Los tranvías suizos, vehículos deseados en Ucrania
Berna y Zúrich donan tranvías usados a ciudades ucranianas que sufren los efectos de la guerra con Rusia. El conflicto ha hecho que el traslado de estos vehículos de 34 toneladas sea más difícil e indispensable todavía.
Puede que la ciudad de Lviv o Leópolis, en el oeste del país, se encuentre lejos de la línea del frente en el este de Ucrania, pero la invasión rusa no la ha dejado indemne. Una de las transformaciones más evidentes es cómo ha crecido su población, que ha pasado de 783.000 habitantes antes de la guerra —hace solo dos años y medio— a 933.000 personas. Una cifra que va en aumento.
Entre quienes han llegado recientemente se incluyen empresas y personas que huyen de los ataques en el este y el sur del país, entre ellas personas heridas por la guerra. Toda esta gente recién llegada está influyendo en las infraestructuras de la ciudad, incluido su sistema de transporte público.
“Cada día llegan más personas con discapacidad, que tienen dificultades para entrar en los tranvías con dos alturas”, explica Roman Mulyar, ingeniero jefe de Lvivelectrotrans (LET), que gestiona los tranvías y trolebuses de Lviv.
Para solucionar este problema, Ucrania se dirigió a Suiza, que, como parte de su programa de ayuda exterior, financia en otros países proyectos de desarrollo urbano sostenible. Suiza es uno de los pocos Estados europeos que —total o parcialmente— subvencionan la donación de tranvías usados a otros países.
En el caso de Lviv, Suiza reunió once tranvías de plataforma baja retirados del servicio en Berna, que son más accesibles para las personas en silla de ruedas o con discapacidad. Aunque en los últimos 20 años el país alpino ha donado cientos de vehículos de este tipo a Europa del Este, la cesión a Lviv —además de la de varios tranvías de Zúrich a Vinnytsia, en el centro de Ucrania— es la primera en un contexto de guerra. Los riesgos e incertidumbres que plantea el conflicto han obligado a que Ucrania y Suiza reajusten sus planes, pero no a renunciar a ellos.
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Los tranvías suizos destinados a Ucrania
Sustituir tranvías de la era comunista
En Lviv, donde las infraestructuras civiles han sido blanco de los ataques de drones y misiles rusos, LET (la empresa que gestiona los tranvías y trolebuses) ha tenido que hacer frente a múltiples retos relacionados con la guerra. Además de la escasez de tranvías accesibles, Mulyar cita la falta de piezas de repuesto, fabricadas sobre todo en el este de Ucrania, y la marcha al frente de decenas de empleados que, por sus conocimientos especializados, son difíciles de sustituir.
Los tranvías de Berna atenderán una necesidad urgente de la ciudad: circularán por una nueva línea ampliada hasta un centro nacional de rehabilitación inaugurado recientemente, llamado Unbroken, que pretende tratar hasta 10.000 personas civiles y soldados cada año. Con la llegada de los vehículos, conocidos como Vevey por su fabricante, la flota de tranvías de piso bajo de LET pasará de 19 a 29, según la Secretaría de Estado de Economía (SECO), que coordina la donación.
“La movilidad es una cuestión fundamental que afecta al país desde que comenzó la agresión militar rusa: es esencial para la economía, la inclusión social y la calidad de vida. Los tranvías de Berna son cruciales para Lviv. Realmente los necesitan”, afirma Marc-Alexandre Graf, director de programas de la SECO.
Además de mejorar la accesibilidad, tanto en Vinnytsia como en Lviv las donaciones contribuirán a modernizar y descarbonizar los sistemas de transporte público de las ciudades. Aunque los tranvías Vevey ya tienen más de 30 años, consumen menos energía que la antigua flota de tranvías de la era comunista y se espera que en Lviv estén en funcionamiento entre diez y doce años más.
Los tranvías suizos, cuando alcanzan su vida útil prevista (por ejemplo, 40 años en Zúrich) y dejan de cumplir la normativa sobre accesibilidad y eficiencia energética, se desmantelan.
El coste también es un factor que hay que tener en cuenta, según Gwendoline Levasseur, de la empresa de transporte público de Zúrich, VBZ. En Suiza es relativamente caro mantener los tranvías antiguos en buen estado, mientras que en Ucrania, con un coste menor, su vida útil puede prolongarse unos 15 años más.
La SECO, como parte de la donación, financia cuatro semanas de formación para el personal ucraniano. También cubre el coste de las piezas de recambio, la asistencia en las adaptaciones de ingeniería —para que los tranvías cumplan los requisitos locales de certificación— y su transporte a Ucrania.
“Por lo que sabemos, Suiza es el único país que hasta ahora ha financiado proyectos tan amplios de cesión de tranvías usados”, defiende Graf. La SECO sufraga el coste total de la donación a Lviv, que asciende a 1,8 millones de francos suizos (2 millones de dólares).
