Argentina: país de predilección de la antigua emigración suiza
La historia de la emigración suiza hacia Argentina tiene antecedentes lejanos que se remontan al periodo de la dominación española. Aunque no existen estadísticas precisas, varios documentos hacen suponer que en 1820 ya había suizos en Buenos Aires.
En 1854, un año después de aprobada la Constitución argentina, Aarón Castellanos, de la provincia de Salta, realizó una gira de «reclutamiento» por Alemania, Francia y Suiza. En la Confederación Helvética contactó a la firma Beck y Herzog, de Basilea, que logró encauzar hacia Argentina la inquietud migratoria suiza de esos años.
Las cinco primeras colonias
En febrero de 1856 llegó a la provincia de Santa Fe el primer contingente de 421 europeos. En el mes de junio ya se habían establecido en diferentes lugares 200 familias de agricultores, unas 1.400 personas, de las cuales más de la mitad eran suizos de habla francesa y alemana.
A la colonia fundada le pusieron el significativo nombre de Esperanza. Las concesiones se adjudicaron por sorteo y en 1862 se les entregó la propiedad definitiva de los terrenos.
Paralelamente, también en el año 1856, diez agricultores con sus respectivas familias, oriundos de la Suiza francesa, llegaron a Baradero y fundaron la Colonia Suiza o Colonia Agrícola de Baradero.
A partir de esa fecha, con intervalos de un año, surgieron las colonias suizas de San José, en la provincia de Entre Ríos, así como San Jerónimo Norte y San Carlos, en Santa Fe. Con Esperanza y Baradero conforman las cinco colonias más antiguas, con las que se cierra la primera etapa de las colonias suizas en Argentina.
En 1872, el inspector Guillermo Wilcken, registraba 16.678 habitantes extranjeros distribuidos en 34 colonias en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. De ellos, 5.957 eran suizos.
Por otro lado, el informe del Consulado suizo de la misma fecha indica un total de 10.000 suizos residentes en toda Argentina; unos 2.000 vivían en Buenos Aires.
Máxima afluencia migratoria de Suiza
Desde 1883 a 1889 son los años de máxima afluencia suiza a la Argentina, antes de caer bruscamente la inmigración, a causa de la crisis financiera que sufrió el país. Incluyendo a los suizos que gozaban de doble nacionalidad, en 1890 se contabilizaban unos 80.000 suizos en Argentina.
Dada esa enorme cantidad de conciudadanos, el Gobierno suizo se vio obligado a nombrar un ministro residente en Buenos Aires para defender los intereses de los emigrantes. Así, en 1891, después de París, Viena, Washington, Berlín y Roma, la Confederación Helvética abría su sexta y séptima legaciones diplomáticas en Londres y Buenos Aires, respectivamente.
Pasada la crisis de los años 1890, una nueva corriente migratoria de suizos llega a Argentina estableciéndose preferentemente en las colonias ya establecidas en la provincia de Santa Fe. Sin embargo, el alto valor alcanzado por esas tierras influyó para desviar a los recién llegados a otras zonas, a más de 1.000 kilómetros de Buenos Aires.
Los nuevos emigrantes suizos que llegaron, especialmente después de la Primera Guerra Mundial, se instalaron en la región de Nahuel Huapi (Bariloche), Mendoza, Misiones, el Chaco: lugares alejados de la metrópoli.
La última gran emigración suiza
En fin, la última gran emigración suiza a la Argentina se produjo con la crisis de los años 30. Las graves dificultades económicas de la Confederación Helvética obligaron a su gobierno a organizar y financiar una emigración a gran escala hacia las riberas del Alto Paraná.
Aunque al principio la inmigración fue rural, muy rápidamente los suizos se establecieron en las grandes ciudades. En 1940, el 33 por ciento de los suizos residentes en Argentina eran propietarios.
También hubo un importante porcentaje de inmigrantes que regresó a su país de origen: 35 por ciento entre 1857 y 1890, y poco después el 52 por ciento de los nuevos inmigrantes.
Balance muy positivo por ambos lados
«Hay que destacar que en Suiza siempre ha sido muy positiva la opinión y la imagen que se tiene del fenómeno migratorio hacia Argentina, tanto entre los representantes del gobierno, ya sea nacional, cantonal o local, como en el pueblo suizo en general», declaró a swissinfo Alejandro Herrero, delegado cultural de la Embajada de Argentina en Suiza.
«Tal apreciación se fundamenta en el hecho de que, más allá de los distintos parentescos que todavía pudieran subsistir, prevalece la idea de que Argentina acogió a un número muy importante de compatriotas en dificultades, abriéndoles sus puertas y facilitando su integración», añadió.
Especialmente en los cantones de Valais, Vaud o el Tesino, se hace todavía hoy referencia a los emigrantes, a «nuestros primos de América». Se publican libros sobre el tema y se realizan reportajes y programas televisivos al respecto.
Según estadísticas de Suiza, en 1998, de los 562.813 suizos residentes en el extranjero Argentina era el país latinoamericano que tenía el mayor número: 14.474. Sigue Brasil (12.358), México (4.261) y Chile (3.734). Ahora bien, de los 14.474 suizos de Argentina, 12.793 poseen la doble nacionalidad.
No es de extrañar que en la sociedad argentina prevalezcan, todavía hoy, apellidos típicos de origen suizo como, entre otros, los Zuberbüler, Soldati, Grüneisen, Alemann, Steiner, Guyer y Studer.
Existe pues un sólido vínculo, generado por esta suerte de «historia en común» entre emigrantes y los que quedaron, que representa actualmente un valioso medio de comprensión y hermandad entre los dos pueblos.
Juan Carlos Moreno
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