Acaba de empezar la batalla Schengen/Dublin
El Parlamento inició el debate sobre los acuerdos bilaterales que incorporan a Suiza en los tratados de Schengen y Dublin. La derecha dura se atrinchera.
Se espera que los parlamentarios aprueben esos acuerdos, aunque -por supuesto-, la última palabra es la del pueblo.
Los acuerdos bilaterales concluidos entre Suiza y la Unión Europea, en lo que toca a los tratados de Schengen (seguridad) y Dublin (refugiados), cuentan con gran apoyo entre los legisladores.
El Partido Radical (PRD/derecha) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC/centro-derecha) están a favor de una cooperación con la UE en los ámbitos citados, porque – a su juicio -, permitirá que Suiza fortalezca su seguridad y gestione mejor el flujo de refugiados.
Esta postura es respaldada por los medios económicos, sobre todo por el sector turístico ya que los visitantes tendrian con pedir una sola visa para recorrer por todos los países del espacio Schengen. No les haría falta una especifica para Suiza.
La izquierda es más crítica
La izquierda apoya también esos acuerdos, aunque la prensa de izquierda publica últimamente algunas opiniones demasiado críticas, por ejemplo en las páginas del diario Le Courrier, de la Suiza francófona.
Según el diario ginebrino, Schengen y Dublin contribuyen a que Europa erija barricadas y se convierta en una isla de blancos y acaudalados. Y que abren, además, la puerta a un Estado policíaco y represivo.
No obstante, la izquierda parlamentaria aprobará los acuerdos, predice Philippe Jeanneret. Tiene más ventajas que inconvenientes, sentencia el portavoz del Partido Socialista.
Por otra parte, la seguridad y el asilo son dos asuntos que atañen a todo el continente. Suiza no puede resolverlos actuando sola.
Los problemas potenciales pueden ser solucionados fortaleciendo la legislación suiza. Por ejemplo, el registro de datos sería compensado con más competencias para el encargado federal de la proteccion de datos.
«Habrá sin duda algunas abstenciones entre los paralamentarios socialistas y ecologistas, pero no espero votos en contra», declara Jean-Philippe Jeanneret.
La izquierda parlamentaria no es la única con esta visión crítica, pero realista. Es el caso particular de la Organización Suiza de Ayuda a los Refugiados (OSAR) que se adhiere a Schengen/Dublin con un «consentimiento sin entusiasmo».
Derecha intratable… pero versátil
En realidad, la única oposición es la de la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha dura). El partido del ministro de Justicia y Policía, Christoph Blocher, no se muerde la lengua en sus comunicados.
Refiriéndose a Schengen sostiene que «la apertura de las fronteras es una invitación a que los criminales, pasadores y otros inmigrantes clandestinos vengan a Suiza en masa».
En cuanto a una colaboración en el terreno del asilo dice que nada espera de ella. «Ante los abusos notorios que la inacción de Berna Federal ha generado miles de veces, el acuerdo de Dublin no puede, simplemente, hacer nada», señala la UDC.
Conviene sin embargo remarcar que la UDC no tuvo siempre ese discurso. Hasta el año 2000 pregonaba incluso una colaboración con la UE en el marco de Schengen y Dublin.
«Es igualmente importante que Suiza pueda participar en el sistema EURODAC (banco de datos con huellas dactilares de las personas que ya presentaron una solicitud de asilo en el espacio de la UE)para que de esa manera aplique la convención de Dublin en lo que se refiere al primer país de acogida y a los eventuales acuerdos paralelos», escribía entonces la UDC.
Esas posturas están contenidas en dos publicaciones del partido: la seguridad es un derecho, agosto de 1999; Unabhaengig, neutral, selbsbewusst, julio de 2.000. Desde hace cuatro años, la derecha dura ha cambiado la chaqueta.
Referendo listo
El nuevo paquete de acuerdos bilaterales es presentado a menudo como un acercamiento suplementario entre Suiza y la UE. Una aproximación que tal vez termine un día transformándose en adhesión.
Ferozmente opuesta a una adhesión, la UDC está consciente de la amenaza. «Schengen: es una adhesión por la puerta pequeña», deducía en su comunicado del 2 de junio.
Por tanto, la derecha hará todo lo posible para impedir que los acuerdos suscritos con la UE sean ratificados. Aislada en este asunto, la UDC no tiene, prácticamente, posibilidad alguna de forzar una decisión en el Parlamento.
Pero su respuesta ya está preparada. Acudirá al juez supremo: el pueblo. Los delegados de la UDC ya dieron, en junio último, carta blanca a la dirección del partido para que lance un referendum si los acuerdos son aceptados por el Parlamento.
La batalla en torno a Schengen/Dublin acaba de empezar.
swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducción: Juan Espinoza)
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