Parlamento suizo: miles de millones están en juego
Los gastos públicos de Suiza están aumentando de forma vertiginosa. No se sabe de dónde sacar más fondos. Ahora, los partidos políticos se preparan para dar la batalla presupuestaria. Y la izquierda apenas logra reunir los apoyos suficientes en el Consejo Nacional. Estas son las principales conclusiones de nuestro análisis.
Abordemos primero el tema de los suizos en el extranjero: En el Consejo Nacional se ha decidido eliminar el subsidio para hijos de los beneficiarios de la pensión de vejez. Se trata del asunto de esta última sesión parlamentaria que más directamente concernía a los suizos y suizas en el extranjero, al menos a los padres jubilados entre ellos que reciben una renta complementaria por sus propios hijos o sus hijastros. Hemos explicado esta decisión aquí, y nos hemos referido al debate aquí. Ahora falta aún la decisión del Consejo de los Estados.
También un nuevo proyecto federal para establecer una identidad electrónica (E-ID) ha superado la primera etapa gracias a una mayoría en la cámara baja. Hemos abordado esta cuestión aquí.
Pero la cuestión fundamental son los presupuestos del Estado: Suiza está en apuros financieros, pero al mismo tiempo tiene que afrontar muchos gastos, y cada partida de gasto parece tener urgencia. Pero solamente sobre una de ellas se debatió en la última sesión parlamentaria: las ayudas financieras para la reconstrucción de Ucrania. El Consejo Federal propuso la cifra de seis mil millones de francos, que se pagarían de forma escalonada en un plazo de diez años.
Los dos otros desafíos financieros llegaron por sorpresa y ocuparon por su transcendencia gran parte del debate parlamentario: necesidades financieras adicionales del Ejército y más gastos para la financiación de las pensiones de vejez.
Financiación no resuelta
Justo antes de que comenzara la sesión parlamentaria de primavera a finales de febrero trascendió que había confusión en la contabilidad del Ejército suizo. Una investigación de Radio Televisión Suiza (RTS) cuestionó las finanzas del Ejército e insinuó que existía un agujero financiero. Después de una retahíla de declaraciones oficiales, se llegó a la conclusión de que el Ejército necesitaba urgentemente más dinero, sobre todo por la guerra en Ucrania, que obliga a Suiza al rearme y a la modernización de sus fuerzas armadas. La Confederación deberá reunir 26 mil millones de francos en los próximos cuatro años para cubrir estas necesidades. Pero la financiación aún no está resuelta.
Luego, después de una semana de sesión, el pueblo suizo decidió en una votación aumentar las pensiones de vejez, con lo cual habrá que aportar otros cinco mil millones de francos cada año a partir de 2026. Pocos habían contado con este resultado. Sin embargo, se sabía que la iniciativa no establece de dónde tienen que llegar los fondos para cubrir los gastos de la decimotercera mensualidad de las pensiones. Por lo tanto, también aquí hay que ir buscando soluciones de financiación.
Finalmente, Suiza busca los referidos seis mil millones de francos para contribuir a la reconstrucción de Ucrania. Se trata también de una cuestión de prestigio internacional. La idea es que Suiza aporte dinero para compensar las ayudas militares que no puede aportar por su condición de país neutral.
Reunir semejante cantidad de dinero ya resulta difícil en tiempos de paz. Ahora, sin embargo, se pone de manifiesto que las ondas expansivas de la guerra en Ucrania alcanzan distintas partidas presupuestarias. Además de las ayudas para la reconstrucción, también afectan al régimen de asilo y al Ejército. En todas estas partidas se tendrán que afrontar costes de miles de millones francos.
El lobby de los campesinos suizos
A todo esto se añade otro factor: cada vez que se negocia sobre semejantes cantidades, interviene el lobby de los campesinos. Los agricultores ocupan puestos de mando en los partidos importantes, por lo que constituyen una temida fuerza transversal en el parlamento. Los representantes de los campesinos solo dan su voto favorable a una financiación especial si pueden sacar algún rédito en otro ámbito. Es así como funciona el juego parlamentario, y el que más veces lo gana que todos los demás es el lobby de los campesinos.
La conclusión más evidente de estas últimas sesiones parlamentarias es que en los próximos cuatro años los gastos de la Confederación se van a incrementar de forma mucho más rápida que los ingresos. Y de ello se empezaron a dar cuenta los parlamentarios durante las primeras semanas de marzo. Es por eso que los partidos están demarcando sus líneas de defensa para el combate sobre las medidas de reducción del gasto y de recaudación de ingresos extraordinarios que se avecina y que se prolongará en el tiempo.
