PISA: escasos avances de los alumnos suizos
En comparación internacional, los alumnos suizos progresaron desde el último estudio PISA, pero los expertos en educación se abstienen de todo triunfalismo. Los resultados son vistos con cautela.
Piensan que las mejoras registradas probablemente se deben en gran parte a las reformas emprendidas después de PISA 2000.
Buen progreso en matemáticas y en ciencias, progreso modesto en lectura, donde los jóvenes suiza figuran no obstante por debajo de la media internacional. En dos palabras, ese es resultado de PISA 2003, un estudio que mide el nivel de la educación a nivel internacional y publicado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París.
En 2001, la publicación de los mediocrees resultados obtenidos por los alumnos helvéticos en el estudio PISA 2000 había provocado un debate a escala nacional. En particular, los bajos resultados en lectura habían golpeado la opinión.
Algunos habían señalado con el dedo acusador el uso del dialecto suizo alemán en la escuela primaria, mientras que otros responsabilizaban del problema la elevada proporción de alumnos extranjeros en las escuelas helvéticas.
Diez años de reformas
Para Anton Strittmatter, de la Asociación de los Profesores suizos, los progresos registrados probablemente se explican por las reformas escolares emprendidas en los diez últimos años.
Porque no es en tres años que se puede llegar a cambios espectaculares.
Con 527 puntos en matemáticas y 513 en ciencias, los jóvenes suizos están por encima de la media de los países participantes, que es de 500 puntos.
Obtienen además 521 puntos en la prueba de resolución de problemas (una novedad de PISA 2003). En lectura en cambio, quedan justo por debajo de la media, con 499 puntos.
Jürgen Oelkers, profesor de pedagogía en la Universidad de Zúrich, ve en el buen nivel alcanzado en matemáticas el resultado de los nuevos métodos introducidos en los tres últimos años de la escuela secundaria.
«La enseñanza está más orientada hacia los alumnos y los problemas propuestos están más focalizados en la vida diaria», destaca el pedagogo. No obstante, la prueba PISA obliga precisamente a los jóvenes a inventar estrategias prácticas para resolver problemas concretos.
Trabajar para la prueba
Pero Jürgen Oelkers también hace ver que los profesores tomaron el estudio PISA 2003 mucho más en serio de que lo hicieron para PISA 2000. es decir habrían preparado mejor a sus alumnos.
La explicación no deja de inquietar a ciertos expertos. Que temen ver las escuelas más interesadas por los resultados de sus alumnos en tal prueba que por la necesidad de elevar por todas partes el nivel de la educación.
De esta forma, Anton Strittmatter, que no quiere » enseñar para la prueba «, considera que los resultados 2003 deben de nuevo suscitar el debate. A su juicio, la escuela debe admitir que tiene todavía muchas cosas que debe mejorar.
Gianni Ghisla, cofundador de la revista de idiomas Babylonia, apunta en la misa dirección. En su opinión, » mejorar la clasificación no quiere decir automáticamente mejorar el nivel de conocimientos de los alumnos «.
Siempre la lectura
Con respecto a la lectura, Jürgen Oelkers considera que todavía queda mucho hacer.
«Observamos queen la actualidad mejorar las habilidades de los alumnos en este campo es más difícil de lo que pensábamos «, admite el profesor.
«Debemos hacer un esfuerzo para integrar mejor a los alumnos desfavorecidos, y especialmente para ensañar a leer a los jóvenes», añade Anton Strittmatter.
Una preocupación que comparte Jürgen Oelkers. Para él, en particular la escuela debe apoyar a los alumnos que provienen de familias donde el nivel educativo es bajo y ocuparse desde muy temprano y muy seriamente por su aprendizaje de la lectura.
La inmensa mayoría de las escuelas primarias ya están introduciendo programas con este fin, y el pedagogo no duda que esto «debería tener efecto en los resultados del próximo informe PISA».
swissinfo, Katalin Fekete
(Traducción: Alberto Dufey)
25.000 alumnos suizos de 15 años, de grados secundarios I y II y de escuelas profesionales, pasaron la prueba PISA 2003.
Las escuelas son escogidas al azar y los alumnos son sorteados.
El estudio PISA somete a un test las habilidades de los alumnos en matemáticas, en ciencias naturales y en lectura.
Para la edición 2003, se agregó una prueba de resolución de problemas concretos. Esto va de la gestión de una biblioteca al descifrado del modo de empleo de un congelador, pasando por la organización de una salida al cine entre amigos.
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