Por lo general, los traslados se pueden hacer a destinos en los que existe una infraestructura tranviaria similar y los vehículos pueden transportarse en una distancia relativamente corta, aclara Graf. En los últimos 20 años, Suiza ha enviado tranvías a Rumanía, Serbia y Ucrania. Del mismo modo, ciudades alemanas y austriacas han donado vehículos a Polonia, Rumanía y Bulgaria. Solo Ucrania ha recibido tranvías de varios municipios alemanes, así como de Riga, en Letonia, y Praga, en Chequia.
En Lviv la necesidad de tranvías es tan grande que recientemente Berlín ha anunciado que va a donar 12 tranvías que se utilizaron por primera vez a mediados de la década de 1970. Lviv también recibióEnlace externo un préstamo de 17,4 millones de euros (16,9 millones de francos suizos) del Banco Europeo de Inversiones para comprar diez tranvías de piso bajo completamente nuevos.
Retrasos y cambio de planes a causa de la guerra
Los tranvías de Berlín, sin embargo, no son vehículos de piso bajo. Lo mismo ocurre con los tranvías usados de Zúrich destinados a Vinnytsia: 67 de ellos se envían en el marco de un proyecto suizo para contribuir a mejorar la movilidad urbana que se puso en marcha antes de la guerra.
Vinnytsia (que cuenta con 417.000 habitantes), al igual que Lviv, ha experimentado una afluencia de desplazamientos internos. Según la SECO, más de 300 empresas se han trasladado a esta ciudad relativamente segura. La ciudad también cuenta con una flota de vehículos anticuada, aunque tiene previsto ampliar la red ferroviaria.
En este caso, los tranvías suizos también cubrirán una demanda de modelos más accesibles. Varios vagones se van a utilizar solo como piezas de recambio. Así, en Ucrania, se van a usar las juntas para acoplar a los tranvías de Zúrich nuevos vagones de piso bajo que planean construir allí mismo.
Pero la invasión rusa ha causado contratiempos en el traslado.
“Estuvo en suspenso varios meses porque no estábamos seguros de poder transportar los tranvías con garantías de seguridad para el personal”, cuenta Graf. Con la guerra también tuvieron que ajustarse los planes de enviar los tranvías por ferrocarril hasta Vinnytsia; lo cual disparó los costes. La SECO destinó a la donación 4,7 millones de francos.
Finalmente, se realizó un primer traslado en 2023. En total 35 tranvías llegaron a la frontera ucraniano-polaca por ferrocarril, donde, para hacer el tramo final de su viaje de dos semanas hasta Vinnytsia, los cargaron en camiones de plataforma larga.
Aunque hubo que cancelar otros planes de viaje, tal y como explica Gwendoline Levasseur de la empresa de transporte público de Zúrich VBZ. En lugar de que los equipos suizos del proyecto visitaran las ciudades de destino para establecer un vínculo y formar al personal local —como hicieron cuando Zúrich donó 86 tranvías a Vinnytsia en 2008-2012—, el personal ucraniano se desplazó a Suiza. Viajar desde Suiza a Ucrania es demasiado arriesgado por el conflicto.
Mulyar y tres de sus colegas pasaron cuatro semanas en Berna aprendiendo a conducir, mantener y reparar los tranvías de Vevey.
Buena relación calidad-precio para los tranvías desmantelados
La mayoría de los tranvías enviados a Vinnytsia en 2008-2012 —que tienen ya más de 50 años— “están en muy buen estado y siguen funcionando”, afirma Levasseur.
Los tranvías han “contribuido sustancialmente a mejorar el sistema de transporte público”, dice Graf, señalando que el número de usuarios creció un 26 %.
“La cesión de tranvías funcionales de segunda mano ofrece una buena relación calidad-precio para el municipio, que dispone de recursos económicos limitados”.
A pesar del apoyo recibido, Lviv sigue necesitando más tranvías. En Ucrania, la población interna desplazada en las ciudades probablemente es mucho mayor de lo que sugieren las cifras oficiales, sostiene la SECO, ya que muchas personas que se alojan en casa de amistades y familiares no se registran ante las autoridades locales. Asimismo, se prevé que muchas de estas personas permanezcan allí incluso después de la guerra, por lo que la demanda seguirá creciendo.
Martin Häfliger, consultor técnico que ha ayudado a poner en marcha todos los tranvías que ha donado Suiza, está al tanto de la situación. En el momento de escribir estas líneas, el experto tenía previsto inspeccionar tranvías usados en una ciudad del norte de Suiza para ver si son compatibles con las infraestructuras ferroviarias de Lviv. Si esto no resulta, sabe de otro municipio suizo que desmantelará sus tranvías dentro de un par de años. Con un poco de suerte, estamos ante una posible nueva donación.
Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo / Carla Wolff
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