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Cuestión eritrea: Italia podría ser modelo para Suiza

Italia invertirá 5.500 millones de euros (5.100 millones de francos suizos) en un proyecto para contener la llegada de inmigrantes a sus costas.
Italia invertirá 5.500 millones de euros (5.100 millones de francos suizos) en un proyecto para contener la llegada de inmigrantes a sus costas. Copyright 2020 The Associated Press. All Rights Reserved.

En un intento por generar un diálogo constructivo con las autoridades de Asmara, Suiza ha apoyado proyectos de cooperación para el desarrollo en Eritrea desde el 2017. Sin embargo, pese a los esfuerzos diplomáticos y humanitarios, Eritrea se resiste a aceptar la repatriación forzada de sus nacionales y los círculos políticos suizos piden un cambio de estrategia.

Hans Furrer, profesor suizo de formación profesional, conoce bien Eritrea porque la ha visitado en múltiples ocasiones durante los últimos 40 años para promover iniciativas de cooperación y desarrollo. Su visita más reciente a Eritrea tuvo lugar en marzo del 2024.

Uno de los proyectos más relevantes de Furrer es el Centro de Formación Profesional para Trabajadores de MassawaEnlace externo, que imparte formación en siete oficios distintos. “El proyecto ofrece oportunidades a los jóvenes de Eritrea porque las personas que han concluido su aprendizaje, o cursos de actualización, en nuestro centro ya no sienten la necesidad de abandonar su país para emigrar a Europa”.

El Centro fue fundado en 2017 y desde entonces crece constantemente. Forma a 300 personas cada año. Su existencia en la ciudad portuaria de Massawa es resultado de una colaboración entre el Comité Suizo de Apoyo a Eritrea y el Congreso Nacional de Trabajadores Eritreos (NCEW, en sus siglas en inglés).

«La colaboración con el NCEW ha sido clave para nuestro éxito”, añade Furrer. «En Eritrea, como en todos los países del Sur Global, es fundamental evitar un enfoque estilo neocolonialista que parte del principio de que nosotros sabemos lo que no funciona y lo que hay que cambiar. Gracias a esta alianza pudieron crearse rápidamente conexiones con las empresas locales e identificar las necesidades de formación de aprendices que éstas tenían».

Para Furrer, a diferencia de otras iniciativas que operan en África, este proyecto ha demostrado su sostenibilidad. «Durante la pandemia no pudimos estar presentes en Eritrea, pero el personal docente local desarrolló nuevos proyectos utilizando al máximo sus propios medios, y abrieron nuevas escuelas vocacionales en las ciudades de Keren y Barentu», dice.

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La cooperación con Eritrea

La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) cesó sus actividades en Eritrea en 2006 por las constantes dificultades que experimentaba con las autoridades y porque no era posible materializar proyectos sostenibles en este sitio. Pero en octubre de 2017 decidió reanudar sus actividades de cooperación y desarrollo en Eritrea. La nueva estrategia de la COSUDE incluía apoyo a proyectos de formación profesional en organizaciones como el Centro de Formación Profesional de los Trabajadores de Massawa.

Los fondos otorgados tienen dos objetivos fundamentales. Por un lado, la COSUDE desea desarrollar las habilidades de la población eritrea en su propio país. Por el otro, espera generar confianza mutua y diálogo entre los dos gobiernos, especialmente en materia de temas migratorios. Tras una fase piloto de dos años, que finalizó en 2019, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza decidió mantener la colaboración y su segunda fase concluye a finales de septiembre del 2024. Cuestionada por SWI swissinfo.ch sobre la posibilidad de una tercera fase, la COSUDE declaró que aún no tiene planes al respecto.

¿Motivaciones de política interna?

La decisión de volver a Eritrea después de una ausencia de 10 años podría considerarse como una decisión de política interna más que una estrategia de compromiso humanitario o de ayuda al desarrollo. Pero el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jonas Montani, rechazó esta interpretación. «Este proyecto no tiene objetivos específicos en materia migratoria, se centra más bien en mejorar las oportunidades para los jóvenes eritreos y las relaciones bilaterales entre los dos países», expresó a SWI swissinfo.ch reconociendo, no obstante, que la participación de la COSUDE sí puede tener un cierto impacto positivo en la política migratoria suiza.

La imposibilidad de devolver a casa a las personas eritreas cuyas solicitudes de asilo han sido rechazadas por Suiza es objeto de frecuentes debates políticos. Los partidos políticos han lanzado múltiples iniciativas parlamentarias en este tema. Durante la última sesión de verano, por ejemplo, la Cámara Alta aprobó una moción impulsada por la senadora liberal radical Petra Gössi que solicitaba al gobierno encontrar soluciones para el retorno de aquellos solicitantes de asilo eritreos que son rechazados.

