una socialdemocracia. Es Europa. En Chile todavía se puede ver a niños pidiendo en la calle”.
Sin embargo, cree que tras el proceso constituyente su país pasa por una época de esperanza y de felicidad, y vive con emoción «que haya una presidenta de la asamblea mujer, mapuche y lingüista”, algo que considera insólito en el país sudamericano.
En Chile “había mucha injusticia social, y aquel estallido fue un alivio”, dice.
FEMINISMO GLOBAL
Para Flores es incomprensible que las mujeres no copen amplios espacios de poder en su país. Afirma que allí hay un largo recorrido para el feminismo, a pesar de que cree que costó demasiado conseguir algunos logros en materia de igualdad de género.
«Para que la constituyente fuera paritaria hicieron falta cuatro intentos”, recuerda.
Lamenta que el aborto legal libre no tenga visos de ser autorizado, pero se muestra optimista en que las cosas cambien también en ese sentido en Chile: «recuerdo ir a Valparaíso a una de esas votaciones, en un carro con mujeres que no conocía, y cuando volvió a salir el no en la votación no daba crédito a que se les negara la voz a aquellas mujeres trabajadoras».
Flores siente «mucha admiración» por las feministas en España. «Son fenómenos que se retroalimentan. También en Chile se inspiran con el feminismo en Argentina, es como una marea que se va compartiendo”.
La escritora chilena se siente a gusto utilizando palabras como «nosotres», propias de lenguaje inclusivo, aunque cree que el lenguaje en general siempre está en constante cambio «y no es un código de barras». «Antes no había conciencia sobre cómo se usaban las palabas», dice.
NUEVAS FORMAS DE AMAR
El diálogo con la joven escritora abarca también de las nuevas formas de amarse y habla sin tapujos del «poliamor».
«La monogamia era como una enfermedad, como tener los días contados», por lo que el descubrimiento de las relaciones abiertas fue casi «una salvación», reconoce.
Y va más lejos aún, ya que en su opinión «hay un sistema de dominación masculino» en las relaciones románticas tradicionales, y cree que abrirse a nuevas formas de amarse “también tiene mucho de feminismo”. EFE
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