Qué supondrá para Suiza que regrese Trump o que gobierne Harris
Ante las inminentes elecciones presidenciales en Estados Unidos, Suiza —al igual que el resto de Europa— se prepara para lo que el resultado electoral va a implicar en su seguridad y prosperidad.
La diplomacia suiza suele mencionar que para Suiza tiene poca relevancia a qué partido pertenece el presidente que ocupa la Casa Blanca. “Las relaciones entre ambos países han sido siempre excelentes” sea demócrata o republicano el presidente estadounidense en ejercicio. Así lo manifestó poco antes de abandonar Washington, este verano, el exembajador suizo Jacques Pitteloud.
Aunque el actual ciclo electoral estadounidense lo está poniendo en tela de juicio. Las naciones de toda Europa están “pensando qué significaría para la política exterior, de seguridad y económica, una segunda presidencia de [Donald] Trump”, según Laura von Daniels, jefa de la división de investigación sobre América del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad.
En materia de comercio y seguridad, Trump y la candidata demócrata Kamala Harris han mostrado ideas políticas y estilos de gobierno muy diferentes. Cómo aborden el comercio internacional y las relaciones transatlánticas tendrá un impacto directo en Suiza. Pues, aunque el país alpino no es miembro de la OTAN, para su seguridad depende de la alianza de defensa. Y la Unión Europea (UE) y Estados Unidos son, también, sus principales socios comerciales.
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Repúblicas hermanas: los lazos de unión entre Estados Unidos y Suiza
Con la carrera presidencial demasiado reñida, Suiza necesita prepararse para un escenario en el que el 5 de noviembre Trump sea elegido, dice Aurèle Cotton, miembro de política en el grupo de reflexión suizo de política exterior Foraus. “Esperamos que la pauta de ‘Estados Unidos primero’ [America First] que vimos en su primera administración influya de manera significativa en su agenda de política exterior, tanto en el aspecto de seguridad como en el económico”, explica.
El liderazgo estadounidense en la OTAN es “indispensable”
Durante su mandato en la Casa Blanca, a menudo Trump regañó a los países miembros de la OTAN cuyo gasto en defensa no alcanzabaEnlace externo el objetivo de al menos el 2 % de su PIB: Alemania, Italia y Francia, entre ellos. Estados Unidos, por el contrario, dedica casi el 3,5 % de su PIB a defensa y aporta alrededor del 70 % del presupuesto de la OTAN.
Más recientemente, durante la campaña electoral, el expresidente ha sugerido que Estados Unidos, bajo su liderazgo, “no protegería” a sus aliados, y ha dichoEnlace externo que “animaría [a Rusia] a hacer lo que le diera la gana”.
“Aunque solo sean palabras, tienen un impacto en la [capacidad de] disuasión de la OTAN. Trump considera que la OTAN es una carga para los contribuyentes estadounidenses y que Estados Unidos subvenciona la seguridad europea”, señala Cotton.
El liderazgo estadounidense en la organización, sin embargo, es indispensable. “La mayoría de la gente experta en seguridad coincide en que, sin el liderazgo político de Estados Unidos y su capacidad para poner de acuerdo sobre determinados resultados o políticas a todos los miembros, no es una alianza de seguridad viable”, afirma von Daniels.
Trump y Harris compiten por la presidencia en un momento en el que Suiza se está replanteando su enfoque de la neutralidad y considerando la posibilidad de avanzar hacia una cooperación militar más estrecha con la OTAN. Así que a Suiza no le interesa una OTAN más débil”, dice Cotton. El acercamiento a la alianza militar forma parte del intento del país de reforzar su capacidad de defensaEnlace externo tras la invasión rusa de Ucrania.
En Europa también desconfían de la afirmación de Trump de que, si es elegido, cerrará rápidamente un acuerdo con Rusia para poner fin a esa guerra. Los analistas creen que para lograrlo Trump podría obligar a Ucrania a aceptar ciertas condiciones, como ceder territorio a Rusia o aceptar permanecer fuera de la UE.
“Si Estados Unidos presionara a Ucrania a que hiciera concesiones unilaterales significativas, podría sentar un precedente peligroso que violaría todos los principios —de integridad territorial y la Carta de la ONUEnlace externo— que la UE y Suiza defienden. El peligro es que esto envalentone a Rusia para dar pasos agresivos adicionales, quizá incluso en los países bálticos”, anuncia Cotton. Y añade: “Formamos parte de la arquitectura de seguridad europea, así que esto también tendría un impacto perjudicial de segundo orden en nuestra propia seguridad”.
Los expertos afirmanEnlace externo que es probable que bajo el mandato de Harris la relación de Estados Unidos con Europa sea más colaborativa y siga apuntalando la seguridad en el continente, como lo ha hecho bajo la presidencia del demócrata saliente, Joe Biden.
“En numerosas ocasiones ella ha declarado que en materia de seguridad es una firme defensora de la relación transatlántica, que valora la OTAN como organización y que piensa que trabajar con los aliados es un elemento importante de la política exterior y de seguridad de Estados Unidos”, apunta von Daniels.
Durante su estancia en Suiza el pasado mes de junio con motivo de la Cumbre sobre la Paz en Ucrania, Harris reiteróEnlace externo el “compromiso de Estados Unidos de apoyar a Ucrania” y añadió que a Estados Unidos le interesa “hacer frente a los dictadores y apoyar a nuestros aliados y socios”.
