Escándalo de firmas falsificadas: el sistema suizo falla
Hasta ahora se ha considerado que el papel garantizaba la seguridad del sistema de votación suizo. Pero con el escándalo de las firmas falsificadas eso se ha acabado. Suiza se enfrenta a un cambio de paradigma. Análisis de la situación.
¿Qué ha pasado?
Se sospecha que empresas encargadas de recoger refrendos en Suiza han falsificado firmas a gran escala. La Fiscalía General de Suiza está investigando, y la clase política exige que se tomen medidas. El asunto revelado por los periódicos del grupo mediático TamediaEnlace externo ha golpeado el corazón de Suiza. La confianza en los procedimientos habituales está en juego y la democracia directa se ve afectada.
Una docena de iniciativas populares podrían haberse sometido a votación gracias a firmas falsificadas. La Cancillería Federal, sin embargo —afirmando que no hay pruebas suficientes que sugieran que el pueblo ha votado algún texto con un número de firmas insuficiente— intenta tranquilizar a la población. Pero ¿podemos fiarnos de este llamamiento a la calma?
Cuando las firmas las recogen empresas comerciales, una de cada tres rubricas o identidades que figuran en las hojas de recogida son falsas. Así lo ha asegurado Marc Wilmes que se dedica de manera profesional a comprobar firmas. Entrevistado en la emisora alemana SRFEnlace externo, Marc Wilmes ha indicado que, aunque las autoridades locales pueden verificar las direcciones y las fechas de nacimiento, no pueden comprobar las firmas. Un problema importante, ya que cuando se acude a las urnas la firma es lo que valida los documentos de identidad en la mayoría de los cantones.
¿Qué debemos aprender?
La primera lección de este asunto que seguirá dando mucho que hablar es que en Suiza la confianza ha quedado resquebrajada.
E igual de decepcionante es la segunda lección: este fraude de las firmas demuestra que en el país alpino la identidad de las personas puede falsificarse. Si se quiere y no se tienen escrúpulos puede hacerse.
Más banal —aunque también algo brutal— es la tercera lección: en Suiza existe la voluntad de comprar las decisiones del pueblo. Algo que en los últimos años ha ido a más.
¿Qué papel juega la Confederación?
Las autoridades llevan años investigando posibles irregularidades en las recogidas de firmas sin decir ni pío. Es interesante observar que, tras constatar un fraude, el cantón de Neuchâtel prohibió que a partir de 2021 las empresas pudieran recoger firmas.
Y todavía es más llamativo constatar que en 2023, invocando la ley federal, el Consejo Federal (el ejecutivo) levantó esta prohibición. Lo hizo en el mismo momento en que la Cancillería Federal investigaba esta trama fraudulenta. En 2022, había presentado una denuncia penal al respecto.
Si el bien más preciado es la confianza en el sistema de votación, cuesta entender por qué la Cancillería Federal y el Gobierno no han tratado sobre esta cuestión durante tanto tiempo. Algún día, a la hora de calcular cuánta confianza ha costado el fraude de las firmas, habrá que tenerlo en cuenta.
¿Qué papel le corresponde al federalismo?
Pensar que cuando el Estado utiliza el papel la seguridad está garantizada es demasiado ingenuo, puesto que debe navegar por los entresijos del federalismo, entre cantones, comunas y Confederación.
También es fuente de errores la necesidad de que estos tres niveles de la democracia suiza se sincronicen. El error más reciente se produjo durante las elecciones federales de 2023Enlace externo, cuando la Confederación incluyó varias veces los resultados de tres cantones. A pesar de todo, quien busca lagunas en la seguridad las encuentra; sobre todo, en el federalismo que caracteriza a Suiza.
Ahora sabemos que estas lagunas existen tanto en el espacio digital como en el papel.
¿Qué significa este caso para el DNI electrónico y la recogida de firmas electrónicas?
Hay ya peticiones de un sistema más seguro. La recogida de firmas verificadas electrónicamente —también conocida como recogida electrónica— es la respuesta más obvia. De hecho, se ha creado porque el debate público, en gran medida, se ha trasladado a internet. Obtener firmas en la calle es cada vez más difícil. Internet permite seguir haciéndolo, e incluso hacerlo de una manera más fácil.
A menudo la recogida electrónica se ha considerado poco segura. Ahora, sin embargo, se considera no solo una alternativa más práctica y eficaz, sino también más fiable. Es algo nuevo.
El requisito previo para introducirla, no obstante, es crear una identidad electrónica; algo que está previsto que llegue a Suiza en 2026. El primer intento fracasó por problemas de protección de datos. La segunda versión ahora tiene gran aceptación. El Consejo Nacional la aprobó en el Parlamento con éxito. Y se espera que en la sesión de otoño el Consejo de los Estados en la sesión de otoño también dé su visto bueno.
Lo cual podría marcar un cambio de paradigma. La garantía de la fiabilidad del sistema de votación suizo ha sido, hasta ahora, el papel. Aunque ya no es así. A la luz del debate actual, el papel incluso va por detrás de los métodos digitales.
¿Qué significa esto para el voto electrónico?
El principal argumento contra el voto electrónico solía ser que el papel garantiza la seguridad y puede verificarse. Un argumento que se está debilitando hoy en día. Esto no significa que Suiza tenga que introducir el voto electrónico por razones de seguridad. Pero quienes han abogado por él durante mucho tiempo podrán recordar el “escándalo de las firmas falsificadas” como un regalo caído del cielo. Un obstáculo ha desaparecido.
Texto original editado por Benjamin von Wyl; y adaptado del francés por Lupe Calvo / Carla Wolff
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