Karin Keller-Sutter, presidenta de Suiza en 2025
Karin Keller-Sutter lucha contra su fama de mujer dura, mujer de poder. Hasta ahora, su competencia emocional ha sido percibida sobre todo por las personas que han trabajado con ella. A ello debe su ascenso. Retrato de la presidenta de Suiza en 2025.
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La primera impresión hace 23 años: Karin Keller-Sutter tiene 38 años y es directora de policía en el cantón de San Gall.
El informe en el que trabajábamos trataba de un fenómeno nuevo en aquella época: traficantes de origen africano que vendían cocaína empaquetada en cápsula, un campo político minado en julio de 2002.
Casas de asilo se convierten en centros de distribución de droga. La policía parece desbordada. Se lanzan acusaciones de racismo.
Karin Keller-Sutter refuerza la policía en los puntos calientes de su cantón. Esto le vale la atención de la opinión pública y una reputación de línea dura. ¿Qué dice al respecto? Se lo preguntamos por correo electrónico.
Responde inmediatamente y pide que la llame por la noche. «Todavía puede localizarme hasta las 10 de la noche»: número privado. Esto es inusual; los gobiernos cantonales normalmente tienen secretarías, oficinas de prensa y horarios de oficina.
La verdadera sorpresa llega a última hora de la noche: Karin Keller-Sutter habla más de la gente, de la policía, de las personas inmigrantes y de las adictas. Habla de lo que la gente le dice. Habla de víctimas e injusticias, de penurias y exigencias excesivas. ¿Es así como habla una partidaria de la línea dura?
Se deja citar con la siguiente frase: «Están abusando deliberadamente de nuestro derecho de asilo. Están poniendo a prueba nuestra tradición humanitaria». Sí, así habla una política de línea dura.
Muchas personas que la conocen la describen como una política que hace preguntas y no oculta su impotencia. «De línea dura» es un calificativo. Siempre le ha molestado.
Inteligencia emocional de Karin Keller-Sutter
En los años siguientes, dirá que no se quedó sin hijos por elección propia, sino que sufrió dos abortos espontáneos. Se mostrará con su viejo y sordo Jack Russell terrier «Picasso», al que llama diminutivamente «Picceli».
Y también dirá: «Espero morir antes que mi marido. Creo que él se las arreglaría mejor sin mí que yo sin él».
Un malentendido sobre Karin Keller-Sutter es que aparentemente es fácil negar su sensibilidad o inteligencia emocional, por muy elevada que sea.
23 años después, a mediados de diciembre de 2024 en el Palacio Federal: Karin-Keller Sutter acaba de ser elegida Presidenta de la Confederación Helvética.
Vuelve a tener proyección. Ahora también se la considera una mujer de poder. Hace unos días apareció un retratoEnlace externo suyo en el diario de Zúrich Tages-Anzeiger. En él se la describe, y no por primera vez, como «la política más poderosa de Suiza».
Estigma del poder
Existe la teoría de que una mujer en el poder es vista con más escepticismo que un hombre en la misma posición. En diciembre de 2024, la población suiza ofrece un ejemplo de ello.
Según el barómetroEnlace externo electoral de 2024, atribuye la mayor influencia al consejero federal de la UDC Albert Rösti, que es también el miembro más popular del Consejo Federal. La ciudadanía considera que Karin Keller-Sutter es casi igual de influyente. Sin embargo, es bastante menos popular.
En Suiza, donde el poder estatal está distribuido muy finamente y sólo se concede por un periodo de tiempo limitado, el poder es un estigma. Karin Keller-Sutter aprovecha el día de su elección como presidenta de la Confederación Helvética para despojarse de esta nueva etiqueta. Resta importancia a su influencia. «Casi todo es relativo», es la primera frase de su discurso ante el Parlamento, y esta elección también es relativa.
«Esto afecta a la gente»
Cómo ve el país en estos momentos, le preguntamos ese día. «Vamos bien», responde. La economía apenas tiene problemas. «Si nos quejamos, es a un nivel alto».
«Y, sin embargo, subsiste la exposición a esta incertidumbre », dice. Menciona la guerra de Rusia contra Ucrania, el cambio climático, los círculos autócratas que ayudan a determinar el curso del mundo, los movimientos migratorios, los gobiernos rotos. Es un sombrío balance.
