La nueva cara de la Guardería Española en Berna
Colorín, firme en su objetivo de procurar la felicidad de los niños que atiende, tras el fin de 35 años de subvenciones del gobierno español y, en consecuencia, la pérdida de la mitad de sus huéspedes, los pequeños españoles.
Es la única guardería en la capital helvética que fomenta el español en beneficio de toda la comunidad hispanoparlante y de los suizos interesados en que sus hijos convivan en ese ambiente “con mucho salero”.
En junio de 2010, Colorín perdió la clientela por la que fue concebida: padres españoles que, sin el apoyo de Madrid, desistieron de llevar a sus hijos a esa guardería que ha visto pasar a varias generaciones de inmigrantes ibéricos en Suiza.
Es la hora de la merienda y en la cocina está, como desde hace 20 años, Antonio, el cocinero en Colorín, quien ha visto crecer a muchos chiquitines venidos de su propio terruño; “unos se han casado, han traído a sus propios hijos acá”.
Es que a 50 años de inicio de la inmigratoria española en Suiza, las condiciones de la comunidad ibérica aquí han cambiado significativamente. Aquella primera generación de unos 55.000 inmigrantes en este país en 1965 ya se ha jubilado y sus hijos, a su vez, ya son padres de familia.
Es el caso de Rubén Sánchez, que hasta verano pasado tenía a sus dos pequeñas en la guardería durante el 60% de ocupación laboral de su esposa, suiza.
Un ascenso de 1.300 a 2.000 francos en la cuota mensual de sus dos hijas le hizo alejarse. “Soy pintor: cobró un sueldo bastante bueno, pero no lo suficiente para poder pagar 2.000 francos de guardería, más el alquiler del piso, los otros gastos, tasas, etc.” En su caso, argumenta, no compensaba en nada que su pareja trabajase para cubrir solo el incremento en Colorín.
“El 90% de la gente que se marchó de la guardería española es porque no alcanzaba a pagar la nueva tarifa. Un 40% de los chicos se marcharon por eso”.
“Perdimos a la mitad de los niños”
“En el mes de junio del año pasado se subieron las tarifas, y coincidiendo, baja multitudinaria. Perdimos la mitad de los niños”, señala la directora de Colorín, Ana López.
Setenta y un niños acudían a Colorín, 43 de ellos con el pasaporte español; pero el incremento de las cuotas en 90% para los ibéricos y el cierre del local que acogió durante 35 años a Colorín en Berna provocó la disminución a 47 niños que hoy acuden al nuevo recinto, 26 de ellos aún de familias mixtas de origen español.
El ascenso de las cuotas fue casi del 90% para los españoles, de una tarifa mensual de 1.160 francos por la asistencia semanal de un niño (5 días) -1.380 en el caso de no españoles-, a 1.900 francos hoy día, sin distinción de nacionalidad.
Sánchez, de 35 años y nacido en Suiza, señala que fue el único de los padres españoles de Colorín que obtuvo sin mayores contratiempos dos sitios en una guardería subvencionada por Berna, en la que aún paga lo mismo que antes en Colorín. Un caso excepcional pues en la capital helvética la espera por una plaza puede ser de hasta dos años.
Y aunque este español mantiene su nacionalidad sin tener la helvética, sus hijas sí son suizas por parte de madre. Una ecuación que ya no cuadraba para el respaldo de Madrid a la comunidad emigrante.
Familias binacionales
“Había muchos niños españoles pero ya de familias binacionales. Ese fue un argumento para reducir las subvenciones, pues las familias binacionales no son españoles emigrantes. La renta percapita familiar no es la que tenían las familias de emigrantes, con lo cual la ayuda ya no se veía necesaria”, explica la directora de Colorín de esos primeros anuncios, por parte de las autoridades españolas, hace un lustro para ir paulatinamente terminando con el respaldo.
A lo que Rubén Sánchez, que no ha adquirido la nacionalidad suiza, arremete: “Nosotros españoles aunque seamos emigrados y vivamos aquí en Suiza y estemos bien integrados, nos abandonan y nos sentimos aún españoles. Yo me siento un poquito abandonado del Estado español”.
Las nuevas caritas que acuden a Colorín -cuyas tarifas aún son competitivas en comparación con la oferta privada de las guarderías en Berna- son niños de raíces ibéricas o latinoamericanas, o hijos de suizos o extranjeros que consideran el ambiente y la atención extraordinarios y un plus, el aprendizaje del idioma español.
“Soy de padres españoles y nacida en Argentina. Había todas las condiciones para que mis hijas estuviesen aquí, pero debimos partir porque vivo en Friburgo y entraron allá a la escuela. En mi opinión e independientemente de las cuestiones de dinero y del sitio de la guardería- la calidad de lo que hay aquí no tiene precio”, explica esta joven madre que desde hace ocho meses busca guardería en el cantón de Friburgo.
La riqueza del español
Una pareja germano-árabe, otra colombiana, varias suizas son los nuevos padres de familia en Colorín.
“En las guarderías subvencionadas por Berna hay que esperar un lugar en un plazo de uno a tres años y aquí nos recibieron de inmediato, además de que mis tres hijos aprenden el español y un cultura”, indica una mamá suiza que se dice plenamente satisfecha de la guardería española.
“Mi padre llegó aquí hace cinco décadas, yo no hablo español y quiero que mis hijos sí lo hablen, además de que este es un sitio abierto, son muy flexibles y las cuidadoras son muy cariñosas con los niños”, dice Leticia, que hoy preside la asociación de padres de familia de Colorín.
“Yo soy suiza, mi marido, chileno. Mi hija mejoró muchísimo su español desde que está aquí. Es muy importante para nosotros tener este lugar”, dice otra madre, mientras al fondo se oyen los cantos de los pequeños dirigidos por sus cuidadoras: Eram sam sam, eram sam sam, culi culi culi culi culi, eram sam sam…
Hace 35 años inició la labor de la guardería con la iglesia española, con la financiación del Estado español.
Al inicio de la década de los 90 se constituyó una asociación de padres de familia para gestionar junto con la dirección de la guardería.
3.500 francos mensuales de alquiler del local en la Wernerstrasse era cubierto por Madrid.
En el último quinquenio el respaldo se fue reduciendo paulatinamente hasta desaparecer en 2009.
Esto trajo como consecuencia el aumento de tarifas a partir de junio de 2010.
En junio de 2010 había 71 niños en la guardería, 43, con pasaporte español.
Actualmente son 47 niños, 26 de ellos aún de familias mixtas de origen español.
Antes de junio, la asistencia de cinco días a la semana por niño y con pasaporte español era de 1.160 francos al mes. 1.380 para otras nacionalidades.
Actualmente no hay distinción de nacionalidad con un precio de 1.900 francos al mes por cinco días de asistencia por semana.
Colorín sigue siendo la guardería privada más barata de Berna.
Atiende a niños de edades comprendidas entre los tres meses y los seis años.
Su junta directiva planea conseguir respaldo de la ciudad o del cantón de Berna
Las principales ciudades de Suiza tienen una guardería española, instaurada para acoger a esa comunidad de inmigrantes que inició su camino hacia Suiza hace medio siglo.
Algunas han obtenido subvenciones de las autoridades locales.
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