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Policía y cierre de redes sociales previenen violencia contra sudaneses en Sudán del Sur

Atem Simón Mabior

Yuba, 24 ene (EFE).- El despliegue policial y militar y medidas como la prohibición de redes sociales para prevenir la difusión de mensajes violentos parecen haber detenido la ola de agresiones contra sudaneses en Sudán del Sur que en los últimos días dejó asesinatos, robos y saqueos contra esta comunidad.

Al menos 16 sudaneses, en su mayoría comerciantes, fueron asesinados y decenas de negocios que pertenecen a nacionales de Sudán fueron saqueados y vandalizados desde el pasado 15 de enero a manos de turbas enojadas, que respondieron así a la difusión de imágenes e informaciones sobre «atrocidades» cometidas sobre la población sursudanesa a manos del Ejército sudanés en la ciudad de Wad Madani, en el estado sudanés de Al Yazira.

Estas imágenes, muy crudas, mostraban a supuestos soldados sudaneses cometiendo crímenes contra sursudaneses en dicha ciudad, que conquistaron al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) a principios de mes, en el contexto de la guerra que mantienen ambos actores armados en el país árabe desde 2022.

Los disturbios contra los comerciantes sudaneses llevaron al presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, a pedir «calma» en un comunicado televisado, si bien denunció los hechos de Wad Madani como «actos atroces inaceptables» y llamó a una investigación.

El líder del Ejército sudanés, Abdelfatah al Burhan, creó un comité para investigar estos hechos y las denuncias de ejecuciones extrajudiciales.

Las palabras de Kiir vinieron acompañadas de un despliegue policial en los mercados donde trabajan sudaneses, dónde según dijo a EFE el portavoz de la policía John Kasara, «no se han registrado nuevos casos de muerte» entre estas personas desde que el miércoles pasado comenzaran a regresar a sus zonas residenciales y negocios.

«La situación es completamente estable. No hemos presenciado nuevos actos de violencia contra los sudaneses en Yuba y el resto de los estados», dijo el portavoz, quien añadió que se han detenido a 600 personas sospechosas de estar involucradas en la violencia.

Refugio en cuarteles y cierre de redes

En este contexto, el Gobierno sursudanés ordenó también el pasado miércoles bloquear el acceso a algunas redes sociales, como TikTok y Facebook, por un periodo de hasta 90 días para frenar la difusión de imágenes de las atrocidades cometidas en Wad Madani, ya que éstas han causado «angustia pública» y representan «una amenaza para la seguridad nacional y la salud mental».

De momento, estas aplicaciones siguen sin funcionar, si bien las autoridades indicaron que las restricciones podrían levantarse antes si se considera que la situación está bajo control.

Los sudaneses ya comenzaron a salir también de los cuarteles de la policía y el Ejército en Yuba dónde se habían refugiado, tras recibir garantías oficiales de que la situación se ha normalizado.

Ahora, según dijo Kasara, «la policía está llevando a cabo una campaña de inspección para recuperar los bienes saqueados de las tiendas y devolverlos a sus propietarios».

Regreso al trabajo

El secretario general de la comunidad sudanesa en Yuba, Husam al Din Ibrahim, dijo a EFE que la mayoría de los sudaneses que trabajan en los mercados y otros negocios regresaron a trabajar ya a inicios de semana.

«La situación está en completa calma y la vida está empezando a volver poco a poco, y la mayoría de los sudaneses que habían abandonado sus comercios y casas por miedo a sus vidas han empezado a regresar a sus barrios residenciales. De momento, no hay razón para preocuparse, lo que pasó fue una nube pasajera», añadió.

El tono y las formas de trato ante este incidente contrastan con la historia reciente de ambos países, ya que Sudán del Sur se escindió de Sudán en 2011, tras largos años de guerra civil y violencia intracomunitaria y sectaria, que no han impedido sin embargo que los lazos entre ambos países sean profundos.

A grandes rasgos, la población de Sudán es árabe y musulmana en su gran mayoría, mientras que en Sudán del Sur son étnias africanas como los nuer y los dinka los que conforman la mayor parte de la población, que además es cristiana.

«Inaceptable»

Elias Adam Mohamed, un comerciante sudanés que trabaja en el mercado Konyo Konyo, el más grande de Yuba, confirmó a EFE que ha reabierto su tienda, al tiempo que destacó que lo que «sucedió a los hermanos sursudaneses en Sudán es inaceptable».

«Somos un solo pueblo en dos países y los incidentes aislados no perturbarán las profundas relaciones entre los dos países. Condenamos también lo ocurrido a nuestros hermanos de Sudán del Sur en la ciudad de Wad Madani a manos del ejercito sudanés», añadió.

En cualquier caso, pidió también que esta protección policial que están recibiendo ahora continúe, ante la posibilidad de que el Ejército de Sudán ataque nuevamente a sursudaneses a los que acusa de cooperar con las FAR.

Desde el inicio de la guerra en Sudán, más de un millón de ciudadanos sudaneses cruzó al sur, junto con decenas de miles de sursudaneses que vivían en al norte de la frontera. EFE

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