La derecha amenaza con entorpecer las bilaterales
La conclusión de las negociaciones entre Berna y Bruselas no son suficientes para asegurar el éxito de los acuerdos bilaterales, que aún necesitan ser aprobados en Suiza.
La Unión Democrática del Centro amenaza con someter a referéndum por lo menos uno de los nueve acuerdos.
La cuestión de cuál será el procedimiento que se elegirá en Suiza para la aprobación de los nueve acuerdos bilaterales plantea un verdadero rompedero de cabeza en términos jurídicos. Habrá que tener en cuenta los aspectos de credibilidad, de táctica y de intereses tanto políticos como económicos.
¿Es un hecho que los acuerdos tienen que ser sometidos automáticamente al veredicto popular y, en caso afirmativo, según qué procedimiento? El Consejo Federal (gobierno) presentará una proposición a más tardar en otoño. Pero en última instancia, será el Parlamento quien decida.
Y en este contexto se plantean dos cuestiones cruciales:
¿Habrá que considerar los nueve acuerdos como un paquete y, por ende, como un tratado en su conjunto?
¿Tendrán que ser sometidos al referéndum obligatorio o al referéndum facultativo?
El referéndum no es obligatorio
En principio, los acuerdos sólo están sometidos al referéndum facultativo, ya que la Constitución no exige una votación obligatoria en estos casos.
A ello se suma que el referéndum facultativo fue la fórmula adoptada para el primer paquete de acuerdos bilaterales con Bruselas, en vigor desde el 2002.
Solamente se convocó una votación federal porque los Demócratas Suizos (extrema derecha) lograron reunir las firmas necesarias para exigir una votación nacional.
En 1992, por el contrario, el Gobierno decidió someter al veredicto de las urnas el ingreso de Suiza en el Espacio Económico Europeo (EEE), a pesar de que el Ejecutivo no estaba obligado por la Constitución a convocar una votación.
Por ello es muy probable que el Parlamento decida someter los acuerdos bilaterales bis al referéndum obligatorio, sobre todo por razones políticas. En ese caso, se necesitará la doble mayoría a favor de pueblo y cantones.
¿En bloque o por separado?
Más delicada es la cuestión si los acuerdos deben ser aprobados en las urnas uno por uno o en su conjunto. La segunda parece ser la opción más probable, por una sencilla razón de credibilidad.
Suiza defendió desde el primer momento el principio del paralelismo en las negociaciones con Bruselas para lograr un paquete equilibrado. Y eso permitió a los diplomáticos helvéticos obtener concesiones respecto al secreto bancario y el tratado de Schengen.
“Sería paradójico que el Gobierno cambiara de opinión y decidiera tratar los acuerdos por separado, después de insistir tanto en el aspecto del paquete en bloque a lo largo de las negociaciones”, afirma el politólogo René Schwok.
Además, la UE aceptó esa noción de paralelismo sólo a regañadientes, pero terminó por priorizar la solución global. El temor de Bruselas era que la fragmentación del paquete obstaculizara sus principales reivindicaciones en materia de fiscalidad del ahorro y lucha contra el fraude y que Suiza aceptara únicamente lo que más le convenía.
Aún así no se puede descartar que, en la cumbre prevista para este miércoles en Bruselas, la UE exija como condición que los nueve acuerdos sean tratados en bloque.
La derecha dura ataca
Sin embargo, la solución global no está exenta de riesgos. Hace mucho tiempo que la Unión Democrática del Centro (UDC, la más derechista de los partidos que integran el gobierno colegiado suizo) amenaza con lanzar el referéndum contra la entrada de Suiza en el espacio de Schengen.
Por ello es posible que, en caso de una votación nacional, los electores rechacen el paquete en su conjunto por la cuestión relativa a Schengen. Los asuntos de la protección de las fronteras y la seguridad interna podrían desencadenar miedos e incertidumbre en la población.
Los cuatro partidos gubernamentales tienen posiciones divergentes. Los socialistas y demócrata cristianos están a favor del paquete, mientras que la UDC y el Partido Radical (derecha liberal) quieren que los acuerdos se traten por separado.
La Asociación Suiza de Banqueros y la patronal ‘economiesuisse’ también son partidarios de esta segunda opción. Esto muestra claramente que las dos organizaciones económicas se preocupan, en primer lugar, por sus propios intereses.
Su objetivo más urgente es someter la cuestión de la fiscalidad del ahorro al veredicto popular y salvaguardar el secreto bancario.
Blocher tendrá que exponer su posición
Será interesante ver qué posición va a adoptar frente a estas cuestiones fundamentales Christoph Blocher, miembro de la UDC.
En calidad de ministro de Justicia y Policía, su obligación es defender el espacio de Schengen ante el pueblo y su propio partido. Pero sabido es que Blocher es un adversario declarado de este proyecto.
Si quiere evitar ser acusado de llevar un doble juego, el titular tendrá que esclarecer su posición, pero no únicamente sobre el tratado de Schengen, sino también sobre la libre circulación de personas.
Y es que éste último es el único acuerdo del primer paquete bilateral suscrito con Bruselas que tendrá que ser readaptado, tras la ampliación al este de la UE. No obstante, Suiza y la UE ya se han puesto de acuerdo para extender las normas en vigor a los diez nuevos miembros de la Europa comunitaria.
La Acción para una Suiza Independiente y Neutra (ASIN) – presidida hasta fines del 2003 por Christoph Blocher – y la UDC quieren lanzar el referéndum contra esa medida. Temen que se traduzca en una afluencia masiva de inmigrantes y que las empresas abandonen el país para establecerse en el extranjero.
Un juego peligroso
Un referéndum contra la extensión del acuerdo de libre circulación de personas constituiría una amenaza para el conjunto de los tratados bilaterales I ya en vigor. El rechazo en las urnas provocaría una discriminación con respecto a los nuevos miembros de la UE, cosa que Bruselas no va a aceptar.
Ese rechazo llevaría a la anulación del acuerdo sobre la libre circulación, lo que en sí tendría como consecuencia la invalidación de los acuerdos bilaterales I. Y es que la supresión de un acuerdo conlleva la anulación de los restantes.
Y son acuerdos sumamente importantes para Suiza, especialmente los relativos al tráfico aéreo y el tráfico pesado, que también dejarían de ser vigentes.
swissinfo, Katrin Holenstein
(Traducción: Belén Couceiro)
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