Los bancos deben «conocer a sus clientes»
La caída en Túnez del ex presidente Ben Ali y la incierta posición actual del mandatario egipcio Hosni Mubarak colocan nuevamente sobre la mesa el tema de las personas políticamente expuestas (PEP).
Como era de esperarse, la atención internacional se centra en las operaciones bancarias de ambos líderes y en la cantidad de dinero que éstos y otros PEP podrían tener depositado en Suiza.
No obstante, a pesar de que algunas personas fuera de Suiza creen que es fácil abrir una cuenta en un banco helvético y luego esconderla debido a la privacidad que concede el secreto bancario, lo cierto es que esto se halla lejos de la realidad.
James Nason, portavoz de la Asociación Suiza de Banqueros (ASB) explica a swissinfo.ch que los bancos helvéticos están obligados legalmente a apegarse a una regulación estricta relacionada con la apertura y el manejo de cuentas.
swissinfo.ch: ¿Cómo se abre en Suiza una cuenta bancaria?
James Nason: El banco debe interesarse en conocer a sus clientes. Por ello, el mejor camino es siempre la presencia física de la persona en las instalaciones de la institución financiera, porque esto permitirá además definir detalladamente el tipo de cuenta que interesa al cliente. Si se trata de una cuenta corriente para uso cotidiano o si busca un servicio de banca privada dirigido hacia la administración de fortunas.
Y aunque es verdad que pueden abrirse cuentas por Internet, lo cierto es que no todo el proceso puede materializarse en línea. Es decir, los bancos deben cumplir estrictos estándares de identificación de su clientela, y esto incluye la verificación de documentos originales y/o apostillados que permitan corroborar la identidad del cliente.
swissinfo.ch: ¿Qué clase de controles tienen en marcha los bancos en la actualidad?
J.N. Existen procedimientos muy estrictos conocidos a escala internacional como ‘due diligence’; se trata de cumplir una serie de reglas que permiten “conocer bien al cliente”. Primero, el banco debe decidir si desea, o no, una relación de negocios con el cliente potencial. Si se trata de una ‘persona políticamente expuesta’ (PEP), es decir, de un funcionario público importante de algún país extranjero, el banco tendrá que evaluar pues si incurre en algún riesgo legal, o de reputación, al manejar los recursos de la persona en cuestión.
Segundo, y si la institución bancaria decide seguir adelante, el banco debe plantearse la siguiente pregunta: ¿Puede mi cliente probar su identidad? Y aquí debe señalarse que los bancos están obligados, por ley, a verificar la identidad de todo cliente, y para ello deben verificar sus identificaciones oficiales.
Tercero, el banco tendrá que investigar: ¿Pertenecen realmente a mi cliente los fondos que quiere depositar en Suiza, o corresponden a alguien más? El banco tiene la responsabilidad de averiguar en detalle quién, o quiénes, se benefician con los recursos que serán invertidos.
swissinfo.ch: ¿Qué pasa si elijo abrir una cuenta a través de un intermediario?
J.N: Existen muchos administradores independientes que manejan activos en nombre de otros clientes, esto es posible. Pero cuando se abre la cuenta y se delega esta responsabilidad en otra persona, debe firmarse también un formato especial que aclara quién es el propietario real de la cuenta. La ley lo exige así.
swissinfo.ch: ¿Qué sucede cuando una persona llega y dice a su banco: ‘Quiero abrir una cuenta con estos 200 francos suizos’, pero luego regresa algunos meses más tarde y plantea: ‘Quisiera depositar 200.000 francos adicionales’?
J.N. Definitivamente, el banco tendría que reunirse con el cliente y cuestionar la fuente de origen de esos 200.000 francos suizos. Y tendría también que colocar a este cliente hipotético en una categoría de mayor riesgo.
No es lo mismo para una institución tener como cliente a una mujer de 80 años que vive en el pueblo contiguo, cuyo perfil de riesgo es bajo, que a un cliente de 28 años que se ha manifestado como propietario de un casino en San Petesburgo. O manejar la cuenta del ministro de Defensa de algún país conocido por sus prácticas de corrupción, lo que evidentemente le convierte en automático en un cliente de mayor riesgo para el banco.
Adicionalmente, las instituciones están obligadas a detectar e investigar transacciones inusuales. Para conseguirlo, deben determinar antes el patrón de actividad natural de sus clientes. Y cuando existe una operación poco común, deben aclararla.
swissinfo.ch: ¿Cómo reconocen los bancos esa ‘señal de alerta’ que pueden emitir algunos clientes?
J.N. En la actualidad existen programas informáticos altamente sofisticados que se ocupan de ello. Se trata de ‘softwares’ capaces de diferenciar los movimientos tradicionales de un cliente de aquellos que no lo son. Conocen los montos que suele manejar la persona cada mes, sus patrones de consumo, y por lo tanto, pueden identificar toda operación que salga de lo normal.
Hablando metafóricamente, es como si se izara una bandera roja o sonara un timbre de alerta que avisará al banco que hay operaciones realizadas por sus clientes que requieren ser revisadas y aclaradas.
swissinfo.ch: Como usted es plenamente consciente, hay mucho dinero administrado por los bancos suizos. ¿Qué sucede si yo voy a alguno de estos bancos con 200 francos?
