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Entidades suizas defienden el agua como bien público

Un grupo de niños espera para recibir agua en un muelle de la Isla Bandidhoo, en las Maldivas AFP

La falta de acceso al líquido vital genera diferentes tipos de confrontaciones a todo lo largo del planeta, concluyó este viernes el simposio 'El agua: fuente de conflictos'.

El evento se llevó a cabo en vísperas del V Foro Mundial del Agua, que tendrá lugar en Estambul bajo el título ‘Conciliar las Divisiones por el Agua’.

«La conflictividad en el planeta a causa del agua tiende a agravarse con los actuales cambios climáticos», subraya Rosemarie Bär, de la Coordinación suiza ‘El Agua como bien Público’. Añade que el África subsahariana sufrirá una disminución del 20% de su disponibilidad de agua de aquí al fin del siglo.

Con esta perspectiva, los conflictos violentos en torno a este recurso vital seguirán aumentando. Y ello, en un escenario dramático, donde 1.200 millones de personas en el planeta no cuentan hoy con agua potable y 4000 niños menores de 5 años mueren diariamente a causa de esa situación, agrega.

«El acceso al agua es un derecho humano fundamental. De su aplicación dependen prácticamente todos los otros derechos humanos esenciales», señala a swissinfo, Bruno Riesen, responsable de campañas de Amnistía Internacional (AI) en Suiza.

Y si bien hoy se tiende a hablar constantemente de la crisis financiera, de la inestabilidad bancaria, de los graves problemas climáticos, «muchos olvidan que una parte esencial de los grandes problemas de futuro está ligada al agua», enfatiza.

Perspectivas alarmantes

En caso de persistir la actual tendencia, subraya el representante de AI, las previsiones son terribles. «Dos tercios de la población mundial, es decir más de 3.5 millones de personas, no contarán con agua potable en el 2025».

La lógica predominante en la actualidad, explica Riesen, implica el desperdicio del vital líquido; el crecimiento desmedido del consumo de una parte pequeña de la población planetaria -en detrimento de la mayoría-; así como una producción agropecuaria que acapara el 70% del consumo del agua al nivel planetario.

«Con el agravante que dicha producción está encaminada, por ejemplo, a los agro carburantes. Es decir, a irrigar plantíos destinados luego a abastecer de combustible a los vehículos de la población del norte», denuncia.

Para Amnistía Internacional es fundamental la defensa del derecho al agua, «como derecho fundamental para todos los habitantes de la tierra, del cual dependen otros derechos esenciales, como el derecho a la alimentación o a la salud», concluye el portavoz helvético.

La responsabilidad de la ONU

Concepto marco con el que coincide la abogada portuguesa Catarina de Albuquerque, experta independiente sobre el agua potable del Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra.

El no respeto a ese derecho fundamental, «implícitamente reconocido por las Naciones Unidas», anticipa el riesgo de nuevos y mayores conflictos, señala Albuquerque.

Explica que algunas confrontaciones «buscan controlar las fuentes de agua; o que conciben a éstas como instrumentos o blancos militares; como objetivos terroristas o incluso como medio de presión y chantaje entre naciones».

De ahí que la resolución de los problemas del agua, «está ligada a una verdadera voluntad política de los diferentes actores y Estados», enfatiza Albuquerque a swissinfo.

Y de allí también, la responsabilidad y la importancia «del sistema de las Naciones Unidas, que con su diversidad de Estados miembros, de propuestas y actores, de preocupaciones en la diversidad, constituye un verdadero milagro» y un marco esencial para resolver los problemas mundiales, entre ellos, el del agua, concluye.

Relativo escepticismo

«En la propuesta de su Declaración final del V Foro, que deberá ser discutida y aprobada en Estambul, no encontré referencias explícitas al agua como derecho humano fundamental», analiza Albuquerque.

«Estamos bastante escépticos de lo que pueda resultar en ese Foro hegemonizado por las transnacionales del agua», enfatiza por su parte el pastor Alberto Rieger, responsable de la Organización OEME (Ecumenismo, Misión, Cooperación al Desarrollo), de las iglesias cristianas de Suiza.

En esos foros, «no se toma realmente en cuenta a la sociedad civil internacional».

Sin embargo, concluye, importante redes internacionales que luchan por el agua como bien público y que participaron en el Foro Social Mundial de Belém de Pará (fin de enero pasado), «han definido una estrategia de presión y enviarán representantes a Estambul para hacer escuchar su voz».

Exigimos, tal como se definió en la Declaración del Agua de Belém, «que cualquier ser humano tenga acceso y derecho al agua de buena calidad y en cantidad suficiente para la higiene y la alimentación», explica el coordinador de OEME, presente en el simposio de Berna.

Y que la gestión del agua «permanezca en el ámbito público y comunitario, con participación, equidad, control social, sin fin de lucro, sin generar violencia a los territorios, preservando el ciclo del agua», concluye.

swissinfo, Sergio Ferrari

La Coordinación suiza ‘El agua como bien público’ reúne a diversas organizaciones comprometidas en la definición de una política durable del agua y en pro de considerar el derecho al acceso al agua como un derecho humano fundamental.

La integran: Alianza Sur, Amnistía Internacional sección Suiza, ATTAC Suiza, Helvetas, ChristNet, la Fundación Greina, Incomindios, asociaciones de consumidores, el Sindicato de Servicio Público (SSP) y la Unión Suiza de Campesinos (UPS).

Cerca de 70 importantes ríos en el mundo corren el riesgo de secarse por los cambios climáticos y el exceso de consumo.

La producción de 1 litro de bio-etanol (combustible vehicular) necesita cerca de 5000 litros de agua.

Un tomate de Marruecos que será luego exportado necesita 13 litros de agua.

La producción de un vaso de jugo de naranja demanda 170 litros de agua, y una camiseta de algodón necesita 20 mil litros.

Cada habitante suizo utiliza por día (cocina, higiene etc.) 160 litros de agua.

Esa cifra aumenta a 4000 litros por día si se calcula el agua utilizada en los alimentos, productos y vestidos importados.

El simposio ‘El agua: fuente de conflictos’ fue organizado por la Alianza Sur -plataforma que reúne a seis de las más importantes ONG de cooperación con el Sur-, y contó con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y la cancillería helvética.

El objetivo del evento fue reactivar la reflexión de la opinión pública nacional a sólo cuatro días de la apertura en Estambul, Turquía, del V Foro Mundial del Agua titulado ‘Conciliar las Divisiones por el Agua’.

El Foro es organizado cada tres años por el Consejo Mundial del Agua junto con las autoridades del país anfitrión.

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