G-20: «Hubiera sido necesario un cambio del sistema»
No se lucha contra una crisis de dimensiones sistémicas con herramientas coyunturales, asegura Sergio Rossi. Para el profesor de Economía de la Universidad de Friburgo, el G-20 se ha mostrado bastante temeroso.
Frente a la peor crisis económica y financiera desde los años 30, Londres acogió este 2 de abril a los representantes de un G-20 que representan cerca del 80% de la economía mundial.
swissinfo: ¿Suiza se encuentra en la lista gris de paraísos fiscales, pero no las Islas de Jersey, Guernesey y la de Man. ¿Supone esto una gran sorpresa?
Sergio Rossi: No es ninguna sorpresa, pero sí es decepcionante. Suiza anunció su voluntad de actuar, incluso si aún tiene que negociar y materializar unos 70 acuerdos.
Es decepcionante ver que no se tiene en cuenta a verdaderos paraísos fiscales como Jersey o a los ‘trusts’. Aunque esto en el fondo no es nada sorprendente, ya que el FMI y el Banco Mundial están dominados por los estadounidenses. La influencia anglosajona es muy fuerte en ambas instituciones.
swissinfo: ¿Qué repercusiones puede tener en Suiza figurar en esta lista?
S.R.: Suiza va a continuar sufriendo presión. Va a ser observada con lupa por parte de otros países. Sobre todo de Alemania que, especialmente debido a sus próximas elecciones, ha encontrado en Suiza un ‘chivo expiatorio’.
Este ‘chivo expiatorio’ permite empujar a Luxemburgo para que cumpla las reglas y así Alemania pueda recuperar los capitales expatriados. El Estado alemán necesita fondos para financiar sus enormes esfuerzos de rescate de bancos y de reactivación de la maquinaria económica.
swissinfo: ¿La presencia en una lista de este tipo es un fracaso de la diplomacia suiza?
S.R.: No es un fracaso para la diplomacia suiza, sino para el Consejo Federal (gobierno), que ha actuado con retraso y se ha mostrado un poco torpe. En este caso, sólo se consigue solucionar los problemas a corto plazo. Se necesita mantener el compromiso y convencer a los socios, en primer lugar a los europeos, de que Suiza no es un paraíso fiscal.
También habrá que convencerles de que Suiza no puede ser el único en dar un paso hacia la transparencia. Se necesitan los mismos esfuerzos y la misma diligencia a la hora de aplicar las reglas de la parte de los países que han presionado a Suiza.
swissinfo: ¿En términos generales, ha dado esta cumbre una señal clara frente a la crisis económica y financiera?
S.R.: Como en la cumbre del 15 de noviembre de 2008 en Washington, parecía que los 20 estaban unidos. Existe una visión común para hacer frente a la crisis, aunque subsisten diferencias de fondo.
Por ejemplo, los europeos y estadounidenses no están de acuerdo en la forma de ayudar a los bancos, sobre las regulaciones financieras y los efectos a corto plazo de los planes de rescate.
swissinfo: ¿Cuáles son para usted las decisiones más significativas adoptadas en Londres?
S.R.: El aumento de recursos para el FMI, que le va a permitir ayudar a los países en dificultades, es una decisión importante. Esta subida de subsidios que puede beneficiar a los países en dificultades es, en mi opinión, el elemento más importante. Aunque no es suficiente.
Se hubiera tenido que decir: el FMI se convertirá en un verdadero banco supranacional y podrá emitir esos DTS -podrá emitir una moneda supranacional, como habían propuesto los chinos de una forma algo tímida.
swissinfo: En materia de la regulación del mundo financiero, ¿ha tomado el G-20 decisiones cruciales?
S.R.: Regular no sólo a los bancos y a las aseguradoras, sino también los fondos especulativos (‘Hedge Funds’) es una buena idea. Habrá que ver cómo esto se va a materializar, y en qu grado. Si la reglamentación se mantiene en el ámbito nacional, será siempre posible para estos fondos encontrar refugio en paraísos fiscales como las Islas Caimán.
Otra decisión importante: la reglamentación de las agencias de notación. Aunque también habrá que pedirles responsabilidades penales en caso de error de evaluación o de conflictos de intereses graves con las sociedades evaluadas.
swissinfo: Respecto al plan de recuperación, Gordon Brown lo calificó como «el más importante paquete coyuntural de la historia». ¿No es algo exagerado?
S.R.: No. Se había anunciado un enorme paquete y ya se ha traducido en hechos. Cabe ver si produce efectos en el plazo de tiempo pretendido, es decir en el muy corto plazo. Otra cuestión es la de la coordinación entre los países, que hasta el momento es inexistente.
swissinfo: ¿Son suficientes las señales dadas en Londres respecto al proteccionismo, un tema muy caliente?
S.R.: Sólo veo una declaración de intenciones. Los países, sobre todo en la fase crítica actual, hacen ver que rechazan el proteccionismo, mientras introducen medidas proteccionistas.
En los Estados Unidos por ejemplo, los camiones que transportan las mercancías de México hacia las casas de los estadounidenses ya no están autorizados a transitar por las autopistas. O bien los descargan en los camiones estadounidenses, o toman rutas menos prácticas. Lo que demuestra que los Estados Unidos buscan devolver las importaciones más costosas. El proteccionismo está completamente aplicado, a pesar de la ausencia de derechos arancelarios.
swissinfo: El primer ministro británico celebró la entrada de un «nuevo orden mundial» como resultado de las crisis económica. ¿Comparte usted esta lectura?
S.R.: Para nada. Con los planes de rescate, se lucha contra la crisis económica como si el problema fuera estrictamente coyuntural. Aunque la crisis también tiene aspectos estructurales –yo diría también sistémicos. Hubiera sido necesario un cambio del sistema.
Bajada de los tipos de interés, aumento del gasto público, descenso de los impuestos de los contribuyentes más afectados: éstos son los instrumentos de relanzamiento coyuntural.
Es preciso atacar a las estructuras del sistema capitalista, que hay que cambiar para evitar una nueva crisis no muy lejana. Por ejemplo hay que impedir que los productos financieros complejos y poco transparentes aparezcan en el mercado.
Entrevista swissinfo, Pierre-François Besson
(Traducción: Iván Turmo)
«Un nuevo orden mundial», así títula el diario ginebrino Le Temps entre cierto optimismo.
«La cumbre del G-20 consigue entrar en la historia», eligen la Tribune de Genève y 24 Heures, de Lausana.
En la prensa de Zúrich, el Tages-Anzeiger se decanta por «el capitalismo de los últimos decenios está muerto porque ya no es rentable».
Más escéptico aparece el Neue Zürcher Zeitung que destaca que no se ha encontrado un «remedio realmente fiable» en Londres.
«Ni vencedores ni vencidos», es la conclusión emitida por La Liberté, de Friburgo.
Está conformado por economías desarrolladas y emergentes. Se fundó en 1999 para acercar la posición de ambos bloques, y garantizar la estabilidad y salud de la economía mundial.
Está integrado por EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia, Australia, Corea del Sur, Argentina, Brasil, China, India, México, Indonesia, Arabia Saudí, Sudáfrica y Rusia. También forman parte el FMI y la Unión Europea (UE) como bloque comunitario.
Los miembros del G-20 representan el 85% de la economía mundial y el 67% de la población del planeta.
Suiza no es miembro.
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