Más Inteligencia Artificial (IA) para controlar la migración en Suiza y Europa
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Drones, torres de vigilancia y extracción de datos de los teléfonos móviles permiten hoy a los países europeos, Suiza incluida, usar la tecnología para controlar las fronteras y la migración. Una investigación internacional revela el alcance de estos avances.
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El distrito regional de Evros, ubicado en el extremo nororiental de Grecia, se halla enclavado entre Bulgaria y Turquía. Tierras de cultivo y pueblecitos bordean una autopista en la que se observan señales rojas que advierten de la entrada a zonas prohibidas. Los cafés están llenos de hombres y mujeres soldados y también de policías: la región se ha convertido en una zona fronteriza con una elevada presencia militar. A lo largo de 192 kilómetros, el río Evros delimita la frontera exterior de la Unión Europea (UE) entre Grecia y Turquía. Este río nace en las escarpadas montañas de Bulgaria para luego serpentear paisajes salvajes y desemboca en el mar Egeo, al sur. La zona es calurosa y húmeda en verano, un verdadero paraíso para los mosquitos. Los inviernos, en tanto, son duros.
Una fría mañana del invierno de 2022, una docena de personas subieron a una barca para cruzar el río Evros y llegar hasta Grecia. El río parece tranquilo, pero su corriente es intensa. Pese a los peligros, el grupo consiguió llegar a la otra orilla, pisó suelo comunitario y se escondió entre los densos arbustos de la ribera. No tenían ni idea de que eran vigilados desde antes de abandonar Turquía. Según los archivos de la policía griega a los que tuvo acceso esta investigación, los migrantes fueron rastreados por personal gubernamental de Grecia poco después de su llegada gracias a la utilización precisa de datos de geolocalización del Centro Regional del Sistema Automatizado de Vigilancia de Fronteras (SVAF). Un sistema que también cubre zonas de hasta 15 kilómetros de profundidad en territorio turco.
Europa recurre cada vez más a sistemas de alta tecnología para mantener alejados a los migrantes. Su creciente arsenal incluye drones y cámaras de imagen térmica en las fronteras exteriores de la UE, así como programas de reconocimiento de diálogos, análisis de datos personales de teléfonos móviles y otras herramientas en la UE y otras naciones, como Suiza, que aunque no es miembro de la UE, sí es parte del espacio Schengen.
Esta sofisticada red de vigilancia, que se extiende desde el río Evros, en el sureste de Europa, hasta el Canal de la Mancha, entre Francia y el Reino Unido, ha ido incorporando cada vez más nuevas tecnologías de inteligencia artificial (IA).
El alcance de esta red de vigilancia de la migración ha sido revelado gracias a una relevante investigación internacional. Seis periodistas se dieron a la tarea de realizar más de 100 entrevistas en nueve países con autoridades, activistas, solicitantes de asilo y fuerzas de seguridad. Analizaron también numerosos documentos públicos y confidenciales.
Hay mucho dinero, pero poca transparencia
El acelerado uso de tecnologías es una fuente de ingresos para algunos. El auge de la IA en la gestión de la migración y la vigilancia de las fronteras se está tornando un negocio muy lucrativo para las empresas tecnológicas. Por ejemplo, para Anduril Industries, empresa estadounidense de gran talla dedicada a la defensa tecnológica, que es propiedad de Palmer Luckey, un partidario de Donald Trump. Las torres de vigilancia de Anduril Industries asistidas por inteligencia artificial, conocidas como Sentry, están desplegadas en la costa sur inglesa. Una serie de radares y sensores vigilan las aguas circundantes día y noche. El Ministerio del Interior británico rechazó las preguntas hechas por la prensa investigadora sobre el número de torres existentes, argumentando motivos de seguridad nacional. ¿Cómo se usan estos datos? ¿Anduril los aprovecha para entrenar sus propias bases de datos de inteligencia artificial? No hay información a este respecto.
Estos sistemas no sólo son una gran oportunidad de negocio para los gigantes tecnológicos, también hay empresas e instituciones de investigación suizas que están ganando dinero con el creciente uso de la IA en la gestión de las fronteras europeas. Por ejemplo, desde 2015, la empresa zuriquesa Decodio AG ha exportado soluciones de vigilancia por un valor superior a los 27 millones de francos suizos (29,5 millones de dólares) a países europeos, como Grecia.
De hecho, Grecia juega un papel clave en el control migratorio europeo y es considerada una nación pionera en el uso de la IA y otras tecnologías en este campo. En una reunión de responsables de servicios policiales europeos celebrada en Varsovia en el otoño de 2024, el país recibió elogios por su exitosa tarea de impedir la entrada de migrantes en la UE por vía terrestre. Según fuentes fidedignas asistentes a la reunión, los logros fueron atribuidos fundamentalmente a las “barreras técnicas” usadas.
En el río Evros, estas barreras consisten en una valla de acero de cinco metros de altura que cubre una gran parte de la frontera. Y pronto se extenderán gracias a la financiación de la UE. Pero la frontera se reforzará con un completo sistema de vigilancia, que incluye drones asistidos por inteligencia artificial, así como innumerables cámaras y equipos de policía fronteriza de respuesta rápida. El paisaje ya se observa salpicado de torres de vigilancia y antenas. Las imágenes que recogen las cámaras se transmiten directamente a los centros de vigilancia cercanos a las ciudades fronterizas, en donde hay agentes responsables de controlar las numerosas pantallas que cubren cada centímetro de la frontera, incluso en el territorio turco. Cuando un dron o una cámara registran algún movimiento, se detona inmediatamente una alarma. Un funcionario griego de alto nivel que pidió el anonimato aseguró que el sistema equivale a tener «vigías insomnes».
Los equipos responsables de la vigilancia fronteriza griega informan frecuentemente a sus colegas de Turquía y les comparten coordenadas. También celebran regularmente reuniones conjuntas, según confirmaron fuentes de ambos países. Exclusivamente en los primeros ocho meses de 2024, las autoridades turcas de la provincia de Edirne impidieron que más de 12.000 inmigrantes llegaran hasta la frontera. Jonas Grimheden, responsable de derechos fundamentales de la agencia de fronteras de la UE, Frontex, advirtió en entrevista que si bien estas tecnologías pueden mejorar la gestión de las fronteras, también pueden impedir que la gente ejerza su derecho a solicitar asilo.
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Suiza realiza aportaciones financieras anuales a Frontex que se han ido incrementando constantemente. En 2024, aportó 36,8 millones de francos suizos, confirmó por escrito la Oficina Federal de Aduanas y Seguridad Fronteriza (FOCBS en inglés). El cálculo de la contribución de Suiza se explica en el Acuerdo de Asociación de Schengen,Enlace externo que guarda proporción con el Producto Interno Bruto (PIB) de cada nación asociada, detalló una persona portavoz de la FOCBS.
Como todos los países Schengen, Suiza nombra a dos personas como funcionarias para integrar el consejo de administración de Frontex. «Representan los intereses de Suiza y tienen derecho a voto en todas las cuestiones relacionadas con las fronteras suizas o con los equipos de trabajo de Suiza», señala la FOCBS.
Suiza también envía personal para apoyar las misiones de Frontex. En 2024, un total de 108 personas empleadas suizas aportaron 5.581 días de trabajo en diversas operaciones, según la FOCBS. Fueron enviadas principalmente a Grecia, Rumanía, España, Croacia e Italia. «Trabajan sobre todo como interrogadoras, adiestradoras de perros, especialistas en documentos y guardias de frontera», dice. Se realizan tareas de vigilancia de fronteras y también controles en los pasos fronterizos.
Suiza controlará los teléfonos móviles
El creciente uso de las tecnologías en los controles migratorios ya no solo se limita a fronteras exteriores de Europa. Ahora incluye también el interior del espacio Schengen. Por ejemplo, varios países extraen y analizan datos personales de los teléfonos móviles de los migrantes, y frecuentemente no está claro lo que hacen con estos datos. Suiza aplicará también esta práctica a partir del 1 de abril del 2025, cuando entrará en vigor una nueva ordenanza para Enlace externola Ley de Asilo Enlace externoque permite a las autoridades evaluar los datos personales de los teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y otros dispositivos electrónicos.
En el futuro, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos podrán ser examinados por la Secretaría de Estado de Migración (SEM), y su contenido podrá ser extraído y almacenado durante un año como máximo, cuando no sea posible determinar de otra forma la nacionalidad, etnia o ruta de viaje de una persona. Pero no se ha definido con claridad qué datos personales concretos estarán involucrados. De acuerdo con el gobierno helvético, la cantidad de información obtenida podría ser “demasiado amplia” como para elaborar una lista definitiva. Dicho de otra forma, podrían extraer todos los datos de una persona: números de teléfono, chats, fotos, datos de GPS e incluso contenido de perfiles de redes sociales de plataformas como Instagram o Facebook.
Básicamente afecta a todos los datos que poseen las empresas operadoras de telefonía, según la SEM. Esto es un problema, ya que las personas afectadas difícilmente podrán oponerse de facto a esta práctica. Las notas explicativas de la ordenanza también señalan que «el comportamiento de la persona afectada se tendrá en cuenta en las decisiones de asilo». Inicialmente será una persona empleada quien «inspeccione directamente» los dispositivos, según un portavoz de la SEM. Pero en el futuro, está previsto que sea una tarea realizada por un programa informático.
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Alemania, un modelo cuestionable para Suiza
La Oficina Federal Alemana de Migración y Refugiados (BAMF) va un paso delante de Suiza. Las personas que integran sus equipos utilizan desde hace años programas informáticos automatizados. La SEM confirma que ha dialogado con la BAMF al respecto. Pero en Alemania, el llamado scraping de teléfonos móviles (extracción de detalles como números de teléfono, correos electrónicos o datos en redes sociales) no siempre cumple la legislación. En algunos casos, los tribunales han dictaminado que estos procedimientos son incluso ilegales. Stephan Scheel, catedrático de Sociología Política de la Universidad Leuphana de Luneburgo (Alemania), investigó el uso de tecnologías de identificación automatizada en la BAMF. «Considero que la extracción de datos de los teléfonos móviles es especialmente problemática, ya que es la más invasiva», afirma.
Además de los derechos de privacidad, hay problemas técnicos relacionados con el análisis de datos realizado durante la extracción de datas alemana: hay un gran margen de error. En el primer semestre de 2023, en el 73% de los casos el sistema no ofreció resultados que pudieran ser utilizables. Por otra parte, no es compatible con los teléfonos móviles más antiguos, y los teléfonos de segunda mano que tuvieron antes otros propietarios, porque dan pie a resultados confusos. La identidad previamente declarada de un solicitante de asilo solo pudo «refutarse» en el 3% de los casos. Pero algunos expertos afirmaron extraoficialmente que esta revisión de teléfonos y extracción de datos se ha convertido en parte del procedimiento estándar para las solicitudes de asilo alemanas, pese a su escasa fiabilidad. Hasta la fecha, el programa ha costado a los contribuyentes alemanes 22 millones de euros (20,6 millones de francos suizos).
Alemania es un ejemplo de cuán problemático suele ser el uso de la IA en las labores de migración. Además de que se vulneran los derechos fundamentales, en muchas ocasiones sólo proporciona una ilusión de eficacia.
«Sabemos que este tipo de tecnología es muy cara», afirma Hanne Beirens, directora del Instituto de Política Migratoria, con sede en Bruselas. Actualmente, la IA se utiliza sobre todo para combatir los síntomas de la migración, pero no sus causas más profundas. La existencia de asociaciones regionales, por ejemplo, podría ser más productivas. «En este sentido, el uso generalizado de la IA y otras tecnologías no es un enfoque rentable», puntualiza.
Una versión de este texto se publicó por primera vez en alemán en WOZ Die WochenzeitungEnlace externo. Formó parte de una amplia investigación en la que también participaron el diario alemán TagesspiegelEnlace externo, el medio de investigación griego SolomonEnlace externo, el diario español El País Enlace externoy la revista digital estadounidense InkstickEnlace externo.
Esta investigación ha recibido subvenciones del Investigative Journalism for Europe FundEnlace externo, y Netzwerk RechercheEnlace externo.
Texto adaptado del inglés por Andrea Ornelas / CW
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