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‘Es un asunto de generaciones’, por Kevin Cooper, condenado a muerte, prisión de San Quintín, California.
Kevin Cooper nunca había pintado antes de entrar a prisión. Luego de que nos entregara esta obra, intitulada ‘Es un asunto de generaciones’, lo visitamos. La comentó así: “En esta penitenciaría, usted encuentra a un padre, a su hijo y a su nieto, todos encerrados al mismo tiempo. El chiquillo al frente del cuadro se pregunta: ‘¿Es lo que me espera también a mí?’”.
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
‘La última milla’, por Kenneth Reams, condenado a muerte, prisión de Varner Supermax, Arkansas.
Los detenidos llaman ‘la última milla’ al corredor que los separa de la cámara de ejecución. A los 18 años, Kenneth Reamas asaltó un cajero automático con un cómplice armado. Su amigo disparó y mató a una persona. El procurador les hizo un mismo ofrecimiento: declárense culpables y serán sentenciados a cadena perpetua. Su cómplice aceptó, pero Reams no. “Yo no había matado a nadie, ¿cómo podía declararme culpable?", dice ahora a los 23 años, después de los hechos. Kenneth fue sentenciado a la pena de muerte, sin haber apretado el gatillo.
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
‘Celda azul’, por Armando Macías, condenado a muerte, prisión de San Quintín, California.
Armando Macías dibuja su universo: una cama de cemento; un bloque lavabo-WC en acero inoxidable y una repisa. Como él, la mayor parte de los 3000 condenados a muerte están encerrados en aislamiento hasta 23 horas por día, durante 15, 20 o 30 años, hasta el día de su ejecución. Y Macías tiene suerte: tiene derecho a un televisor…
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
‘Realidad y aislamiento en la celda’, por Karl Roberts, condenado a muerte, prisión de Varner Supermax, Arkansas.
Algunos condenados, como Karl Roberts, eligieron expresar sus remordimientos: “Ya purgué 15 años. Esta silueta arrodillada habla del vacío de una vida en aislamiento, cargada de vergüenza, de remordimientos y culpa. El demonio en el muro simboliza las batallas del espíritu: tristeza, depresión, tentaciones, rencor, pensamientos suicidas. La mujer evoca el recuerdo de las relaciones perdidas y el amor”.
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
‘Solidaridad femenina’, por Ndume Olatushani, excondenado a muerte.
Ndume Olatushani: “Gracias al arte, nunca me sentí su prisionero, mi espíritu permaneció libre”. Condenado a muerte por un asesinato que no cometió, Ndume pasó 28 años en la cárcel antes de ser liberado en 2012. Extrañaba a su gente, el mundo en el que se sentía bien. Fue así como pudo mantenerse de pie a pesar de la injusticia.
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
Sin título, por Abel Ochoa, condenado a muerte, Polunsky Unit, Texas.
“Este sistema es concebido para resquebrajarte. Para volverte loco”, dice Abel Ochoa. La prisión texana de Polunsky aplica el régimen de aislamiento más severo: ninguna televisión, ninguna vista al exterior, ninguna actividad en grupo y proscripción de cualquier contacto físico. Las únicas personas que tocan a los prisioneros son los guardias cuando les colocan las esposas.
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
‘Cómo perder un año en cuatro tiempos’, por Gary Cone, condenado a muerte, Riverbend Maximum Security Institution, Tennessee.
Gary Cone explica cómo perder un año de su vida en los corredores de la muerte. Un guardia encuentra un resto de jugo de manzana fermentado en la celda y lo acusa de fabricar ‘juleps’, el alcohol hecho en las prisiones. En comisión de disciplina, Gary Cone es condenado a un año de aislamiento estricto. Responsable de la biblioteca de la penitenciaría durante décadas, Cone se encuentra hoy privado del arte y alejado de sus libros: el año pasado, poco después de nuestro encuentro, perdió el uso de uno de sus miembros como consecuencia de una infección que no le fue tratada.
Copyright 2015, Martin Cohen Photography
Este contenido fue publicado en
11 abril 2016 - 11:00
Para su proyecto ‘Ventanas sobre los corredores de la muerte’, el caricaturista Patrick Chappatte y la periodista y documentalista de la televisión suiza RTS, Anne-Frédérique Widmann, se reunieron con decenas de detenidos y dirigieron un taller de arte en las antesalas de la muerte.
Fruto de los contactos y los encuentros de ambos periodistas durante una estancia de un año en Estados Unidos, diversos condenados a la pena capital hallaron la fuerza necesaria para expresar su vida en aislamiento a través del dibujo y la pintura.
Los comentarios que acompañan cada una de las obras que mostramos a continuación proceden de la exposición presentada en Ginebra y Morges hasta finales de abril. Inaugurada en Los Angeles en octubre de 2015, ‘Windows on Death Row Enlace externo ‘continúa su gira por Estados Unidos.
(Imágenes: Martin Cohen photography)
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