Franco suizo, entre las 5 divisas más fuertes
La solidez de la moneda helvética blinda la economía nacional, pero le cuesta muchos millones a los exportadores, cuyos productos se encarecen en el mercado internacional.
A cambio, conservar una moneda propia y no anclarse al euro, ha valido a Suiza las tasas de interés más bajas de Europa.
El franco suizo se cuenta entre las cinco divisas más sólidas del mundo, de la mano del dólar, el euro, el yen japonés y la libra esterlina, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales (BPI).
A juicio del banco central de los bancos centrales –con sede en Basilea- son monedas que marcan pauta y dan ritmo a la economía del planeta.
Y habría que agregar, a juicio del BPI, que son divisas capaces de ser refugio de multimillonarias inversiones y, simultáneamente, de hacer trastabillar al sistema financiero mundial si sus economías están en problemas.
En 2007, en la víspera del primer siglo de vida del Banco Nacional de Suiza (BNS), el balance del franco helvético, su moneda, da cuenta de buenos y malos tiempos, pero acusa prácticamente siempre una constante de estabilidad.
Renuente a fusionarse con los vecinos, Suiza apostó por conservar su moneda y rechazar una paridad fija con el euro. Un riesgo que ha merecido la pena
Los orígenes del franco
Suiza cambió de rostro en 1848 al promulgar una nueva Carta Magna y crear un Estado Federal.
Y tras un largo periodo de enfrentamientos entre cantones y regiones, finalmente se logró acuerdo para crear una «unión aduanera y monetaria» que daba por concluidas todas las aduanas, fronteras y divisas que existían antes en el país.
El siguiente paso fue la Ley Federal de la Moneda –7 de mayo de 1850-, con la que Suiza dio vida oficial al franco suizo aunque éste comenzara a circular formalmente en 1852.
Su modelo fue el franco francés. De hecho, las primeras monedas helvéticas fueron acuñadas en París y Estrasburgo, lo que les permitió el doble objetivo de conocer a fondo el sistema monetario francés e integrarse, en 1865, a la Unión Monetaria Latina que permitía la utilización indistinta de la lira, franco suizo, franco belga y franco francés en los territorios de Italia, Francia, Suiza y Bélgica.
Tras esta decisión vino la autonomía completa de Suiza y de su moneda, cuando la Confederación Helvética asumió el monopolio de la emisión de billetes y monedas que dio paso a la fundación del banco central (Banco Nacional de Suiza).
Moneda de refugio
Consultada por swissinfo sobre la evaluación que le merece el franco suizo en 2007, el área de banca de inversión del UBS detalla a título institucional:
«El inversionista que esté en busca de una divisa tranquila, de una economía sólida y tasas de interés bajas, tiene que fijar la mirada en Suiza».
No es gratuito, explica el UBS, que Suiza tenga tanta presencia en la administración de fortunas y capitales en general.
De cara a un entorno político o económico complejo en el mundo, el franco suizo casi siempre lo hará mejor que otras divisas, razón por la cual sigue considerándose una moneda de refugio en tiempos de volatilidad, aunque en menor medida desde que existe el euro.
Y dicha fortaleza se explica en una «temeraria» decisión que tomó el BNS en 1998 y que consignó en su Informe Anual correspondiente a ese ejercicio:
«La construcción europea es vital para el Viejo Continente e inicia una nueva etapa sin retorno; esto entraña un cambio profundo para Suiza. Pese a ello, no vamos a anclar nuestra moneda al naciente euro. Perseguiremos los mismos objetivos macroeconómicos que los vecinos europeos y esperamos con ello conseguir la estabilidad económica. Pero el franco suizo flotará en vez de anclarse a una paridad fija con el euro».
Estabilidad: pros y contras
Las estadísticas del franco suizo dan cuenta de una divisa sólida y con pocos periodos volátiles durante los ocho años y medio de vida del euro, su referente obligado.
Concretamente, el 1 de enero de 1999, el tipo de cambio era de 1,60 francos suizos por euro, según los datos del BNS. En esa fecha, la moneda de la zona euro comenzaba a utilizarse en transacciones comerciales y financieras.
Tres años más tarde, el 1 de enero del 2002 –fecha en la que el euro comenzó a ser utilizado por la población-, el franco incluso se había apreciado hasta un nivel de 1,45 francos por euro.
Y actualmente, en junio del 2007, nuevamente se ubica en 1,64 francos por euro, el mismo nivel que tenía en 1999.
La solidez de la moneda suiza ha permitido a la plaza financiera helvética el privilegio de administrar un tercio de las fortunas mundiales depositadas en el extranjero (más de 2 billones de francos suizos).
Pero ha costado más de 300.000 millones de francos suizos en cinco años al sector exportador, ya que sus productos se encarecen a escala internacional y dejan de ser competitivos.
Misma línea
Pese a ello, el BNS no piensa cambiar un ápice su política monetaria.
Y Jean-Pierre Roth, presidente del banco central helvético, le ha dejado claro durante las últimas cuatro semanas:
Anclar el franco al euro –fijando una paridad entre las dos monedas- no es un asunto que esté en la agenda, «primero, porque la flexibilidad del franco ha permitido amortiguar los vaivenes de la economía mundial; y segundo, porque Suiza ha conseguido que sus tasas de interés sean las más bajas de Europa y es un privilegio que no desea perder.
Así, el franco seguiría el curso que le marquen la oferta y la demanda y se mantendrá en el mundo como una de las monedas más sólidas del sistema monetario internacional.
El franco suizo, llamado ‘franken’ en alemán, ‘franc’ en francés, y ‘franco’ en italiano, lleva grabado en latín el nombre de la Confederación Helvética.
El franco suizo es la moneda de curso de Suiza y Liechtenstein, éste último la adoptó como moneda en 1919, cuando abolió la unión aduanera con Austria.
El BNS decidió la desaparición de las monedas de 2 céntimos en 1970 y están en proceso de desaparición las monedas de 1 y 5 céntimos, porque acuñarlas tiene un costo de 6 céntimos.
Actualmente, existen monedas en circulación de 10, 20 y 50 céntimos, así como de 1, 2 y 5 francos.
Además, existen monedas conmemorativas de 5, 20, 100 y 200 francos válidas para transacciones comerciales, pero escasas.
El tamaño de las monedas de 5 SFR se redujo en 1936, tras la devaluación del franco suizo.
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