La idea es enviarlos a un tercer país con el que Suiza haya pactado previamente un acuerdo de tránsito, lo que permitiría después retornarlos a su país. Sin embargo, los partidos de izquierda y algunos miembros del Partido El Centro se oponen a esta idea porque consideran que solo generaría más costos y no sería un procedimiento eficaz. El ministro de Justicia, Beat Jans, ha destacado que Asmara no aceptará a sus ciudadanos, aunque procedan de algún otro país africano.

Unas 43.000 personas originarias de Eritrea viven en Suiza. El número de solicitudes de asilo presentadas por la población eritrea se ha ido reduciendo durante los últimos años. Concretamente, pasaron de 9.928 en 2015 a 2.109 en 2023. El número de solicitudes de asilo rechazadas también ha disminuido ligeramente al pasar de 309 a finales del 2022, a 278 en 2023.

De acuerdo con datos a junio del 2024, los principales países de origen de los solicitantes de asilo son Afganistán, Turquía, Eritrea, Argelia y Marruecos.

Como en el resto de Europa, en 2023 se registraron enfrentamientos entre los defensores y los opositores del régimen eritreo en Suiza. En septiembre, varios centenares de personas de origen eritreo participaron en una batalla callejera en Opfikon, un municipio ubicado a las afueras de Zúrich. Este enfrentamiento dejó un saldo de una docena de heridos y una importante actuación policial. Un enfrentamiento parecido tuvo lugar también a finales del 2023 en Grellingen (Basilea).

La violencia entre círculos partidarios y opositores del dictador eritreo Afwerki se ha vuelto habitual en los festivales culturales eritreos. Algunas personas de Eritrea lo consideran un héroe que lideró en 1993 la lucha por la independencia nacional. Pero otros lo ven como un dictador despiadado que ha gobernado el país con mano de hierro durante tres décadas convirtiendo a Eritrea en una enorme prisión en donde no hay libertad de prensa, constitución o parlamento.

Luego de estos estallidos de violencia, ambas cámaras del parlamento suizo aprobaron una mociónEnlace externo del senador liberal Andrea Caroni que pide tomar medidas contra los extranjeros que se comportan violentamente en defensa del régimen del cual huyeron en algún momento.

Un nuevo comienzo… ¿sí ha ayudado?

En un informe de evaluación sobre la primera fase del proyecto, la COSUDE afirma que a diferencia de los albores del 2017, hoy Suiza dispone de mucha más información sobre lo que sucede en este terreno, algo que no sucedía en el pasado, tiene acceso a instancias gubernamentales, ha construido una base de confianza y ha creado un entorno de apertura que es positivo para los acontecimientos por venir.

La COSUDE también encargó una evaluación externa correspondiente a la segunda fase, las conclusiones se publicarán en breve. Pero para el senador liberal-radical Damian Müller los resultados obtenidos son insuficientes hasta la fecha, así que propone un cambio de estrategia para enmendar los errores existentes. «El hecho de que Eritrea siga rechazando las repatriaciones forzosas es una prueba de ello», añade Müller, quien es miembro de la Comisión de Política Exterior de la Cámara Alta y se dice convencido de que Eritrea no tiene ningún interés en la ayuda al desarrollo de Suiza.

Sibel Arslan difiere de la visión de Müller. La diputada del Partido de Los Verdes dice que los proyectos en Eritrea son importantes y Suiza debe seguir apoyándolos. Y se opone tajantemente a un enfoque gubernamental que vincule la estrategia de la cooperación internacional con la política migratoria.

«La solidaridad, el apoyo a las poblaciones necesitadas y la lucha contra la pobreza son (valores) consagrados en nuestra Constitución», destaca Arslan, vicepresidenta de la Comisión de Política Exterior de la Cámara Baja de Suiza.

«Los Verdes siempre han estado en contra de la idea de mezclar la cooperación internacional con la política migratoria. Este tipo de vinculaciones es un error», dice.

Para Arslan, el camino es buscar soluciones a través del diálogo, un tema en el que Suiza posee una larga tradición. Müller coincide en este punto. «Propongo enfatizar el diálogo político, tal como lo hace Italia», dice.

En enero pasado, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se reunió en Roma con el presidente eritreo, Isaias Afwerki. Y a finales de junio, Adolfo Urso, ministro de Empresas y de Made in Italy (hecho en Italia), realizó una gira a Asmara acompañado de una selecta delegación de empresarios italianos, a la que se unieron miembros del Comité de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado italiano.

