«Perruqueo»: un nuevo argot político irrumpe en la campaña electoral de Perú
Lima, 26 may (EFE).- En la recta final de la polarizada campaña electoral, Perú sumó un nuevo término en su ya extensa lista de jerga política: el «perruqueo», a saber: la relación arbitraria con el terrorismo y la discriminación de perros de dueños que simpatizan con ideas percibidas como radicales por sectores de derecha.
El nuevo sustantivo, que resulta de la simbiosis de «perro» y «terruqueo», brotó la víspera y se viralizó este miércoles en el fragor de las redes sociales, luego de que corriera como la pólvora el anuncio de un hotel para perros que indicaba que no hospedaría a mascotas de «familias comunistas».
«No recibimos perros de familias comunistas. Amamos los animales y por experiencia sabemos que en Venezuela, por hambre, han tenido que comerse a sus mascotas», publicó en Facebook Camila Lucioni Struque, dueña de la empresa de hospedaje canino Perrotel Boutique.
El mensaje se difundió en uno de los momentos más álgidos de la campaña electoral en Perú, a menos de dos semanas del duelo que definirá el próximo presidente del país, entre la candidata derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo.
En ese polarizado contexto electoral, bastaron horas para incendiar de indignación a un gran número de internautas, quienes acuñaron el término «perruqueo» y convirtieron en tendencia en Twitter la etiqueta #NoAlPerruqueo.
Para mostrar su rechazo a la decisión de la empresaria, miles de usuarios, dotados de una cierta dosis de humor e ironía, llenaron las redes de memes y fotografías de cachorros y mascotas, muchas de ellas acompañadas de símbolos comunistas: con ropas rojas, sombreros de Che Guevara o emblemas de la hoz y el martillo.
CAMPAÑA HIPER POLARIZADA
De la noche al día, el «perruqueo» pasó a definir la acción de excluir a perros de dueños que de manera indiscriminada se vinculan al terrorismo por simpatizar con ideas que pueden ser percibidas como radicales por los sectores más conservadores.
Así, el nuevo término de puro cuño peruano entró a formar parte del abrumador catálogo de jerga política que el país reluce con ímpetu a las puertas de unos comicios muy polarizados, teñidos de un aire de plebiscito entre dos corrientes radicalmente opuestas, el antifujimorismo y el anticomunismo.
Siguiendo la lógica del argot político en Perú, del «perruqueo» surgirían el verbo «perruquear» y el adjetivo «perruco», potenciales términos a ser utilizados por adeptos del fujimorismo que relacionarían con el terrorismo a perros de familias izquierdistas.
DE «TERRUCO»
El apelativo «perruco» deriva de otro que corona la lista de los más reputados: «terruco», la abreviatura despectiva de «terrorista» utilizada para desacreditar a la izquierda y vincularla con el terrorismo de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
El vínculo entre ambos términos se manifiesta de forma evidente en el mensaje ya eliminado de la empresaria Lucioni Struque, convertido ahora en el ejemplo paradigmático del «perruqueo».
La dueña del hotel y guardería canina justificó el polémico comunicado de la siguiente manera: «Entre un comunista rojo izquierdista (por no decir terroristas) y yo no tendremos nunca nada en común».
«Si no quiero clientes comunistas para mi negocio, menos me importa quedarme con diez gatos de amigos pensantes», concluyó.
Según avanzaron algunos medios locales, la empresaria es hermana de Guido Lucioni Struque, quien desde Chile fue relacionista público del exmandatario Alberto Fujimori (1990-2000), el padre de Keiko que cumple 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y corrupción. EFE
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