El voto del miedo
La prensa suiza considera que el resultado del voto, contra la edificación de alminares, traduce ante todo un sentimiento de miedo y desconocimiento y reprocha a los responsables políticos el no haberse comprometido lo suficiente para evitarlo.
También la prensa internacional estuvo atenta a las votaciones de ayer en Suiza en torno a los alminares. «El voto pone los reflectores sobre el persistente conflicto sobre la integración en una Europa que observa el crecimiento de la comunidad musulmana en la sociedad civil».
En los medios europeos, la noticia de los resultados aparece, aunque son pocos los comentarios al respecto. «El choque es inmenso en Suiza», escribe Le Monde, en su edición digital.
Para Le Figaro esta victoria de los partidos Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora) y de la Unión Democrática Federal (UDF/derecha religiosa) es «una desaprobación para el resto de la clase política suiza».
«El resultado de la consulta despertó de inmediato temores a fricciones con el mundo musulmán y a reacciones violentas por parte de grupos extremistas», indica el diario El País.
«Cambio de imagen»
«La interdicción suiza a los alminares provoca los temores a represalias», se lee en el Financial Times.
«Suiza, una victoria a la islamofobia, una derrota de la razón», escribe Le Monde diplomatique.
El comentario del diario alemán Der Welt se perfila en la misma dirección. «Una prohibición de la construcción de alminares no es una prohibición a las mezquitas. No obstante, coloca a Suiza por debajo del nivel de educación y tolerancia que Europa con tanto esfuerzo ha trabajado en el pasado. Esta votación no muestra un camino a la apremiante búsqueda de una solución a los problemas de integración.»
En esa misma perspectiva se inscribe el comentario de la revista germana Der Spiegel en su edición digital. «Este voto, sin duda, cambiará la imagen de Suiza en el mundo. El país que gusta de verse como un guardián neutral de los derechos humanos, en donde se fundó la Cruz Roja y donde se concluyeron los Convenios de Ginebra, ese presunto modelo democrático de nación desacata los derechos humanos en torno a la libertad religiosa y discrimina a un único grupo religioso».
Para Die Presse de Austria, se ha «lastimado la paz religiosa sin necesidad». Y el hecho de que la interdicción de los alminares puede restringir el fundamentalismo «no lo creen ni los precursores mismos» de esta iniciativa, ayer aprobada por la ciudadanía suiza.
Reacciones en los diarios locales
Los periodistas suizos están a la vez sorprendidos e insatisfechos por el resultado de la votación del domingo. Leemos, por ejemplo: «Sí del miedo», en la Tribune de Genève o «El mazazo» en Le Temps.
Los editorialistas no tienen ninguno duda sobre el hecho de que la decisión de los suizos está fundada en el «miedo», una palabra que aparece en casi todos los comentarios y en las tres lenguas nacionales.
Reina un «miedo difuso» al Islam, considera el Südostschweiz, para el que «los precursores de la iniciativa lograron poner en evidencia los lados sombríos del Islam». Para el diario La Liberté, los suizos fueron movidos por «temores ligados a la islamización del país y a la mezcla de poblaciones que va demasiado rápidamente».
Un miedo difuso
Este análisis es compartido al otro lado de los Alpes. La Regione Ticino escribe: «el voto expresa un malestar que va más lejos del tema específico de la construcción de los alminares. Manifiesta y resume sentimientos de inseguridad y de miedo. Leemos en él la crisis de identidad a la cual están confrontados hoy las ciudadanas y los ciudadanos suizos».
Pero para algunos comentaristas, el miedo al Islam no lo explica todo. Este voto puede también ser percibido como un voto de protesta contra toda una serie de factores: la crisis económica, los cambios de sociedad, el asunto Gaddafi y las discutidas acciones del presidente de la Confederación para resolverla, etc.
