«Incoherente» política suiza en el Cercano Oriente
Suiza necesita establecer prioridades en su política para el Cercano Oriente si quiere obtener resultados significativos, recomienda un estudio. Su autor, Daniel Möckli, dice a swissinfo que el Gobierno está en la vía correcta a pesar de las frecuentes críticas de todas las partes.
Empero, advierte que Berna requiere obtener el apoyo ciudadano para lograr éxito en su política.
La política suiza para la resolución del conflicto promueve el diálogo con todas las partes, incluyendo grupos militantes musulmanes, e intenta reducir las divisiones entre la región y Occidente.
Por ejemplo, Suiza es actualmente el único Estado occidental que decidió no aislar al movimiento militante palestino Hamás.
La ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, ha sido criticada por algunas de sus acciones con Irán, incluida su asistencia en Teherán a la firma de un acuerdo para el suministro de gas entre una empresa suiza y ese país.
Pero el nuevo estudio ‘Polémica Política Suiza en el Cercano Oriente’, publicado por el Centro para Estudios de Seguridad en Zúrich, apunta en el sentido de que la actual política helvética con el tiempo rendirá frutos.
swissinfo: ¿Hay consenso sobre la política suiza para el Cercano Oriente?
Daniel Möckli: No creo que haya consenso. Esa es su debilidad. Noruega, por ejemplo, que a veces juega un papel similar de mediador en la región, cuenta con el apoyo interno.
En Suiza, el paisaje político doméstico está sumamente polarizado. Incluso en el gabinete no hay consenso sobre lo que Suiza debería hacer. También es muy difícil tener una política ambiciosa si el Parlamento no la apoya al 100 por ciento.
swissinfo: ¿Ha fallado Suiza en los esfuerzos diplomáticos realizados hasta ahora en la región?
D.M.: El Cercano Oriente es el área de conflicto más compleja del mundo. Hay muchos conflictos entrelazados y es sumamente difícil resolverlos. Suiza no ha realizado un gran avance pero ha hecho contribuciones importantes.
La Iniciativa de Ginebra en el conflicto árabe-israelí es un modelo importante para acuerdos de paz. Hubo éxito con respeto a negociaciones entre Siria e Israel. Yo no diría que ha sido un fracaso, pero la dirección sostenible de un conflicto es sumamente difícil. Requiere tiempo.
swissinfo: ¿Es posible para un pequeño país como Suiza desarrollar una diplomacia autónoma en un mundo globalizado?
D.M.: Tienen un potencial para actuar de manera autónoma porque Suiza no está asociada con intereses coloniales o una historia colonial. Tampoco son una potencia que pueda cambiar el status quo en el Cercano Oriente.
Se ha dicho que desde el 11 de septiembre y la guerra contra el terror, se ha hecho más difícil para un país pequeño controlar una política exterior independiente, porque la Unión Europea y Estados Unidos se han unido en algunos casos para formar una política occidental común. Estados Unidos se irrita de inmediato si un país como Suiza va más allá de esa línea.
swissinfo: La mayoría de los países occidentales ha decidido aislar o cortar lazos con movimientos islámicos en la región, mientras que Suiza ha escogido el diálogo. ¿Esta era la opción adecuada?
D.M.: Pienso que es el enfoque correcto. Hamás, por ejemplo, no se ha debilitado por estar aislado. Se ha hecho más radical. De manera acertada, Suiza considera que la diplomacia es la única vía para resolver este tipo de complejos problemas. El hecho es que países como Francia e incluso Israel comienzan a dirigirse a Hamás, lo que indica que el enfoque suizo es una muy legítima estrategia de resolución de conflictos.
swissinfo: ¿Suiza puede tener un papel importante como mediador entre Occidente y el mundo musulmán?
D.M.: Suiza ha tratado de construir puentes entre Occidente y el mundo islámico. Pienso que hay límites para eso, simplemente porque Suiza forma parte de Occidente. Pienso que hay un potencial, pero debemos estar conscientes de que si presionamos demasiado, irritaremos a algunos, en particular a las naciones occidentales.
swissinfo: ¿Cómo resumiría usted la política suiza en la región?
D.M.: Yo pensaría que la política de compromiso, hablando con Hamás, Irán, Hezbolá (de Líbano) es el enfoque adecuado. Vale la pena intentar esfuerzos de mediación, la elaboración de modelos de acuerdos de paz, la mediación entre Irán y EEUU.
El problema es la falta de coherencia. El Cercano Oriente es tan complejo que se tiene que buscar objetivos diferentes. Todos están interrelacionados y eso conduce a relaciones tensas. Se tiene que priorizar y pienso que Suiza no ha priorizado totalmente lo que quiere lograr en el Cercano Oriente. Esa es la tarea para el futuro.
Entrevista swissinfo: Abdelhafidh Abdeleli
(Traducción del inglés: Marcela Águila Rubín)
La neutralidad de Suiza fue reconocida por los estados signatarios del Congreso de Viena en 1815.
Como Estado neutral, Suiza no puede establecer alianzas militares a menos que sea atacada. Sus fuerzas sólo pueden ser usadas para la autodefensa y la seguridad interna. No puede tomar partido en conflictos internacionales ni permitir el tránsito de fuerzas extranjeras.
Pero la neutralidad no impide a Suiza apoyar esfuerzos humanitarios en situaciones de conflicto en el mundo.
Los buenos oficios son iniciativas adoptadas por un tercero para detener un litigio y facilitar el contacto entre dos partes en conflicto. Más generalmente, se refiere a cualquier iniciativa o contribución que estimula la paz y la cooperación internacional.
Como país neutral, Suiza ha hecho de los buenos oficios uno de los pilares de su política exterior. Asume formas diferentes, por ejemplo, organización de conferencias internacionales, representación de intereses de un Estado extranjero y sede de organizaciones internacionales.
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