A las empresas suizas les preocupan los aranceles
Aunque Harris y Trump no coinciden en las relaciones transatlánticas, existe un consenso bipartidista sobre la necesidad de contener a China, a la que Estados Unidos considera un rival estratégico. Pero cómo afecte esta rivalidad a los aliados estadounidenses en Europa dependerá de quién ocupe la Casa Blanca.
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Qué puede hacer Suiza ante la rivalidad entre Estados Unidos y China
“Trump estaba a favor de una desvinculación económica total de China y esperaba que otros países hicieran lo mismo”, señala von Daniels, que cree que Con Harris, en cambio, EE. UU. y la UE se enzarzarían en “intensos debates sobre qué hacer y cómo aplicar la desvinculación y en qué ámbitos”.
Suiza en estos momentos mantiene conversaciones con China —su tercer socio comercial— para actualizar su acuerdo de libre comercio, en vigor desde 2014. Tampoco ha adoptado las sanciones contra China impuestas por la UE, Estados Unidos y otros países occidentales por supuestos abusos de los derechos humanos contra la población uigur.
Con Trump, cuyo enfoque von Daniels y Cotton califican de transaccional, “existe el riesgo de que se señale a Suiza porque se considera que tiene este estatus preferente con China”, indica Cotton.
Durante el mandato del demócrata Joe Biden, el embajador estadounidense en Suiza, Scott Miller, no ha tenido reparos en criticar al país por su negativa —por razones de neutralidad— a permitir que se reexporten a Ucrania armas suizas. Miller también ha dicho que Berna podría hacer más para bloquear los activos rusos sujetos a sanciones.
Ed McMullen, su predecesor bajo el mandato del republicano Donald Trump, mantuvo ante la prensa un tono más amistoso y facilitó intercambios de alto nivel entre funcionarios suizos y estadounidenses. Recientemente McMullen ha declaradoEnlace externo al diario suizo SonntagsZeitung que Trump admiraba “la historia de la Confederación Helvética”.
Dejando a un lado las opiniones divergentes, las exportaciones suizas a EE. UU. crecieron de forma constante bajo ambos presidentes, mientras que el papel de Suiza como potencia protectora de EE. UU. en Irán le ha valido por igual elogios de líderes republicanos y demócratas.
Durante su campaña electoral, Trump ha hablado de imponer aranceles fuertes sobre los bienes importados: del 10 % o incluso del 20 %; algo que preocupa a las empresas suizas, ya que EE. UU. es el mayor mercado de exportación de Suiza.
“[Los aranceles] son una de las recetas políticas clave de Trump”, según Cotton. “Golpearía a las empresas exportadoras suizas como a cualquiera”. Aunque añadió que el impacto sería diferente, dependiendo del sector.
“Los bienes que tendemos a exportar son sofisticados, de gama alta y caros”, explica Cotton. “Así que la capacidad de absorción [de los aranceles] dentro de la estructura de costes de muchas empresas suizas es muy baja”. Repercutir el coste a quien consume sería una alternativa, pero restaría competitividad a las exportaciones suizas; que, según Cotton, tienden a ser más difíciles de sustituir que otros bienes, por lo que es difícil evaluar el impacto global de los aranceles.
Para Cotton una preocupación mayor es cómo podrían afectar a Suiza las medidas de represalia de otros socios comerciales en caso de una guerra comercial. Cuando en 2018 la administración Trump impuso un arancel del 25 % sobre el acero importado y del 10 % sobre el aluminio, la UE emitió sobre estos metales contingentes arancelarios de represalia, y Suiza no estuvo exenta de ellos.
Harris “abierta a negociar con los aliados”
Harris ha criticado la propuesta de Trump de volver a imponer aranceles. Von Daniels cree, sin embargo, que, en caso de ser elegida, sería prudente que Europa no pecara ante ella de ingenua. “Hay un cierto grado de competencia entre la UE como mercado único y la economía estadounidense. Considero que es perfectamente posible que Harris también recurra a medidas unilaterales”, ha dicho.
Pero, según von Daniels, es poco probable que Harris imponga, sin previo aviso, barreras comerciales a sus socios. “Su enfoque básico es estar abierta a negociar con aliados y reunir a un grupo más amplio de países para aplicar políticas, porque es más eficiente y menos costoso para los intereses de Estados Unidos”.
El propio Biden ha favorecido este enfoque. En un intento de evitar que adversarios, como China, desarrollaran equipos que pudieran dañar la seguridad de EE. UU., la administración Biden desplegó, por ejemplo, restricciones a la exportación de tecnologías avanzadas, pero solo después de consultarEnlace externo a los socios internacionales para asegurarse de que sus medidas estaban alineadas.
Para Suiza que, como presidenta, Harris busque este tipo de colaboración sería una buena noticia. “Como le gusta un sistema comercial basado en normas, con un papel importante para la Organización Mundial del Comercio, Suiza no tiene ningún interés en que se fragmente el comercio ni que aumenten las barreras comerciales”, cuenta Cotton.
De hecho, Suiza lleva varios años intentando firmar un Acuerdo de Libre Comercio (ALC) con Estados Unidos, porque daría a las exportaciones suizas “un mejor acceso al mercado y una gran ventaja competitiva frente a los exportadores de la UE”, afirma el analista. Mientras que la administración Biden ha calificado los ALC de “reliquia del siglo XX”, Estados Unidos —bajo el mandato de Trump— se mostró receptivo a un acuerdo. Incluso ambos países iniciaron conversaciones exploratorias.
“Detrás de eso hubo un gran impulso. Es una pregunta abierta si en una segunda presidencia de Trump volvería este impulso”, dice Cotton.
Editado por Lindsey Johnstone. Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo / Carla Wolff
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