«La gente del país intuye que es improbable que estos acontecimientos se mantengan a raya». Suiza está demasiado interconectada para eso. Karin Keller-Sutter lo percibe: «Esto afecta a la gente».
Fuera del terruño
En el poblado de Wil, su madre Rösly Sutter atiende a la clientela. Es la propietaria del restaurante «Ilge». Su padre se ocupa de la cocina y la bodega. De niña, Karin pasa mucho tiempo en el restaurante: se trata de fines de los años 70 en la Suiza oriental.
Su madre habla con fluidez francés con la gente de la Suiza francófona que han venido a Wil a recoger vehículos de la fábrica de tractores «Hürlimann». La Suiza oriental se considera aún hoy el corazón industrial de Suiza, surgido del legado de la antigua industria textil.
Como la más joven, tiene que hacerse valer en la familia frente a sus tres hermanos mucho mayores. También aprende a hacer política en el bar. Las personas que son buenas anfitrionas pueden discutir, sin entrar en disputas.
El restaurante como escuela de vida
Un restaurante es un negocio en el sentido más estricto de la palabra; su familia lleva generaciones dedicándose a ello. Cada noche, la caja indica lo bien que se ha trabajado ese día, lo amable que uno ha sido y cuánto se ha vendido.
Rösly Sutter aprendió francés durante una estancia en la Suiza francesa. Karin Keller-Sutter también estuvo un año en Neuchâtel durante sus estudios de secundaria. Tras terminar el bachillerato, obtiene el título de intérprete. Pasó un año en Londres y un semestre en Montreal, donde estudió Ciencias Políticas.
«Primero ganar, antes de distribuir». Ese fue su primer principio rector, según reveló más tarde en una entrevista. El segundo: «La libertad antes que la igualdad» y el tercero: «Lo privado antes que lo estatal».
«Emigrar nunca fue un problema», nos cuenta sobre su estancia en el extranjero, describiendo el complicado procedimiento de entrada por aquel entonces en Canadá, donde los obstáculos eran elevados. Su partida fue una historia completamente diferente: «Las autoridades de inmigración canadienses se enteraron de mis muy buenas notas», dice. «Me preguntaron si quería quedarme». Pero ella quería regresar a la Suiza oriental.
Convencida del liberalismo
Su rebeldía temprana incluyó escuchar punk rock y negarse a servir a su padre en un restaurante. Durante un periodo de su juventud fue de izquierdas. Sin embargo, se pasó pronto a la derecha, entusiasmada con los ideales de la Ilustración y las enseñanzas del Liberalismo, la responsabilidad personal y la libertad.
De vuelta a casa, dio la espalda al entorno católico rural y se afilió al Partido Liberal Radical, económicamente liberal, en 1987, a la edad de 23 años. Como mujer joven y de mentalidad liberal, contrasta con el entorno conservador de sus orígenes y se convierte rápidamente en una figura llamativa.
También se convierte en un faro de esperanza para ese partido, actualmente sometido a una fuerte presión. El partido rival, la UDC, de Christoph Blocher, expandía su alcance en el campo conservador.
«Siempre, al grano»
Gottlieb F. Höpli, entonces redactor jefe del diario local St. Galler Tagblatt, recuerda en un artículoEnlace externo como invitada a «una joven que me impresionó por su argumentación cristalina y siempre al grano». Describió su «objetividad centrada, que también comunica de forma directa».
Fue concejala municipal, miembro de la junta directiva de la asociación cantonal de comercio, y luego consejera cantonal, presidenta del partido y miembro del Gobierno cantonal, ocupándose de la cartera de la seguridad.
«Sus argumentos, que nunca se dirigen en contra de un hombre o de una mujer, resulten a veces quebradizos, pero no parecen molestar a sus votantes», escribe Höpli.
Un sentido herido de la justicia
Su trabajo como directora de policía no tarda en llamar la atención. Trabaja en los procedimientos sumarios contra las personas fanáticas del fútbol agresivas y en el endurecimiento del sistema de asilo. Son temas que interesan a escala nacional.
En 2010, su partido la designó candidata al Consejo Federal. Pero su fama de dura, de «Blocher con falda», le costó la elección. Un hombre gana la carrera, Johann Schneider-Ammann.
