A la caza de ricos
La libre circulación de personas entre la Unión Europea (UE) y Suiza ha abierto las fronteras a los trabajadores comunitarios, pero también a los ciudadanos adinerados que quieren establecer su domicilio en un país tranquilo.
Las ventajas que les ofrece Suiza no son únicamente del orden fiscal.
Suiza es una tierra hospitalaria para miles de extranjeros adinerados. Algunos, como Ingvar Kamprad, el fundador del gigante sueco de la industria del mueble IKEA, figuran en los primeros puestos de la clasificación mundial de los multimillonarios.
Otros se distinguen por su notoriedad artística o deportiva, como Phil Collins, Shania Twain, Tina Turner, Michael Schumacher, Alain Delon o Boris Becker.
Y es probable que su número siga aumentando tras la entrada en vigor de la segunda fase del acuerdo sobre libre circulación de personas entre Suiza y la Unión Europea (UE).
Se eliminan las restricciones
«Desde junio del 2004, los ciudadanos europeos ya no necesitan un permiso de trabajo para establecer su domicilio en Suiza. Sólo tienen que demostrar que disponen de medios para vivir», explica Mario Tuor, portavoz de la Oficina Federal de Migración.
«En la práctica no existe obstáculo alguno para aquellas personas cuyo patrimonio les permite vivir de los intereses.» Quedan suprimidas, por consiguiente, todas las restricciones legales que existían hasta ahora.
No sólo razones fiscales
¿A qué se debe que estos extranjeros adinerados decidan establecer su residencia en el pequeño país alpino? Las ventajas fiscales que ofrece, sería la respuesta inmediata, pero no la más correcta.
«Es verdad que Suiza no atraería a tanta gente, si tuviera un sistema de fiscalidad semejante al de Finlandia. Pero tampoco puede considerarse un paraíso fiscal», afirma François Micheloud, responsable de una sociedad de Lausana especializada en la asistencia a extranjeros que desean residir en suelo helvético.
«Un millonario que quiere evadir el fisco suele establecerse en Mónaco o las Bahamas», agrega el joven consultor que ha prestado sus servicios a personas de 90 países, entre ellas muchos ingleses, franceses y escandinavos.
Su sociedad propone un servicio «llaves en mano» que abarca todos los sectores: alojamiento, trabajo, fiscalidad, inversiones, escuelas y hasta importación de animales y colecciones especiales.
Ventajas que se valoran poco
Para Micheloud, el interés de Suiza se deriva de muchos otros factores, que a menudo se infravaloran, como la situación central del país en el corazón de Europa.
«He tenido clientes que primero se habían establecido en las Islas Bahamas, seguramente mucho más atractivas en términos fiscales y climáticos. Sin embargo, después de un tiempo, sintieron nostalgia de la lejana Europa y vinieron a Suiza», recuerda el headhunter de ricos.
Los escandinavos son quienes más aprecian la posición geográfica de la Confederación Helvética, puesto que en sus países se sienten muy alejados del resto del continente y sufren la falta de sol durante los largos y fríos inviernos.
Un país que funciona
Una ventaja que seduce a los huéspedes ingleses es el «buen funcionamiento» de Suiza.
«En Inglaterra, según dicen mis clientes, muchos servicios públicos y sociales se han degradado en los últimos decenios: puede ocurrir, por ejemplo, que se llama a la policía y que no llegue», observa Micheloud.
El tema de la seguridad, comenzando por el vandalismo, parece ser una de las razones que lleva a muchos ingleses a refugiarse en territorio helvético.
«En Suiza se sienten mucho más seguros: tienen la impresión de que sus hijos pueden crecer como en un gran parque, sin violencia o peleas en las escuelas.»
Una sensación de seguridad que se aplica también al sistema sanitario helvético: la fiabilidad de los médicos y hospitales es extremadamente importante para los extranjeros adinerados, sobre todo cuando se encuentran en una avanzada edad.
Sentido cívico
La clientela francesa valora las costas que bañan las aguas del Lago Leman, no sólo geográfica, sino también culturalmente, muy cercanas a Francia; y a la vez más tranquilas, ideales para llevar una vida apacible.
Pero lo que impresiona a muchos franceses es el sentido cívico de los suizos que extienden más allá de los estereotipos de un país ordenado, limpio y respetuoso de la naturaleza.
«Algunos de mis clientes se sorprendieron al constatar que en Suiza los niños saludan con mayor facilidad a los adultos. Así ocurría hace 50 años en Francia, me dijeron casi conmovidos», subraya Micheloud.
Los franceses se sienten atraídos también por esa «sencillez» helvética, que observan en diferentes ámbitos: ciudades más pequeñas, distancias más cortas, tráfico menos asfixiante, procedimientos burocráticos más ágiles, …
Reconocimiento social
Seguridad, fiabilidad, sentido cívico u otro, para François Micheloud Suiza ofrece mucho más que ventajas fiscales.
«Muchos suizos no son conscientes de ello, pero la Confederación ofrece una calidad de vida que no se encuentra en otros países. Para muchos extranjeros el hecho de poder transcurrir el resto de su vida en Suiza representa algo así como la coronación de su ascenso social.»
swissinfo, Armando Mombelli
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)
El 20% de la población residente en Suiza no tiene la nacionalidad helvética.
En el 2003 y 2004 los alemanes representaron el mayor flujo de extranjeros.
La mitad de las 300 personas más ricas en Suiza son extranjeras.
En junio del 2004 entró en vigor la segunda fase de los acuerdos bilaterales entre Suiza y la UE sobre la libre circulación de personas.
Desde esa fecha los ciudadanos comunitarios pueden establecerse en Suiza sin estar en posesión de un permiso de trabajo: sólo tienen que demostrar que disponen de medios para vivir.
Hasta el 2007 Suiza se reserva el derecho de imponer contingentes, en caso de un aflujo masivo de inmigrantes europeos.
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