«La UE no es el Titanic a la espera del iceberg»
La adhesión de Grecia en la zona euro fue un error, admite el excanciller austriaco Wolfgang Schüssel. Pero no hay alternativa a otro paquete de medidas de rescate para el país mediterráneo.
En una entrevista con swissinfo.ch, el político recuerdo que Suiza paga un alto precio por su no adhesión a la Unión Europea (UE) y presenta soluciones a la actual crisis.
Wolfgang Schüssel es un político avezado en las cuestiones europeas. Además de ocupar diversos cargos ministeriales en diferentes gobiernos, el vienés fue canciller de Austria desde 2000 hasta 2007 y, como tal, participó en los procesos importantes como la introducción del euro, la adhesión de Grecia a la unión monetaria y la ampliación de la Unión Europea.
swissinfo.ch: ¿Quiénes son los responsables de la crisis actual en Grecia?
Wolfgang Schüssel: Esa no es una pregunta fácil de responder porque existen muchas causas para una crisis. Una de ellas es que, durante décadas, los griegos, y especialmente los políticos griegos, nunca prestaron atención al equilibrio entre gastos e ingresos. No se puede vivir durante décadas por encima de sus condiciones sin que las finanzas no sufran algunas consecuencias.
El segundo tema es la incertidumbre que existe actualmente en los mercados. En parte está alentada por las noticias negativas constantes, a veces exageradas y que, evidentemente, no contribuyen a la solución del problema.
El tercero es la crisis financiera mundial, que volvió a los bancos vulnerables y volátiles. El problema de la crisis del mercado inmobiliario en Estados Unidos, y por lo tanto, de los bancos del país, hizo que la carga pasase del sector financiero al Estado, para después recaer en los contribuyentes, hasta llegar a los bancos centrales y, por último, al Banco Central Europeo (BCE). Hoy, los problemas se han acumulado y se hacen más densos, lo que significa que ya no son solucionables por un solo gobierno. Necesitamos una cooperación europea.
swissinfo.ch: Durante siete años ha sido canciller de Austria. Durante este período Grecia se unió a la unión monetaria. Mientras los gobiernos europeos hicieron la vista gorda a los problemas estructurales del país? ¿Fue una decisión política?
W.S.: De hecho, el euro es un proyecto político, pero con base en criterios económicos muy precisos. Yo estaba en el proceso cuando era ministro austriaco de Asuntos Exteriores en 1997. Fue entonces cuando tomamos la decisión de que había ciertos criterios que debían ser aplicados: los límites del 3% de déficit público anual y el 60% de la deuda pública, además de la estabilidad monetaria. Y en 1998, el llamado Plan A de una unión monetaria hubiera entrado en vigor si la mayoría de los países miembros de la Unión Europea hubieran podido haber tomado parte. Este no era el caso.
Por lo tanto, se puso en acción el plan B. Después de todo, en 1999, sólo fueron aceptados los países miembros que cumplían estos criterios. Grecia no era parte de ese grupo. Entonces se decidió que el Banco Central Europeo y la Comisión Europea hiciera un estudio para evaluar si los griegos serían capaces de cumplir con los criterios. El estudio se realizó y se terminó tres años después. Finalmente, en 2001, se decidió que Grecia fuera aceptada en la zona euro. ¿Y por qué? Muchos analistas del BCE y la Comisión estaban satisfechos …
swissinfo.ch: ¿Lo que al final resultó ser un error?
W.S.: Sí, en ese momento fue un error. Hoy tenemos que admitirlo. Pero los griegos aplicaron algunos trucos contables. Por ejemplo, el aumento masivo del gasto militar es uno de esos casos interesantes. De 2000 a 2010, pasaron de 3.000 a 10.000 millones de euros al año. Sin embargo, estos costes no fueron contados en el año de la compra de material, solo en el de la entrega. Por eso teníamos una imagen completamente diferente del país.
Pero eso cambió hoy, está claro que la contabilidad se debe realizar en el momento de la compra para permitir una evaluación basada en los criterios de Maastricht. En la época fue un error; aprendemos, pero ahora es demasiado tarde para quejarse.
swissinfo.ch: Y ahora, ¿tanto usted como su partido, cómo pueden explicar a los austríacos que todavía vale la pena ayudar a Grecia? En varios países europeos existe una fuerte controversia en este sentido …
W.S.: ¿Pero cuáles son las alternativas? Es lo que nos debemos preguntar al respecto. Es más inteligente aceptar a Grecia y los problemas derivados de una crisis que podría extenderse a otros países. ¿Cuál es la mejor solución y la más responsable? Ayudar, porque hasta ahora nadie ha perdido dinero. Hay que decirlo. Ningún país que prestó hasta ahora perdió su capital. Lo que hicimos fue ofrecer crédito y garantías con la esperanza de que algún día sean devueltas.
swissinfo.ch: ¿Y cuál sería una posible solución a la crisis actual?
W.S.: Un buen ejemplo de cómo este problema podría ser resuelto es la llamada Iniciativa de Viena. Fue diseñada hace tres años cuando los norteamericanos estaban muy preocupados por la fuerte exposición de los bancos en relación con las economías de algunos países del este de Europa. Hay que decir que los estadounidenses nunca han tenido una gran simpatía por el euro y siempre señalaban los problemas de los demás.
Para tener una actitud proactiva, pusimos en marcha esta iniciativa, donde los bancos centrales de Europa Central, incluyendo a los austriacos, se comprometieron a seguir participando en Europa Central y Oriental; es decir, seguir haciendo negocios, conceder préstamos, no apartarse de la países, no separarse de los títulos, ofrecen tasas de interés razonables y plazos más largos para el pago de los títulos públicos.
swissinfo.ch: Además de la participación de los acreedores, ¿hay otras alternativas?
W.S.: En el caso de Grecia, la iniciativa podría complementarse con otros elementos tales como la privatización. Bajo la presión de los mercados, los griegos estaban dispuestos a emprender el programa de privatización más grande de su historia. Grecia ofreció correctamente un ambicioso plan de privatización programado para ejecutarse no de un día para otro, pero en algunos años, lo que puede lograrse. En este sentido, la UE podría ayudar al ofrecer sus conocimientos sobre cómo hacerlo.
Wolfgang Schüssel, nació el 7 de junio de 1945 en Viena, Austria.
Desde 1979 es miembro del Parlamento austriaco.
1989 – 1995: ministro de Economía
1995 – 2007: la cabeza del Partido Popular Austriaco (ÖVP)
1995 – 1999: Vice-canciller y Ministro de Relaciones Exteriores
2000 – 2007: Canciller de Austria
2006: Presidente del Consejo Europeo
Desde 2008: miembro de la Cámara de Diputados en el Parlamento austriaco.
Wolfgang Schüssel está casado y tiene dos hijos.
(Adaptación: Iván Turmo)
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