Fondos judíos: «Se necesitaba una reacción más rápida»
Nacida en Zúrich, Madeleine Kunin fue la embajadora de Estados Unidos en Suiza durante la crisis que se desató la década pasada por los haberes judíos retenidos durante el Holocausto. Esta feminista publica un libro de memorias 'Perlas, Políticas y Poder'.
Antigua funcionaria de la administración de Bill Clinton, ahora apoya la campaña de Hillary Clinton para la investidura demócrata de cara a la elección presidencial. Entrevista.
Única estadounidense en haber gobernado un Estado de la Unión durante tres mandatos (Vermont), lamenta que haya menos mujeres en la política en Estados Unidos que en Suiza.
swissinfo: Usted nació en 1933 en el seno de una familia judía. ¿En qué circunstancias emigró a Estados Unidos?
Madeleine Kunin: Tenía sólo 6 años y medio cuando dejé Suiza. Mi padre, negociante en importación y exportación de zapatos, había muerto en 1936 y mi madre nos educó sola a mi hermano y a mí. Conservo sólo pocos recuerdos de mi infancia en Zúrich, pero son recuerdos felices.
Era muy joven y no estaba consciente de lo que entonces se tramaba en Europa. Mi madre, originaria de Zúrich, tomó la decisión de emigrar. La principal razón era escapar de la amenaza del Holocausto, porque había mucho miedo, sobre todo en el seno de la comunidad judía, de ver a Hitler invadir Suiza.
swissinfo: En 1996, usted vuelve a Suiza como embajadora de Estados Unidos. ¿Con un sentimiento de revancha?
M.K.: Más bien de orgullo y de alegría, porque mi madre jamás habría soñado que pudiera convertirme en embajadora estadounidense. Sin embargo, a menudo nos decía que «todo es posible en América». Tenía este típico sueño del emigrante optimista sobre el futuro.
swissinfo: Desde su llegada a la embajada, fue absorbida por el asunto de los haberes judíos de los desheredados. En su libro escribe que ni usted, ni el Departamento de Estado esperaban que este asunto creciera tanto. ¿Por qué ocurrió eso?
M.K.: Para empezar, afluían sin cesar nuevas informaciones sobre las cuentas de los desheredados a medida que los documentos ultra secretos sobre el papel de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial eran publicados. Luego, las cosas se ampliaron en Estados Unidos donde el Congreso Judío Mundial era muy activo y la administración Clinton apoyaba la idea de la restitución de los haberes a sus titulares. A esto se sumó el sentimiento de urgencia porque los sobrevivientes tenían una edad avanzada.
swissinfo: ¿El asunto habría sido manejado más rápidamente si el Gobierno de Suiza no se hubiera negado a participar en las negociaciones entre los bancos y Estados Unidos?
M.K.: ¡Este asunto habría sido manejado mucho mejor si el Gobierno y los bancos suizos hubieran actuado justo después de la guerra! Durante años no reconocieron verdaderamente el problema. Pero cuando fue señalado, en 1996, habrían podido reducirlo con una reacción más rápida.
swissinfo: La implicación de la administración Clinton y de Bill Clinton agravó las cosas?
M.K.: No recuerdo que Bill Clinton tomara posición de modo público y no creo que él haya agravado la situación. Por mi parte, mi papel fue el de mantener las buenas relaciones entre Estados Unidos y Suiza al tiempo de incitar a los suizos a actuar.
Empero, hubo en Estados Unidos mucha exageración sobre el papel de Suiza durante la guerra. El senador D’Amato explotó a veces la situación. Aunque yo no haya aprobado todas las tácticas utilizadas, en lugar de amenazas de boicot a los bancos y los productos suizos, creo que era tiempo de arreglar el problema de los haberes y cerrar ese capítulo.
swissinfo: ¿Ese capítulo se cerró definitivamente?
M.K.: Yo no veo ahora impacto de esa controversia en las relaciones bilaterales actuales. De manera general, el problema quedó arreglado. Es cierto que los titulares de algunas cuentas no fueron encontrados y que algunos bancos no pagaron todo, pero lo que importa es que la mayoría de los suizos reconocieron que el problema debía ser resuelto, sobre todo los jóvenes.
swissinfo: En la campaña presidencial estadounidense usted apoya a Hillary Clinton. ¿Considera que ha llegado el momento de que ella deje el camino libre a Barack Obama?
