Perspectivas suizas en 10 idiomas

Frente a la cuadratura del círculo democrático

La clase política busca una nueva dirección a donde dirigir el país. Keystone

La política suiza parece hallarse en un callejón sin salida tras las votaciones del 16 de mayo. La prensa y la clase política se interrogan sobre el futuro de las reformas.

Hay quienes opinan que la democracia directa hipoteca el futuro del país.

El domingo 16 de mayo fue una jornada negra para la mayoría parlamentaria de centro derecha. El pueblo volvió a desacreditar la política del Gobierno, rechazando en las urnas las tres propuestas de reforma de los sistemas fiscal y de pensiones.

El resultado supuso una derrota anunciada: la izquierda temía un desmantelamiento social, los cantones recortes en sus ingresos y la derecha dura (junto con la izquierda sindicalista) se oponía a la subida del IVA para financiar el seguro de invalidez y las pensiones.

Los expertos y periodistas constatan el rotundo fracaso de las reformas y tratan de analizar qué es lo que ha pasado.

Bipolarización

Los observadores comprueban que ha cambiado el clima político. Las elecciones legislativas federales del 19 de octubre pasado han reforzado a la derecha y a la izquierda originando así una bipolarización en el hemiciclo parlamentario.

Los partidos del centro, que definieron con alianzas alternantes la política nacional en los últimos años, han quedado desbancados.

Con la llegada de Christoph Blocher y Hans-Rudolf Merz el baricentro del Consejo Federal (gobierno) ha vivido un giro a la derecha, generando una dolarización que dificulta la búsqueda de un consenso capaz de convencer a la mayoría de los votantes.

Si en la última legislatura Parlamento y Gobierno ganaron nueve de diez votaciones, en la nueva se han invertido las cosas. Los tres ‘no’ del 16 de mayo se suman a la derrota registrada en febrero, cuando el pueblo rechazó tres propuestas del Gobierno y Parlamento.

Una segunda constatación es que el pueblo no acepta la política de quienes eligió pocos meses atrás, razón por la que muchos comentaristas temen que Suiza sea ingobernable.

Para algunos el resultado del pasado domingo equivale a una moción de censura al nuevo gobierno. Otros señalan la debilidad del Ejecutivo y que el sistema de concordancia frena las reformas urgentes que necesita la Confederación Helvética.

En otro país un resultado semejante habría desembocado en una crisis de gobierno. Pero esto es imposible en Suiza.

¿ Sistema anacrónico?

El tercer aspecto apunta al corazón mismo de las instituciones nacidas con la Constitución de 1848, por la que se instituyó el Estado federal basado en mecanismos consensuados que se logran de la siguiente manera:

El Consejo Federal (gobierno) propone una ley y se abre el proceso de consulta en el que pueden participar y exponer su posición los partidos, cantones, organizaciones del ámbito en cuestión, la empresa privada…

La administración federal elabora el paquete que luego se somete al Parlamento. Pero es el pueblo quien tiene la última palabra. Y, por definición, el pueblo siempre tiene razón. El caso es que si no se ha alcanzado el equilibrio necesario durante la elaboración de la ley, el proyecto terminará siendo sancionado en las urnas.

Para algunos estas características de la democracia directa constituyen a la vez un lujo y un problema, pero cambiar el sistema sería un suicidio político. Es más. Tanto para la derecha como para la izquierda, el recurso al referéndum sigue siendo la mejor arma para frenar a los adversarios.

Ahora más que nunca es imprescindible alcanzar compromisos políticos sólidos capaces de reunir una mayoría popular a favor, de los votantes que constituyen la verdadera oposición en este país.

Salvar lo que se pueda

La cuarta y última observación es que hay que recuperar el pragmatismo que permite alcanzar esos compromisos. El 16 de mayo, el pueblo sancionó con contundencia las reformas, pero así no resuelven los problemas.

El progresivo envejecimiento de la población pone en peligro el seguro de vejez; el seguro de invalidez sigue en números rojos y las parejas casadas continúan pagando más impuestos que las que viven en concubinato. Y a ello se suma que la economía suiza lleva más de un decenio sin crecer.

Para evitar que Suiza se convierta en el farolillo rojo de Europa, los políticos y expertos proponen un amplio abanico de soluciones.

Es evidente que lo primordial es no convocar votaciones demasiado complejas. El pueblo no debería ser llamado a pronunciarse sobre ‘paquetes’ de los que no entiende más de la mitad del contenido.

Pero que se trate de ‘paquetes’ o de objetos aislados, una cosa es cierta: el gran desafío será encontrar mayorías políticas para que los proyectos puedan ser realidad.

swissinfo, Daniele Papacella
(Traducción: Belén Couceiro)

Los más leídos
Quinta Suiza

Los más discutidos

En cumplimiento de los estándares JTI

Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI

Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.

Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR