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La enmienda del acuerdo Rubik reabre la batalla fiscal

La presidenta de Suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, con su homólogo de la UE, Jose Manuel Barroso. Keystone

El compromiso fiscal entre Berna y Londres, modificado esta semana, reaviva la esperanza de proteger los principios básicos del secreto bancario suizo.

Sin embargo, aunque los ajustes realizados parecen derribar las principales objeciones que imponía la Comisión Europea (CE), los expertos advierten que todavía quedan lagunas por resolver.

Para Suiza, el acuerdo fiscal Rubik luce como la solución perfecta para dar la vuelta a la incesante demanda de la Comisión Europea (CE) para activar un intercambio automático de información fiscal. Una medida que, en opinión de Berna, terminaría de sepultar el secreto bancario suizo.

Por ello, para preservar el anonimato de los clientes británicos con cuentas en Suiza, el tratado Rubik ofrece dos cosas a la CE: pagar a las arcas londinenses una indemnización por los impuestos que evadieron los contribuyentes británicos en el pasado y, en el futuro, retener un impuesto liberatorio sobre las ganancias de estas cuentas.

Para oficializarlo, Suiza pactó sendos Acuerdos Rubik con Gran Bretaña y Alemania, pero la CE amenazó con emprender acciones legales contra los dos países de la Unión Europea (UE) porque dicho compromiso infringía la Directiva de Fiscalidad del Ahorro que deben cumplir los bancos suizos y que les compromete a recaudar impuestos sobre las cuentas de ciudadanos de la UE).

Para salvar la situación, el pasado martes (20.03) se enmendó el Acuerdo Rubik entre Suiza la Gran Bretaña, que ahora solo recaudará impuestos sobre las ganancias que no están gravadas por la Directiva de Fiscalidad del Ahorro comunitaria.

Así, los impuestos aplicables a los intereses bancarios seguirán regidos por dicha directiva, mientras las ganancias derivadas de otras fuentes serán cubiertas por el esquema Rubik.

El problema central

El acuerdo Rubik enmendado modifica el cobro del IVA y resuelve una laguna legal ligada al impuesto sobre la herencia.

Incluye también una cláusula que estipula que el pago de impuestos retenidos por Suiza cumplirá de una vez por todas con la totalidad de las obligaciones fiscales de los clientes de la banca helvética. Dicho en breve, Rubik bloquearía cualquier posible demanda futura de intercambio automático de información.

Una cláusula que la CE seguramente objetará y que aumentará la resistencia a otorgar luz verde a este tratado, opinan algunos expertos.

“Existe un claro conflicto entre Rubik y los principios básicos de la Directiva de Fiscalidad del Ahorro de la UE”, explica a swissinfo.ch Mark Morris, consultor fiscal en Zúrich y experto en temas fiscales comunitarios.

Pero Dieter Freiburghaus, profesor emérito del Instituto de Altos Estudios Superiores en Administración Pública, es más optimista y confía en que habrá tropiezos, pero el acuerdo Rubik pasará finalmente.

“La CE podría objetar esta cláusula porque no tiene interés en renunciar a la posibilidad de aplicar un intercambio automático de información fiscal en el futuro, pero seguramente aceptará el acuerdo revisado”, señala a swissinfo.ch. “Son muchos los Estados que requieren fondos de manera urgente, así que el pragmatismo prevalecerá sobre el idealismo”.

Premio a los evasores

La Comisión Europea ha declinado hablar sobre el nuevo acuerdo Rubik en tanto no lo digiera por completo. Pero el hecho de que llegue a aceptarlo a regañadientes no garantiza que el Legislativo británico lo valide.

A principios de marzo, un subcomité parlamentario presentó un informe que condenaba la revisión del tratado Rubik entre Gran Bretaña y Suiza, y externó el temor de “premiar a quienes han evadido deliberadamente al fisco”.

“De cara a los contribuyentes que han cumplido siempre, nos preocupa que el impuesto liberatorio sobre las cuentas bancarias suizas genere un tratamiento fiscal de privilegio para quienes han ocultado activos en el extranjero”, refirió el comité.

