La exportación de armas a Pakistán en tela de juicio
Este miércoles, el gobierno suizo podría prohibir la venta de armas a Pakistán como consecuencia del estado de excepción decretado en Islamabad desde inicios de noviembre.
Un partido de izquierda presentó en septiembre una iniciativa popular que pide la prohibición total de las exportaciones de armas, al considerar que la ley en la materia no es lo suficientemente restrictiva.
En esta ocasión, el Consejo Federal (gobierno) podría respaldar las demandas de la izquierda. Por tercera vez en menos de un año, ésta pide que se impida a la compañía Oerlikon Contraves entregar el pedido de 21 cañones antiaéreos y sus municiones al ejército pakistaní.
Este miércoles (13.11) se espera que el gobierno helvético se pronuncie sobre ese contrato por valor de 136 millones de francos, ya que la ley sobre material de guerra prohíbe la exportación hacia regiones en crisis. Pakistán podría entrar en esa categoría, luego de que el general Pervez Musharraf decretara el estado de emergencia.
El diputado ecologista por el cantón de Zug, Joseph Lang, opina que este caso demuestra que la ley helvética no resulta suficientemente restrictiva.
Una parte de las organizaciones de izquierda preconiza la prohibición pura y dura de las exportaciones de armas fabricadas en Suiza. Para lograr su cometido, esas entidades lanzaron en septiembre una iniciativa popular que será sometida al veredicto de las urnas.
Exportaciones bajo ciertas condiciones
«El artículo 22 de la Ley Federal sobre Material de Guerra (LFMG), indica que una exportación será autorizada si no contraviene el derecho internacional, los principios de la política exterior de Suiza, ni sus obligaciones internacionales», precisa Joël Lanfranconi, de la Secretaría de Estado de Economía (Seco), organismo encargado, junto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, de evaluar las solicitudes de exportación de armas.
Ese principio general se completa con una serie de criterios tales como «el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional, la situación que prevalece en el país de destino, el respeto de los derechos humanos en ese país o su actitud hacia la comunidad internacional», estipula el artículo 5 de la Ordenanza sobre Material de Guerra.
Mejoras en curso
«La forma en la que se ponderan estos criterios puede dar lugar a interpretaciones diferentes», reconoce Joël Lanfranconi, y agrega: «La experiencia muestra que en los casos políticamente delicados, las oficinas federales concernidas pueden tener apreciaciones diferentes. Por otra parte, los criterios tomados en cuenta pueden adquirir formas tan diversas que enunciar reglas precisas, aplicables a todas las situaciones, se vuelve una ardua tarea».
En marzo de 2006, el gobierno suizo encargó a un grupo de trabajo interministerial que precisara esos criterios y propusiera adaptaciones a la legislación en vigor en puntos donde aún pudieran hacerse mejoras. Un mandato aún en elaboración.
Elección política
El Grupo por una Suiza sin Ejército, precursora de la iniciativa a favor de que se prohíban las exportaciones de armamento, no cree en ese tipo de mejoras.
Uno de los fundadores de esa alianza, el diputado socialista Andreas Gross, es menos categórico. En su opinión, la autorización o el rechazo por parte del Consejo Federal es ante todo de carácter político, y no solamente técnico. A reserva de que se respete su espíritu, la ley actual permite evitar exportaciones hacia regiones en crisis.
Lo que no siempre sucede, como señalan algunos representantes de la izquierda que recientemente denunciaron dos casos concretos ante el Parlamento, el de Pakistán y el de Arabia Saudí.
Sea como fuere, Andreas Gross estima que las empresas suizas activas en la industria del armamento –cuya supervivencia constituye uno de los objetivos de la Ley referente a las exportaciones de material militar- deberían transformarse para abandonar ese mercado.
«La economía suiza no puede competir con países como China, Francia o Estados Unidos. Ese mercado está totalmente amañado», asegura el diputado.
Un mercado sofisticado
Las compañías concernidas tienen una opinión contraria. «La mayoría de las empresas del sector son subcontratistas que no trabajan sólo en el ámbito del armamento», sostiene Giovanni Giunta, secretario general de la sección francófona del Grupo a favor del material de defensa y de la seguridad.
«En los ámbitos de la defensa y de la seguridad, la investigación es con frecuencia la más desarrollada. Nuestras empresas, al mantenerse conectadas con el mercado, aseguran su competitividad también en otros sectores», concluye Giunta.
swissinfo, Frédéric Burnand en Ginebra
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)
Suiza exportó material bélico por un valor de 397,6 millones de francos hacia 62 países. (En 2005: 258,7 millones de francos). Este monto corresponde al 0,21% (en 2005: el 0,17%) de las exportaciones totales.
El alza en 2006 se debe esencialmente a la entrega de 60 vehículos blindados para el transporte de tropas y otros 8 vehículos por un valor de 92 millones de francos al ejército danés, y de 24 cañones obús blindados por valor de 20 millones de francos al ejército chileno.
Si en el monto de ventas se incluyen los beneficios de la venta de componentes producidos en Suiza para un sistema de armamento, la cifra asciende a 1.600 millones de francos.
Con las ventas al ejército helvético se alcanzan los 3.000 millones de francos.
En 2006, el Consejo Federal permitió a la Seco entregar los siguientes pedidos:
– 106 fusiles de asalto destinados a la Fuerza Naval de Suecia.
– 20 sistemas de defensa antiaérea al Ministerio sueco de Defensa y Aviación.
– 21 sistemas de defensa antiaérea a la Fuerza Aérea de Pakistán.
– 140 fusiles de asalto para la Guardia Nacional de la India.
Anteriormente, el gobierno suizo se manifestó contra algunas exportaciones; por ejemplo, en 1995 para la venta de aviones Pilatus a México; en 1998, emitió otra suspensión tras los ensayos nucleares realizados por India y Pakistán, medida que levantó en 2005.
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