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Nestlé enfrenta boicot de las FARC en Colombia

La planta de Néstlé en Doncello tras la explosión en enero pasado. Keystone

El gigante suizo hila ya siete semanas de problemas tras sufrir dos atentados perpetrados al sur de Bogotá por la guerrilla colombiana.

El presidente Álvaro Uribe y la Vicepresidencia de Nestlé sostuvieron una reunión de emergencia; hoy, 400 miembros del Ejército resguardan las instalaciones del grupo.

Nestlé atraviesa el periodo más complejo en las seis décadas que lleva operando en la sudamericana Colombia.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocidas en todo el mundo como las FARC, declararon la guerra al número uno de la alimentación mundial a través de amenazas a sus proveedores y atentados contra sus instalaciones.

El problema adquirió tal magnitud que incluso sentó en la misma mesa de trabajo al presidente colombiano, Álvaro Uribe y al vicepresidente ejecutivo para Norteamérica, América Latina y el Caribe de Nestlé, Paul Bulcke (31.03) en la búsqueda de soluciones de emergencia.

Los atentados

El detonante de la crisis de Nestlé en Colombia se expresó en el sentido más literal del término. El miércoles 17.01, un hombre -camuflado como uno más de los cientos de pequeños productores de leche que abastecen diariamente a Nestlé – ingresó con una camioneta a la fábrica de El Doncello, ubicada a 350 kilómetros al sur de Bogotá.

En lugar de lácteos, su carga consistía en 300 kilogramos de explosivos. Aprovechó la hora que toma cotidianamente el proceso de descarga para abandonar su vehículo antes de que pudiera ser detectada como riesgosa su huida.

Cinco minutos después el vehículo explotó dejando cuatro heridos y completamente inutilizables las instalaciones de El Doncello.

Ese era el segundo aviso que tenía Nestlé en la misma semana. Dos días antes, el 15.01, las FARC habían volado con dinamita un tanque de almacenamiento de leche con capacidad de 1.000 litros en Campohermoso, en San Vicente Cagúan, en la misma zona. Era una advertencia para los proveedores de leche de Nestlé en el que nadie resultó herido, pero se pusieron las cartas sobre la mesa.

Desde entonces, la situación no hace sino complicarse.

Dos versiones encontradas

Sobre los atentados existen dos corrientes de explicaciones en Bogotá.

La oficial, defendida por el gobierno del presidente Álvaro Uribe y por el Ejército colombiano, es que los guerrilleros han visto mermados sus ingresos por concepto de narcotráfico, y ahora quieren hacerse del negocio lechero para ampliar sus vías de financiamiento.

La segunda hipótesis, secreto a voces en Colombia, es que desde hace una veintena de años, las grandes empresas, nacionales y extranjeras, están obligadas a otorgar «contribuciones» a las FARC a cambio de poder seguir operando sin contratiempos.

Sobre el caso de Nestlé, el columnista político colombiano, Alirio Calderón, experto en temas de guerrilla, explica que el consorcio es presa de las FARC, impidiéndole recibir alrededor de 300.000 litros diarios de leche de sus proveedores por no pagar el «tributo» que le exigían las fuerzas referidas.

Y añade que, de hecho, es altamente viable que acciones similares tengan lugar en otras regiones donde Nestlé tiene intereses en territorio colombiano.

Nestlé toma la palabra

Nestlé ha sido extremadamente cauta al hablar sobre la autoría de los atentados.

Tras ocurrir, Mario Miranda, vocero de Nestlé en Colombia, reconoció que el daño recibido había sido «muy serio».

Pese a ello rehusó responsabilizar directamente a las FARC.

Confirmó en cambio que la agresiones echaron abajo la recolección de los 45.000 litros de leche que Nestlé recibía diariamente sólo en las instalaciones de El Doncello.

Este hecho también afectó directamente a 1.500 pequeños productores, proveedores de Nestlé.

Al preguntarle por qué consideraban que habían sido víctimas del ataque guerrillero, Miranda expresó que no tenían la menor idea, y que a su juicio era parte del desafortunado clima de inseguridad que se vive en algunas regiones colombianas.

Juan Carlos Marroquí, presidente de Nestlé en Colombia, aceptó que «la situación dificulta la operación de la firma y compromete su proyección».

Por su parte, consultada por swissinfo vía telefónica en su sede en Vevey, Suiza, la multinacional declinó ofrecer una versión distinta o más detallada sobre este evento.

Pero confirmó que hace menos de una semana (31.03) se encontraron el presidente colombiano Álvaro Uribe y su ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, con el vicepresidente para América de Nestlé, Paul Bulcke, para tomar cartas en el asunto.

«El encuentro fue productivo y una serie de acciones concretas se desprenderán del mismo», refirió a título institucional Nestlé.

La respuesta de Nariño

También consultadas vía telefónica, fuentes de la Casa de Nariño, sede del gobierno colombiano, detallaron a swissinfo algunas de las acciones desprendidas de la cita entre Uribe y Bulcke.

Nestlé es una empresa que genera más de 2.500 empleos (directos e indirectos) y es uno de los motores de la iniciativa privada; por ello recibirá todo nuestro apoyo, precisaron.

De entrada ya se asignó un destacamento de 400 soldados encargados de resguardar las diversas instalaciones de Nestlé en Colombia.

Asimismo se inició una cruzada para persuadir a los productores lecheros de que podrán realizar su trabajo en un clima de seguridad y para evitar que las FARC se introduzcan entre ellos vía cooperativas falsas.

Lo cierto es también que las propias FARC tendrán que evaluar qué tan lejos llegan con Nestlé, ya que Suiza es uno de los países que más solidarios han sido con Colombia en materia de intercambio humanitario.

Cabe recordar que Berna fue acusada recientemente de «proteger guerrilleros colombianos» por la supuesta residencia en Lausana de un colombiano de 35 años (su nombre no se reveló) con permiso de estancia en territorio helvético renovable anualmente. El Departamento Federal de Asuntos Extranjeros (DFAE) de Suiza negó tajante el hecho.

swissinfo, Andrea Ornelas

Nestlé se asentó en Colombia en 1944 en el municipio de Bugalagrande. En 1971 se expandió al comprar comestibles La Rosa, y en 1975 inauguró su primera planta de precondensación de leche cerca de Bogotá.

Paul Bulcke, vicepresidente para América de Nestlé (Colombia incluida), está en la lista de posibles sucesores de Peter Brabeck-Letmathe en la Dirección General a partir de abril del 2008.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) son una agrupación insurgente de convicción marxista-leninista que buscan el poder. Tienen 17.000 elementos y presuntos nexos con el narcotráfico.

Nestlé opera 6 procesadoras de leche en Caquetá (región que sufrió el atentado de las FARC) con capacidad para recibir 200.000 litros de leche diarios.

Nestlé vive el mejor momento financiero de su historia. En 2006, sus utilidades sumaron 9.200 millones de francos suizos.

Las FARC suman ya 42 años de guerra civil en Colombia. Y su actual presidente, Álvaro Uribe, ha enfrentado 11 intentos de asesinato.

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