«Recreamos las fronteras en la mente de la gente»

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Refugiada afgana huye de Siria en el tren entre Orestiada y Alexandrópolis. Grecia, 2012. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Palavan, refugiado afgano, "vuela" en su "alfombra mágica" en las bodegas abandonadas del puerto de Trieste, Italia, 2013. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Los refugiados que vivían en las bodegas del puerto de Trieste son recibidos en el campo 'scout' de Prosecco. Trieste, Italia, 2013. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Yuba, refugiado argelino de origen berebere. Al fondo, las colinas de Bosnia-Herzegovina. Banja Koviljača, Serbia, 2014.(Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Abdul, refugiado sudanés acogido en el centro de Tutin, observa el retrato de Josip Broz Tito, presidente de la República Socialista Federal de Yugoslavia. Tutin, Serbia, 2014. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Samir, refugiado palestino, desertor del ejército sirio. Después de estar en Grecia, llegó a Suiza a pie a través de los Balcanes. Bellinzona, 2013. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Un refugiado sirio muestra una foto de su mano esposada durante un control de documentos por parte de la policía griega. Alexandrópolis, Grecia. 2012. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Esta moneda canadiense simboliza el país soñado por este migrante argelino. Obrenovac, Serbia, 2014. Alberto Campi, We Report 2018

Gulchì, refugiada afgana de 3 años, en el centro para solicitantes de asilo de Banja Koviljača. Serbia, 2014. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Cuerda solidaria en el Cuello de l'Échelle, organizada para llamar la atención sobre los peligros que corren los migrantes al cruzar la frontera alpina entre Italia y Francia durante el invierno. Briançon, Francia, 2017. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

S. Stoyanov, jefe de la policía fronteriza para el sur de Bulgaria, en una colina cerca de Lesovo en la frontera turco-búlgara. Lesovo. Bulgaria, 2014. Alberto Campi, We Report 2018

Mahdi, 20 años, es nigeriano y se encuentra bloqueado en el centro para refugiados de Sjenica. Querría volver a su casa, pero no puede por la falta de dinero. Sjenica, Serbia, 2014. (Alberto Campi) ‘Alberto Campi, We Report 2018

Solicitantes de asilo hacen fila para obtener alimentos en un parque de la estación de Como, tras el cierre de la frontera italo-suiza. Como, Italia, 2016. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Un refugiado sudanés limpia el fango acumulado en sus pies durante su cruce del río Evros que marca la frontera entre Turquía y Grecia. Nea Vyssa, Grecia, 2012. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

Refugiados siguen el camino trazado por las vías del tren en su ruta a pie de Macedonia a Serbia. Entre 2014 y 2015, decenas de refugiados murieron arrollados por los trenes al recorrer esa línea férrea. Gevgelija, República de Macedoine del Norte, 2015. (Alberto Campi) Alberto Campi, We Report 2018

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El fotógrafo Alberto Campi recorrió los caminos del exilio al encuentro de migrantes que habían llegado a Europa en busca de refugio. Una exposición pone de relieve su obra y cuestiona la noción de fronteras.

Palavan tiene una de esas sonrisas con el poder de disipar la neblina. En su improvisado columpio, que parece una alfombra voladora, el refugiado afgano sobrevuela almacenes abandonados en el puerto italiano de Trieste. Un momento de esperanza en los a menudo tortuosos caminos de la migración, captados por el fotógrafo ginebrino Alberto Campi.Enlace externo  

“Podríamos dibujar una curva de esperanza”, señala. El fotógrafo relata el intenso estrés de los migrantes en cada paso fronterizo, la esperanza de una vida mejor que renace al llegar a un nuevo país. Y luego, este rayo de esperanza que muere de nuevo ante muchos obstáculos.

El ganador del Premio Suizo de Fotografía 2012 viajó por toda Europa de 2012 a 2017, inmortalizando la situación de los migrantes. Su trabajo integra una exposición titulada ‘Más allá de las fronteras: Migraciones y diferencias’Enlace externo, organizada por la ONG ‘Alliance Sud’. En su centro: la noción de frontera, geográfica y aquella que separa a los seres humanos de horizontes diferentes.

Crecer en la frontera

Alberto Campi nació en 1982 en Italia, a pocos kilómetros de Suiza. “Soy una persona que creció en la frontera, en los buenos tiempos de la Unión Europea”, dice. Para él, impedir que la gente pase libremente es absurdo. En 2012, al comienzo de la crisis siria, pasó tres meses en Grecia. “Me consternó la violencia contra los migrantes por parte de las autoridades y de la policía”, recuerda.

Su camino lo llevó a los Balcanes. En Serbia, descubrió “la magnífica relación entre la población y los refugiados”. “Para mí fue un ejemplo del trato humano a los migrantes. Eran bien recibidos, sin victimización”, estima Alberto Campi.

A través de su objetivo, el fotógrafo observa las fronteras, pero los cambios que constata lo asustan. “Todo está cerrado. Estamos recreando las fronteras en la mente de la gente”, deplora. Ya no cree en la voluntad de ofrecer una vida a los migrantes llegados a Europa. Y no lo cree, al grado que quiere dejar su trabajo con la migración, con esta muestra como punto final. ¿Lo logrará?

Por lo pronto, sus imágenes irán al encuentro de los niños, ya que el próximo año, tras haber sido presentadas en la sede de ‘Alliance Sud’ en Lausana, serán llevadas a las escuelas. “Tiene más sentido que presentar una exposición en una galería. Hay que ir a buscar al público a donde nace”, estima el fotógrafo.