Banco central no permitirá que Suiza caiga en deflación
El Banco Nacional Suizo (BNS) renueva su compromiso de intervenir cada vez que el franco se aprecie excesivamente. La deflación suele traer como consecuencia el cierre de empresas y más desempleo.
Congregados el martes en Zúrich para una reunión de alto nivel, los hombres clave de la Reserva Federal estadounidense, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales debatieron nuevas fórmulas para garantizar la estabilidad monetaria del mundo.
El Banco Nacional Suizo (BNS) acalló rumores al confirmar que no permitirá una apreciación excesiva del franco suizo, ya que esto coloca al país en riesgo de deflación.
Ante los banqueros centrales de los principales países del mundo, Philipp Hildebrand, presidente del BNS, dejó claro que echará mano de herramientas excepcionales (como la compra masiva de euros) siempre que sea necesario.
Su discurso, pronunciado en el marco de la Conferencia de Alto Nivel sobre el Sistema Financiero Internacional convocada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por el BNS en Zúrich, responde a quienes afirmaron en días pasados que afirmaron que el banco central helvético dejaría de apuntalar a su moneda.
Cabe recordar que el viernes pasado (08.05), cuando la volatilidad imperaba aún en los mercados ante la falta de un programa de rescate para Grecia, se intercambiaban 1,40 francos por euro, con lo que la divisa helvética alcanzaba su mayor fortaleza desde la creación de la moneda única europea.
Pero permitir una deflación induciría un círculo vicioso donde los consumidores dejarían de comprar, las empresas venderían menos y comenzaría una oleada de quiebras y más despidos.
En su discurso inaugural, Hildebrand reconoció que en tiempos de crisis, suele ser el tipo de cambio la herramienta de ajuste. “No es una llave mágica, pero permite recuperar el equilibrio de forma relativamente rápida”, citó.
Gastar con moderación
El gran protagonista del encuentro privado entre banqueros fue Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Tras nueve horas de debate, Strauss-Kahn se reunió con la prensa y reiteró que no tiene duda alguna “de que el programa puesto en marcha por los europeos para rescatar a Grecia permitirá a esta economía salir adelante”.
Y añadió que el paquete histórico orquestado por el FMI y por las principales economías del mundo –que suma 750.000 millones de euros (poco más de 1,05 billones de francos) – para enfrentar futuras crisis en la zona euro corresponde a lo que necesitaba la economía de la eurozona.
En su turno, Donald Kohn, vicepresidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, afirmó que “los excesos de algunos países condujeron al mundo a una crisis general, y ahora llegó el tiempo de poner las cuentas en orden”.
Las palabras de Kohn implican una dosis de autocrítica. El génesis del desequilibrio económico que aún vive el mundo tuvo lugar justo en Estados Unidos, donde en 2008 se desató la crisis de los ‘subprime’.
Ahora es importante que los países tengan claro que no pueden gastar más de lo que ingresan, y recordar que deben poner en marcha las reformas estructurales que tienen pendientes.
A la reunión en Zúrich asistieron, además de Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, presidente del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), y Axel Weber, director del Bundesbank alemán.
Suiza, al escrutinio del FMI
Suiza es doble protagonista del FMI esta semana: como anfitriona en Zúrich del encuentro de alto nivel entre banqueros y en Washington, donde el Directorio Ejecutivo del FMI discutirá este jueves (14.05) las conclusiones de la llamada ‘Consulta del Artículo IV del FMI’.
Se trata del documento que integra las conclusiones a las que llega el grupo de expertos del FMI que visita Suiza cada año durante el primer trimestre para hacer balance de su situación económica y financiera.
Las conclusiones de la edición 2010 del Artículo IV destacan que Suiza juega un papel clave en la estabilidad financiera internacional dada la talla de su banca.
“Es de elogiar el trabajo que realizaron el banco central y FINMA –en su calidad de autoridad supervisora del sistema financiero- para evitar que los estragos de la crisis fueran mayores”.
En el documento, el FMI otorga especial importancia a la decisión de reglamentar los bonos (remuneraciones variables) que pagan los grandes bancos y las aseguradoras a sus directivos. Fue acertado vincularlos al desempeño financiero de las instituciones en el largo plazo y no sólo en lo inmediato.
Pero el FMI vierte también una crítica puntual. A su juicio, FINMA debe ampliar sus capacidades y acentuar su supervisión sobre todo el sector financiero y no sólo enfocarse en las grandes entidades.
Para ello, sugiere darle una mayor capacidad de gestión. Y garantizar, por otra parte, que todos los auditores externos que fiscalizan a las instituciones financieras sean pagados por FINMA, para garantizar su autonomía permanente.
Cautela monetaria
La política monetaria es el arte que tiene todo banco central de promover la estabilidad de su economía a través de dos herramientas: las tasas de interés y el flujo de dinero que circula en el país.
El FMI avala la decisión de Suiza de los últimos dos años de apostar por una política monetaria expansiva. O lo que es lo mismo, por el dinero barato. Esto es, contratar en el presente un crédito empresarial o personal implica el pago de intereses muy bajos.
La tasa rectora suiza (Libor a 3 meses) fluctúa entre 0 y 0,75%, recuerda el FMI en su análisis, y afirma que es una de las decisiones que le ha permitido a la economía helvética hacerlo bien durante la crisis.
No obstante, alterna sobre la conveniencia de que no sea una política permanente.
El reto futuro será, “normalizar la política monetaria, lo que implica salir de las medidas monetarias poco convencionales que ha seguido”, señala.
El FMI reconoce la apreciación que ha vivido el franco como un voto de confianza a su desempeño, y como producto del superávit comercial de la economía.
La presidenta de Suiza, Doris Leuthard, y el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, firmaron el martes (12.05) en Zúrich un protocolo de Acuerdo para Reforzar el Apoyo a los Países en Desarrollo en Materia Política, Económica y Financiera.
Dicho compromiso implicará para Suiza un desembolso de 11 millones de francos suizos. La aportación forma parte de una línea de asistencia por 52 millones de francos suizos aprobada por el Parlamento helvético en 2007.
Algunos de los países beneficiarios son Perú, Sudáfrica, Colombia, Egipto, Indonesia y Ghana.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene sede en Washington (EEUU) y su misión es fomentar la cooperación monetaria internacional, propiciar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional y promover el empleo, en un marco de crecimiento económico sostenible.
La gestión del FMI ha sido abiertamente cuestionada durante la última década, ya que no ha sido capaz de anticipar devastadoras crisis en Latinoamérica, Asia, EEUU y, recientemente, en Europa.
El Banco Nacional Suizo (BNS), en su calidad de banco central, es el encargado de dirigir la política monetaria del país. Vela por la estabilidad del franco suizo, y es el banco del gobierno: administra sus cuentas y le presta recursos cuando la Confederación Helvética así lo requiere.
El FMI tiene 186 países miembros representados a partir de 24 directores.
Entre sus funciones está la de otorgar créditos de emergencia a países en crisis: la línea más reciente es para Grecia por 30.000 millones de euros.
El BNS fue fundado en 1907, cotiza en la Bolsa de valores suiza (SIX) y tiene tres tipos de accionistas: cantones, bancos cantonales y particulares.
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