El Tages-Anzeiger escribió en el mencionado retrato: «Keller-Sutter, la fría, la sedienta de poder, la despiadada: la imagen de la Consejera Federal es un cliché creado para obstaculizar el ascenso de un talento político excepcional».
Keller-Sutter describe su amarga toma de conciencia tras esta derrota como un montaje: «Sólo estaba allí para alegrar la papeleta electoral del partido».
Tiene un gran sentido de la justicia que la impulsa en todo, dice. No es la derrota lo que le molesta. Es la injusticia que ha vivido.
Toda la política se reduce a dinero
Entra en el Consejo de Estados, la Cámara Alta del Parlamento de Suiza en 2011. Se familiariza rápidamente con la política económica y social. El Estado ingresa, el Estado distribuye. En la interfaz entre la generación y la distribución de ingresos, aprende a jugar con los mecanismos del Gobierno Federal.
No teme el contacto con sus adversarias y adversarios, al contrario, hace tratos con estas personas. Hace concesiones en los comités y obtiene concesiones.
Se muestra relajada y sin pretensiones en sus relaciones interpersonales. Se la describe como ideológicamente inflexible, pero estratégicamente flexible. Construye y mantiene redes.
Bajo la cúpula del Palacio Federal, da los últimos retoques a su oficio político. Elegida Consejera Federal en 2018, se las arregla con el Ministerio de Justicia, que se le deja en un principio, contra su voluntad.
A la primera oportunidad, se traslada al Ministerio de Finanzas en 2023. Los 30 años en cargos políticos le han enseñado que toda política acaba en algún momento con dinero. «Puede ayudar a dar forma a todo el Consejo Federal a través de las finanzas, y lo utiliza en su beneficio», dice el politólogo Lukas Golder.
Críticas de la izquierda
Lanza una campaña contra la Iniciativa por la Responsabilidad Empresarial y consigue que sea derrotada por un estrecho margen en las urnas. La oposición la acusa de estar demasiado comprometida como Consejera Federal. «Reina del capital», titula el semanario de izquierda Wochenzeitung.
Organiza la venta de emergencia del gran banco Credit Suisse, horas antes de que su hundimiento arrastre al abismo al sistema financiero mundial. Se le acusa de haber implicado indebidamente al Estado en sus obligaciones. «-Ese fue un error», titula el semanario sobre la garantía estatal.
Thomas Jordan, antiguo presidente del Banco Nacional Suizo, recuerda la estrecha colaboración. «Ella es ambiciosa para penetrar en las cosas complejas hasta conocer los detalles necesarios para comprender el conjunto», nos dice. «Así es como toma decisiones serias».
El Financial Times la sitúa entre las 25 mujeres más influyentes de 2023, afirmando que combina «conocimientos, valor y determinación».
Karin Keller-Sutter elimina subvenciones
En 2024, Karin Keller-Sutter organiza un programa de ahorro que pretende recortar 5 mil millones de francos en los gastos del Estado. La oposición la acusa de seguir una agenda conservadora oculta. «La ministra de Finanzas, Karin Keller-Sutter, cree haber encontrado en el ahorro una palanca para deshacer los avances sociales de los últimos años», escribe el Wochenzeitung.
Ella misma enfatiza en entrevistas que siempre se trata de un Estado funcional. «Es un error creer que el liberalismo quiere debilitar al Estado», dice en la NZZ.
El plan de ahorro es ambicioso. Parece casi como si Karin Keller-Sutter hubiera buscado no solo el trabajo más difícil de Suiza, sino también la tarea más difícil: recortar subvenciones. Los debates en torno a esto marcarán su año presidencial. Habrá ruido, pero ella todavía gusta del punk rock. Y será agotador. Su pasatiempo es el boxeo.
El papel de presidente de la Confederación se asigna cada año a un miembro diferente del gabinete y, aparte de las tareas adicionales de representación en el país y en el extranjero, no conlleva ningún aumento de poder.
El papel de la persona que ocupa la presidencia de la Confederación Helvética se asigna cada año a un miembro diferente del Ejecutivo, compuesto por 7 miembros. Aparte de las tareas adicionales de representación en el país y en el extranjero, ser la presidenta o el presidente de Suiza durante un año no conlleva ningún aumento de poder.
Editado por Samuel Jaberg, adaptado por Patricia Islas
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