M.K.: Apoyaré a Hillary Clinton hasta que decida abandonar. Ese momento no ha llegado todavía. Tiene aún una pequeña posibilidad de ganar porque algunos superdelegados en la Convención Demócrata no han tomado posición. La esperanza es poca, pero no todo está terminado. Hillary es una luchadora con una capacidad de resistencia extraordinaria.
swissinfo: ¿Y Barack Obama?
M.K.: Es una persona muy impresionante y carismática. Llevo a muchos jóvenes a participar en el proceso electoral. Lo ideal para el Partido Demócrata sería presentarlos como pareja política.
Pero pase lo que pase, nuestro partido estará unido contra John McCain en noviembre. No tengo ninguna duda sobre la victoria demócrata. Aunque la campaña esté llena de sorpresas, el descontento de los estadounidenses es tan fuerte que tienen un profundo deseo de cambio.
swissinfo: ¿Cuáles deberán ser las prioridades del nuevo jefe de la Casa Blanca?
M.K.: Primero, sacarnos de Irak. Luego, reimpulsar la economía, y más tarde, restablecer la reputación de Estados Unidos en el mundo, es decir, ubicarlo de nuevo como una gran democracia que colabora con otros países de modo positivo.
swissinfo: Las estadounidenses obtuvieron el derecho de voto en 1920, las suizas en 1971. Empero, Estados Unidos no ha tenido una presidenta mientras que Suiza ha tenido dos. Estados Unidos está en el 69 lugar entre 187 países, en términos de presencia femenina en el Parlamento. ¿Por qué este retraso?
M.K.: Muchas estadounidenses dan la espalda al proceso político que se volvió execrable y oneroso. En Suiza, el proceso es más civilizado. Suiza debe ser reconocida por el sitio que ocupan las mujeres en la política, pero también hay que ver que la presidencia es un puesto débil en Suiza, lo que no es el caso en Estados Unidos.
No creo que acabar con el bipartidismo cambiaría las cosas para las mujeres en Estados Unidos. Lo mejor sería imponer cuotas. Los países que han las han establecido, vieron aumentar la representación de las mujeres en la política.
Entrevista swissinfo, Marie-Christine Bonzom, Washington
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
A mediados de la década de los años 1990, diversas organizaciones judías lanzaron ataques feroces contra Suiza y sus bancos.
La causa: haberes de las víctimas del Holocausto se encontraban en cuentas suizas sin que sus derechohabientes jamás hubieran podido recobrarlos.
Destacadas por algunas personalidades políticas, incluido el senador estadounidense Alfonse D’ Amato, las críticas evolucionaron hasta poner en tela de juicio el papel de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial.
En diciembre de 1996, el Gobierno suizo instituýó una Comisión Independiente de Expertos (CIE) encargada de esclarecer el pasado reciente del país, bajo la batuta del historiador Jean-François Bergier.
En agosto de 1998, las organizaciones judías y los bancos suizos UBS y Credit Suisse llegaron a un acuerdo. Estas últimos desbloquearon 1.250 millones de dólares para indemnizar a las víctimas del nazismo.
El CIE entregó en marzo de 2002 su informe final de 600 páginas.
Nació el 28 de septiembre de 1933 en Zúrich en el seno de una familia judía.
Emigró a Estados Unidos a los 6 años y medio con su madre y su hermano.
Estudió en la Universidad de Massachussetts, en la Universidad de Vermont y en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia.
En 1995 se divorció de su primer marido con el cual tuvo cuatro hijos. En 2006 volvió a contraer matrimonio.
Vive en Burlington, la ciudad más grande de Vermont.
Antes de entrar en la política, fue periodista en el diario ‘Burlington Free Press’, en Vermont.
Es la primera estadounidense en haber sido elegida para tres mandatos como goberndora de una entidad estadounidense.
De 1984 a 1991 encabezó el Gobierno del Estado de Vermont donde tuvo como asistente a Howard Dean, candidato a la presidencia en 2004 y hoy jefe del comité nacional del Partido Demócrata.
Fue ministra adjunta de Educación de 1993 a 1996, antes de ser embajadora en Suiza del 1996 al 1999.
En este 2008 apoya a Hillary Clinton para la presidencia y es candidata a uno de los puestos de delegados de Vermont en la Convención Demócrata.
Madeleine Kunin es autora de varios libros y enseña hoy en la Universidad de Vermont.
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