Estas misiones a Eritrea forman parte de lo que se conoce como el Plan Mattei, cuyo objetivo es reforzar el papel de Italia en África. Además de fortalecer la cooperación para el desarrollo y las alianzas con varios países africanos, con un programa de financiación de 5.500 millones de euros (5.100 millones de francos), Italia busca impedir que los migrantes lleguen a sus costas.

Nadie retorna voluntariamente

El sitio web del Gobierno Federal afirma que las relaciones diplomáticas entre Suiza y Eritrea no son sólidas, aunque se han intensificado durante los últimos años. «La cooperación con las autoridades eritreas ha mejorado, especialmente en el área de identificación», dijo a SWI swissinfo.ch Jonas Montani, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por su parte, la secretaria de Estado para las Migraciones, Christine Schraner Burgener, indicó al diario Sonntagsblick que Suiza nombrará a un oficial de enlace en Nairobi que tendrá por misión visitar frecuentemente Eritrea para continuar el diálogo con Asmara.

«Ningún servidor público logrará resultados”, dice Furrer. A su juicio, solo una reunión de alto nivel entre el ministro de Justicia, Jans, y su homólogo eritreo, permitiría materializar negociaciones significativas.

Hasta ahora, todos los esfuerzos diplomáticos para resolver los problemas con Eritrea han sido infructuosos. Dos miembros del Gobierno Federal, Didier Burkhalter y Simonetta Sommaruga, se reunieron con el ministro de Asuntos Exteriores eritreo en 2016. Por su parte, el actual ministro de Asuntos Exteriores suizo, Ignazio Cassis, ha visitado Asmara en dos ocasiones (2018 y 2019). Posteriormente, en 2021, una reunión entre el asesor presidencial especial Yemane Gebreab y los secretarios de Estado Livia Leu y Mario Gattiker tampoco arrojó resultados tangibles.

Eritrea se niega a cambiar su posición. Rechaza cualquier repatriación forzosa de sus ciudadanos desde Suiza o cualquier otro país, insistiendo en que la repatriación debe ser voluntaria.

Uno de los objetivos del proyecto dirigido por Furrer era incentivar a los eritreos a regresar a casa voluntariamente. El Centro de Formación Profesional para Trabajadores de Massawa tenía como objetivo ofrecer oportunidades incluso a los eritreos en la diáspora.

«La idea era dar a las personas eritreas que solicitan asilo la oportunidad de realizar un aprendizaje de de un año en Suiza y luego continuar en nuestra escuela de formación profesional en Massawa», explica Furrer. «Pero esta idea nunca se implementó debido en parte a que nadie regresa voluntariamente a Eritrea por temor a la represión del régimen».

No es sorprendente. El último informe de las Naciones Unidas sobre Eritrea destaca la represión sistemática de las libertades básicas y la grave situación de los derechos humanos. El país es conocido por sus detenciones arbitrarias y en las que se priva a las personas de comunicación, y el servicio militar es obligatorio e indefinido, lo que es equivalente a un trabajo forzado.

En 2022, se presentaron casi un millón de Enlace externosolicitudes de asilo en la UE, un 52,1 % más que en 2021 y el dato más elevado desde el 2016. La guerra en Ucrania fue una parte importante de la explicación, pero también unas 1.400 personas habían resultado muertas o desaparecidas en 2022, haciendo de la travesía del Mediterráneo una de las más mortíferas rutas migratorias hacia Europa.

Los países de la UE aprobaron alrededor de 390.000 solicitudes de asilo, Enlace externopero se ordenó también la salida de la UE a unos 430.000 personas no originarias de la UE, de los cuales casi 75.000 fueron repatriados. Alrededor del 54% de los retornos fueron voluntarios, el 46% restante fueron forzados.

El Parlamento Europeo pide a los Estados de la UE invertir en el desarrollo de programas de retorno voluntario, que también pueden implicar la asignación de ciertas ayudas financieras o logística para los retornos.

Un informe de 2019Enlace externo elaborado por la Oficina Europea de Apoyo al Asilo destacó que el gobierno eritreo rechaza cualquier repatriación forzosa. Pero en 2016, un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores de Eritrea expresó a una delegación británica que los retornos forzosos sí eran aceptables siempre que se cumplieran condiciones como tratar primero los expedientes con las autoridades eritreas o proporcionar apoyo financiero para la repatriación, que según se refirió en aquel momento son procesos que rondarían los 50.000 dólares (42.525 francos suizos) por repatriación.

Edición, Marc Leutenegger, versión en español: Andrea Ornelas y Patricia Islas

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