«A esos sentimientos difusos -de miedo hacia el fundamentalismo islámico- se añadió estos últimos meses para los suizos la arrogancia de un tirano musulmán como Gaddafi que retiene a dos de nuestros concuidadanos como rehenes y pidió excluir a Suiza del mapa», anota el Corriere del Ticino . ¨
Y para la Tribune de Genève «algunos, politraumatizados de la crisis deslizaron en la urna un voto de protesta y de desconfianza más que de odio y de desafío».
Paz confesional
Sea como fuere, los hechos hablan por sí mismos. Al prohibir la construcción de alminares, los suizos han elegido la estigmatización de una religión. En consideración de los comentaristas, esta actitud no encaja con la Suiza que siempre ha buscado la paz interreligiosa.
Los editorialistas comprenden aún menos esta reacción cuando observan que los musulmanes de Suiza, hablando de forma general, no son fundamentalistas y que han mostrado integrarse bien a la sociedad helvética.
«Los musulmanes de Suiza no merecen la injusticia de este voto sanción inspirado en el miedo, los fantasmas y la ignorancia», considera el diario Le Temps.
En las opiniones de la prensa, el hecho de poner en tela de juicio la paz religiosa plantea la cuestión sobre la voluntad de conformar un Estado consciente y con la voluntad de estar integrado por ciudadanos de diferentes orígenes (Willensnation).
Para el diario Südostschweiz,este concepto debe ser definido, debido a que «los prejuicios y una imagen romántica de sí mismo son más fuertes que la realidad».
Un trabajo que deberán realizar los suizos. Aunque los musulmanes también deberán hacer un esfuerzo. «Deben resolver su problema de imagen con una renovada apertura», juzga Der Bund.
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Referéndum
Campaña demasiado tímida
Ya se ha dicho, el resultado del domingo constituye una sorpresa para un gran número de comentaristas. Sobre todo los diarios suizos de expresión francesa intentan explicarse las razones del voto. Para algunos, el resultado se debe a la campaña demasiado tímida del Gobierno, de los partidos políticos y de los medios económicos y religiosos.
«No se les oyó mucho», remarca La Liberté. Las críticas aparecen también en otros diarios. «En lugar de contar con la imposible prudencia popular, el Gobierno y el Parlamento debieron asumir mejor su responsabilidad y recusar una iniciativa semejante», se lee en L’Express y L’Impartial
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Iniciativa popular
Eventuales consecuencias
Para concluir, los editorialistas manifiestan su inquietud sobre las posibles consecuencias de los resultados de este domingo. Por ahora, no resulta fácil determinar de qué naturaleza serán. ¿Sanciones económicas, problemas jurídicos, o incluso, atentados?
Por el contrario, una cosa es segura. Este veto a los alminares puede opacar la imagen de Suiza en el mundo. «Su credibilidad corre el riesgo de desplomarse», considera Le Temps. El 24 Heures agrega: «La prohibición de construir alminares se suma a una lista ya vergonzosa de asuntos económicos y políticos que coloca a nuestro país en posición de debilidad en el tablero internacional».
Y, consecuencia lógica, la otra certeza es que Suiza tendrá a partir de ahora mucho por hacer para redorar sus blasones. «Nuestros diplomáticos tendrán mucho qué hacer», concluye el Neue Zürcher Zeitung
Olivier Pauchard, swissinfo.ch
Un 57,5% de los suizos aceptaron este domingo (29.11)la iniciativa antialminares.
El nivel de participación se elevó inhabitualmente (53%) en este escrutinio.
En la región de habla alemana, sólo el mediocantón de Basilea-Ciudad rechazó la iniciativa.
Tres cantones de expresión francesa también dijeron no: Ginebra (59,7%), Vaud (53,1%) y Neuchâtel (50,8%).
Con un porcentaje de aprobación que sobrepasa el 70%, Appenzell Rodas-Interior (71,5%) fue el que mayor número de votos atribuyó a la iniciativa, seguido por Glaris (68,8%) y St-Gallen (65,9%).
El Valais, el Jura y Friburgo figuran también en el campo de los antialminares, aunque con resultados más modestos (respectivamente: 58%,51,2% y 55,9%).
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