Con Fernando Lugo, a la… Democracia Prometida
Cuando colgó la sotana, muchos esperaban, pero no todos creían, que este "cura de los pobres" fuera capaz de liberar al pueblo paraguayo del yugo de 62 años de Partido Colorado. Empero, el milagro se produjo...
El 20 de abril, Paraguay se sacudió por fin los resabios de la dictadura para entrar de lleno en la madurez política por la única vía posible: la de las urnas.
«Lo que sucedió el domingo fue algo histórico para nuestro país en vista de la madurez cívica que demostró la población paraguaya», señala a swissinfo el encargado de negocios de la Embajada de Paraguay en Suiza, Raúl Florentín.
En efecto, con una participación inédita desde que se tenga memoria de 65% de los electores, y al frente de una coalición de partidos y movimientos de centro a izquierda, Fernando Lugo obtuvo el 40% de los votos en unos pacíficos comicios que pusieron coto a más de seis décadas de gobierno monopartidista.
Por primera vez, declaró el presidente Nicanor Duarte, al término de la jornada electoral, se producirá aquí un traspaso de gobierno «sin derramamiento de sangre». Esta vez, las huestes forjadoras del cambio, los ciudadanos, empuñaron la sola y legítima arma de la democracia: el voto.
«Todo el desarrollo de las elecciones fue ejemplar. No hubo ningún problema, ningún disturbio», enfatiza el responsable de Asunción ante Berna. Para él, la transición democrática ha concluido. Paraguay se inscribe definitivamente en la lista «de los países 100% democráticos, y así continuaremos».
Un prolongado letargo
A la caída de Alfredo Stroessner en 1989 y luego de 35 años de dictadura, la instalación de un gobierno civil había generado esperanzas. Pero las cosas no cambiaron. Seguía la misma gente, el mismo partido y el mismo irrespeto para las mayorías, analiza Walter Suter, antiguo embajador suizo en Paraguay.
«Se instaló entonces un tipo de resignación entre el pueblo. Muchos no creían que un cambio fuera posible. Ahora, la elección de Lugo, con esta alianza de todas las instituciones sociales importantes que representan a los desfavorecidos, es un despertar del pueblo paraguayo, un alivio tremendo y una gran esperanza que casi había desaparecido».
El ex diplomático coincide con el profesor Hans Rudolph Wicker, miembro de la Asociación Suiza de Americanistas, en que el Partido Colorado estaba agotado.
Descrédito del Colorado
«Creo que el coloradismo entró en crisis tras de que Stroessner fue enviado al exilio. Desde ese momento el Partido Colorado tuvo problemas internos, luchas internas y ya no pudo establecerse de una manera que no pusiera en riesgo su futuro», apunta el antropólogo y catedrático de la Universidad de Berna, cuyo nexo con el país que nos ocupa data de 1975.
Refiere la continua pérdida de prestigio de ese partido que lograba mantenerse merced a su amplia estructura. Para él el resultado de los pasados comicios fue posible gracias a los movimientos sociales que se formaron en la oposición desde los años 90 y en virtud de la personalidad de Fernando Lugo.
«Yo creo que se necesitaba una persona carismática. Otra persona hubiera tenido muchas dificultades para ganar. El candidato no estaba ligado con las estructuras antiguas del Partido Colorado ni del Partido Liberal (sempiternos oponentes)».
Un punto de vista que comparte Walter Suter. A su ver, Lugo, que ha luchado siempre por los intereses de los campesinos, representa a una parte diferente de la sociedad.
«Como candidato a la presidencia, hubo por primera vez no un político clásico, politiquero, sino un representante de mucha credibilidad para gran parte del pueblo, rural sobre todo». Alude a su condición de religioso respetado y celebra su decisión de ponerse al servicio de la política, «de la conducción del país para ir adelante».
¿Incidió el contexto del vecindario?
El triunfo del abanderado de «los más pobres» se inscribe en un contexto en el que la izquierda gana terreno en América Latina. Algunos medios han asociado la figura del ex obispo a las de Hugo Chávez o Evo Morales. Empero, él lo dijo, su administración tomará «su propio camino».
Y es que, explica el profesor Wicker…
«En Paraguay nunca tuvimos un sindicato de trabajadores como en Brasil, nunca se tuvo un movimiento indígena tan fuerte como en Bolivia y tampoco hubo peleas alrededor de recursos naturales como en Venezuela, que dirigió bastante la pelea política, porque Paraguay no tiene recursos. La formación de grupos sociales y políticos tiene otro camino».
De ahí que, sin descartar una cierta influencia del exterior, el especialista atribuye el éxito de la Alianza Patriótica para el Cambio de Paraguay a los propios cambios sociales y políticos en el país.
El resultado de las históricas elecciones del 20 de abril, «no creo tenga mucho que ver con lo que pasa en países vecinos. Es un asunto propio del Paraguay».
swissinfo, Marcela Águila Rubín
Walter Suter se retiró en 2007 del Servicio Exterior Suizo tras 43 años de carrera diplomática. Preside el Servicio Internacional del Partido Socialista Suizo.
Hans Rudolph Wicker, miembro de la Asociación Suiza de Americanistas, vivió en Paraguay de 1975 a 1981 y habla guaraní. Impulsa proyectos de fortalecimiento para comunidades indígenas de ese país con el que mantiene un estrecho contacto.
Será el presidente número 48 de Paraguay tras ganar las elecciones del 20 de abril al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC) integrada por 10 partidos políticos y 20 organizaciones sociales, sindicales y campesinas, con ideologías de centro a izquierda.
El eje principal de sus propuestas económicas es una reforma agraria integral.
Nació el 30 de mayo de 1951 en el pueblo San Pedro del Paraná, Itaipú.
Renunció a la jerarquía de obispo católico el 25 de diciembre de 2006, pero el Papa Benedicto XVI lo suspendió ‘at divinis’, con el argumento de que su condición de clérigo es para toda la vida.
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