J.N. Los bancos suizos se especializan en el manejo de activos y fortunas, una característica que ha atraído generaciones enteras de clientes internacionales, privados e institucionales. Pero para realizar exitosamente esta función, el banquero debe disponer de un cierto monto de activos del cliente que le permita realizar inversiones interesantes. Es evidente que si una persona llega con 200 francos, el banquero será incapaz de ofrecerle un portafolio de inversión balanceado. De hecho, sería un monto apenas suficiente para comprar cuatro acciones de Nestlé.
Sin embargo, si llega y le dice al banco: ‘Tengo 200.000 francos’, entonces el banquero tendrá frente a sí un monto consistente para perfilar un portafolio de inversión atractivo. Antes, no obstante, deberá aclarar su origen, los objetivos financieros de su cliente, sus aspiraciones y el perfil de riesgo al que está dispuesto a someterse.
swissinfo.ch: ¿Existen aún las legendarias cuentas numeradas que aparecen en un sinfín de filmes?
J.N. Con una dosis de cinismo diría: ¿Conoce acaso usted alguna cuenta bancaria que carezca de número? Pero respondiendo con seriedad expresaría que sí existen esas cuentas numeradas que provocan tanta agitación. Pero aclararía también que el procedimiento de apertura es exactamente el mismo que siguen el resto de las cuentas.
Su única peculiaridad será que, en el interior del banco, serán manejadas bajo una referencia numérica o código, no a partir del nombre del cliente.
Una medida de seguridad que permite limitar el número de empleados que están al tanto, dentro del banco, de la identidad del cliente en cuestión. Pero si estuviera en curso un procedimiento de investigación criminal contra ese cliente, y si algún magistrado suizo pide información al banco sobre una cuenta numerada porque se presumen conexiones delictuosas, los dueños de una cuenta numerada no gozarán en absoluto de la privacidad que tanto se le ha adjudicado a este tipo de cuentas.
swissinfo.ch: ¿Qué sistemas de protección operan en el resto de las cuentas? ¿Existen de hecho?
J.N. Las cuentas suizas están naturalmente configuradas para respetar la privacidad de sus clientes. Suiza sigue considerando un delito la entrega de información de una cuenta a terceros que no están autorizados para recibir dichos datos. Pero nunca insistiremos lo suficiente en decir que el secreto bancario a prueba de todo jamás existió al 100% en Suiza.
Es decir, siempre han existido casos de excepción en los que la privacidad del secreto bancario se anula, por ejemplo cuando existen procesos penales civiles contra un cliente. Esto permite que la banca suiza garantice la privacidad de sus usuarios, pero también sienta las condiciones para exponer a los delincuentes al cumplimiento de la ley.
swissinfo.ch: ¿Qué pasa si un banco sospecha que su cliente anda ‘en malos pasos’?
J.N. Existe una legislación clara al respecto. Si el banco nota transacciones sospechosas, o si tiene indicios fundamentados de que el dinero de alguno de sus clientes proviene de actividades ilícitas como el lavado de dinero, está obligado por ley a congelar la cuenta dudosa y a notificarlo de inmediato a las autoridades de la Oficina de Registros de Lavado de Dinero.
En algunos países, el banco que sospecha de alguno de sus clientes tendría que esperar la orden de alguna corte para congelar los fondos en cuestión. En Suiza los bancos tienen derecho a actuar por iniciativa propia. Y las autoridades dispondrán después de cinco días hábiles para investigar, y para instruir posteriormente al banco sobre lo que debe hacer con los fondos en cuestión.
Suiza acumula una larga experiencia en el trato con este tipo de clientes.
James Nason expresa al respecto: “Algunas veces la experiencia es muy mala, por ejemplo, cuando pensamos en personajes como Sani Abacha de Nigeria, quien básicamente robó a su banco central y escondió dinero alrededor del mundo, en cuentas que, sobra decirlo, no estaban a su nombre”.
Frecuentemente los dictadores que saquean a sus países no abren cuentas a su propio nombre, utilizan para ello los de familiares, abogados, guardaespaldas, amantes y otros intermediarios.
No obstante, ser un PEP no es intrínsecamente negativo… los problemas surgen cuando él, o ella, comienza a aceptar sobornos, o a robar a su respectivo banco central.
Cabe recordar que cuando un gobierno extranjero inicia un proceso criminal contra un PEP, puede pedir asistencia judicial a Suiza, que se ocupará de congelar los activos invertidos en bancos helvéticos si el país en cuestión prueba las razones por las que esto es necesario.
Adicionalmente, los gobiernos tendrán acceso por parte de los bancos suizos a sofisticadas y detalladas bases de datos sobre el cliente implicado. Y eventualmente, también sobre las cuentas de sus cónyuges, hijos, ministros de su gobierno y otros funcionarios.
Toda ella información que permite verificar ‘prestanombres’ y posibles beneficiarios cercanos al PEP en cuestión.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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