El potencial olvidado de los inmigrantes ilegales
Suiza comete un gran error al no reconocer a las decenas de miles de inmigrantes clandestinos que trabajan ilegalmente en el país, sostiene un experto internacional.
Según Manuel Carballo, más que casos sociales, la mayoría de estos trabajadores representan un potencial económico en gran medida desaprovechado.
Las declaraciones de Manuel Carballo, director ejecutivo del Centro Internacional para la Migración y la Salud (CIMS), con sede en Ginebra, se producen poco después de una advertencia similar lanzada por Walter Fust.
En el marco de la campaña política que precedió a la votación sobre el endurecimiento de la Ley de Extranjería y Asilo, el director de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación manifestó su temor de que Suiza pierda de vista que en el futuro va a necesitar mano de obra.
Papel infravalorado
Manuel Carballo explica a swissinfo que los trabajadores ilegales en Suiza –la Oficina Federal de Migraciones estima que son más de 100.000 – representan una fuente de financiación inutilizada para los seguros de enfermedad y de vejez.
Asimismo el director del CIMS señala que se infravalora el papel que desempeñan los inmigrantes en los ámbitos de los servicios y las labores domésticas, especialmente en el cuidado de los niños o de las personas mayores.
«Los inmigrantes ilegales desempeñan tareas que, de no ser por ellos, tendría que asumir la sociedad y a un coste bastante más elevado», apunta. «Rara vez constituyen un problema: trabajan más tiempo por menos sueldo, no están sindicalizados y no reclaman o no obtienen las mismas ventajas que los demás».
«No creo que la sociedad, en general, conozca el papel económico y social que tienen», agrega. «Todavía reina la impresión de que los inmigrantes son casos sociales, cuando la mayoría no puede beneficiarse del seguro de desempleo».
Política miope
Según un estudio que el CIMS llevó a cabo hace dos años entre el colectivo de inmigrantes ilegales de Ginebra, la mayoría de ellos disponía de una muy buen formación y muchos estaban sobrecualificados para el trabajo que desempeñaban.
Manuel Carballo estima, sin embargo, que Suiza no es el único país que tiene problemas en cómo hacer frente a esta fuerza laboral oculta. El director del CIMS pretende que los gobiernos europeos han hecho poco para absorber el flujo de trabajadores ilegales, prefiriendo desviar la vista en lugar de buscar fórmulas para su integración activa.
«Creo que no es una casualidad que la mayoría de los países no excluyan realmente a los inmigrantes ilegales. Se tolera a la gran mayoría de los inmigrantes clandestinos porque los políticos y patronos comprenden hasta qué punto son importantes para el desarrollo económico».
Manuel Carballo cita el ejemplo de Ginebra, donde los niños de los inmigrantes ilegales tienen que ser escolarizados y reciben ayudas para el seguro de enfermedad. Pero sus padres, cuya dirección conocen las autoridades, se quedan al margen del sistema.
«La migración es hoy un aspecto fundamental del sistema económico global y nacional que requiere una mejor planificación y gestión», concluye Manuel Carballo. «Sería muy poco perspicaz por parte de los políticos, los patronos y la sociedad, en general no reconocer esta nueva realidad en la que vivimos».
swissinfo, Adam Beaumont, Ginebra
(Traducción: Belén Couceiro)
Un estudio que realizó el CIMS hace dos años en Ginebra demostró las dificultades que enfrentan los inmigrantes ilegales.
La mayoría carece de seguro de enfermedad y aquellos que intentan afiliarse a uno se ven ante la negativa de las compañías aseguradoras de acogerlos.
Tres de cada cuatro encuestados temen ser denunciados si contactan a los servicios sociales para solicitar ayuda.
Cuatro de cada cinco inmigrantes ilegales se declaran deprimidos y muchos presentaban problemas de índole psicosomática, como úlceras, dolores dorsales, dolor de cabeza crónico, pérdida de apetito o trastornos del sueño.
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