Cabe recordar que Suiza ha pactado un acuerdo similar con Alemania, compromiso que también enfrenta una férrea oposición política que exige la renegociación del mismo.

Otra de las críticas al convenio Rubik británico enmendado es que aún contiene demasiadas lagunas, por lo que sería difícil que cumpla con la ambiciosa meta de aumentar la recaudación entre 4.000 y 7.000 millones de libras (entre 5.000 y 8.000 millones de francos suizos).

Vital importancia

El grupo de presión Red para la Justicia Fiscal lo ha calificado como un “queso suizo lleno de agujeros”, especialmente porque ignora deliberadamente el tema de los fideicomisos de manejo discrecional. Se trata de instrumentos financieros creados para encubrir la identidad del beneficiario, quien es simultáneamente el contribuyente que debe pagar impuestos.

“Cualquiera puede dar la vuelta al acuerdo Rubik abriendo un fideicomiso de 500 dólares en Panamá y seguir siendo un contribuyente cumplido”, señala Morris a swissinfo.ch. Asimismo destaca que también hay debilidades en los esquemas de seguros especializados y en los productos diseñados para diferir el pago de impuestos.

No obstante, Morris aclara que esto tampoco significa que los evasores tengan la partida ganada.

Un paquete de reformas a la Directiva de Fiscalidad del Ahorro compensaría en el futuro las lagunas legales que tiene dicha directiva.

Hasta el martes pasado (día en el que el acuerdo entre Suiza y Gran Bretaña se reformó), el sistema Rubik se dibujaba como el futuro responsable de cobrar los impuestos sobre los intereses financieros.

Ahora, deberá ubicarse por debajo de la Directiva del Ahorro y las enmiendas de esta última resolverán muchas de las lagunas que persisten.

Por ejemplo, la definición de “intereses” para el cobro de impuestos será más estricta en la nueva directiva, y permitirá aspirar a ingresos gravables más importantes que los cubiertos actualmente por el acuerdo Rubik.

“Las enmiendas (de la Directiva del Ahorro) irán devorando al sistema Rubik hasta convertirlo una cascarón vacío”, predijo Morris.

Pese a ello, el éxito del tratado Rubik es importante para la plaza financiera suiza: Si el Parlamento británico lo avala y entra en vigor a principios de 2013, estados como Grecia podrían iniciar negociaciones semejantes.

La Asociación de Bancos Extranjeros en Suiza respalda los principios del acuerdo.

 
El proyecto busca retener los impuestos derivados de las ganancias que generan las cuentas de extranjeros en Suiza y tributarlos al país correspondiente, pero siempre garantizando el anonimato del titular de las cuentas.
 

Los creadores de estos principios afirman que la estrategia ofrecerá una mayor protección a los empleados de los bancos extranjeros en Suiza, que serán menos vulnerables a acciones legales emprendidas por terceros países.

Se espera también que el hecho de poder preservar el anonimato anime a los extranjeros con activos depositados en la plaza financiera suiza a no retirarlos del país.


Suiza acordó la aplicación de impuestos liberatorioscon los Gobiernos de Alemania y Gran Bretaña, en agosto y octubre de 2011, respectivamente.

En ambos casos Berna logró asegurar la preservación del secreto bancario.

Con respecto a las evasiones cometidas en el pasado, los bancos suizos aplicarán un gravamen de entre 19 y 34% sobre las cuentas británicas y alemanas.

La carga fiscal variará según el volumen de los activos y el tiempo de incumplimiento con el fisco de sus respectivos países.

De cara al futuro, el acuerdo con Gran Bretaña enmendado prevé aplicar los criterios de la Directiva de Fiscalidad del Ahorro a los impuestos sobre los intereses financieros y gravarlos con una tasa del 48% (el 35% que exige la UE y un 13% adicional que pide la Hacienda londinense).

El acuerdo Rubik contempla tasas de retención sobre ganancias del 40% en el caso dividendos y del 48% para otro tipo de ingresos.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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