¿Cómo seguir adelante con el principio exitoso del freno al gasto?
De momento, se está barajando una cifra aproximada de hasta cinco mil millones de francos de gastos adicionales en cada ejercicio. Suiza cuenta con un presupuesto global de alrededor de 85 mil millones. Es probable que el Estado tenga que endeudarse para tapar este agujero.
Pero tampoco el endeudamiento resultará fácil, puesto que, hace dos décadas, el pueblo suizo decidió introducir un freno rígido al gasto público. Por eso, desde el año 2003, Suiza no puede gastar más en un determinado ámbito si no consigue ahorrar o ingresar la misma cantidad en otro lugar.
El freno al gasto se considera como un éxito porque ha permitido establecer una ratio de deuda pública excelente en comparación internacional. En la actualidad, el endeudamiento público de la Confederación se sitúa en un porcentaje del 16 % sobre el producto interior bruto, un coeficiente que sigue evolucionando a la baja. Pero con un presupuesto tan sólido crecen también las apetencias. La política se pregunta si importa más reducir la deuda o si es preferible aumentar las inversiones estatales en el futuro, especialmente ahora que todo parece tener urgencia. La fórmula para conseguirlo sería suspender temporalmente el freno del endeudamiento, una medida que explícitamente está prevista para situaciones excepcionales. Además, una estrategia de la izquierda consiste en establecer que el porcentaje del endeudamiento público de Suiza sirva como pauta en lugar de utilizar el importe absoluto de la deuda en francos.
¿Cómo endeudarse de manera razonable?
La derecha parlamentaria propone encuadrar las inversiones en la defensa militar fuera del presupuesto para eludir el freno al gasto, del mismo modo que Suiza lo hizo para superar la crisis de la pandemia. También los partidos centristas barajan este escenario por la guerra en Ucrania. “Deberíamos financiar de manera extraordinaria la reconstrucción de Ucrania y los costes para la acogida de los refugiados ucranianos”, alega Gerhard Pfister, el presidente de la formación El Centro, en el cotidiano Neue Zürcher Zeitung. Se refiere, probablemente, a una financiación extrapresupuestaria que eluda el freno al gasto.
La izquierda, por su parte, pide poner un énfasis urgente en medidas sociales como los servicios de atención a la infancia o la protección climática. “El freno al gasto no sobrevivirá en su forma actual por mucho tiempo”, pronostica ante los micrófonos de RTS Cédric Wermuth, copresidente del Partido Socialista (PS). En esas mismas declaraciones, el jefe de los socialistas también revela que se están llevando a cabo conversaciones entre los partidos con representación en el Consejo Federal para moderar los efectos del freno al gasto: “Hay mucha conciencia de que algo tiene que cambiar”, dice.
Así las cosas, es evidente que, entre bastidores, ya han comenzado en esta primavera los debates presupuestarios de otoño. Todos ponen sobre la mesa sus reivindicaciones y sondean los márgenes de negociación, conscientes de que se anuncian, probablemente, los debates presupuestarios más arduos y transcendentales en muchas décadas.
Nuevas ideas para generar ingresos fiscales
En este contexto también nacen ideas para nuevos impuestos. El abanico de propuestas incluye subidas de los impuestos federales existentes o del impuesto sobre el valor añadido, la introducción del impuesto sobre plusvalías o del impuesto sobre las transacciones financieras o la supresión del secreto bancario en el ámbito nacional. Esta última medida equivaldría a desmontar un santuario helvético intocable. La idea es acabar con la elusión fiscal para generar ingresos adicionales de miles de millones de francos.
El juego de los miles de millones ha comenzado en estas sesiones de primavera en los pasillos y las salas de los grupos parlamentarios del Palacio federal. Los debates en las salas de ambas cámaras parlamentarias, sin embargo, no han causado mucho revuelo. Los temas agendados destacaron por su perfil bajo y su escasa enjundia. Las cosas transcurrían en este ambiente hasta que un ataque con cuchillo a un hombre judío en Zúrich confirió a una moción parlamentaria una urgencia inesperada. La moción exige un plan de acción contra el racismo y el antisemitismo. El Consejo Nacional la aprobó sin mayores discusiones, pero aún falta la decisión del Consejo de los Estados.
La derecha se impone más a menudo
Sigamos con la secunda conclusión de esta sesión: La política ha tomado un giro hacia la derecha. “El Consejo Nacional se ha aburguesado. La izquierda apenas logra imponerse con sus posiciones”, opina Philipp Burkhardt, director de la redacción radiofónica de RTS en el Palacio federal.
Así se pudo comprobar de manera ejemplar en el debate sobre las ayudas a la reconstrucción de Ucrania. El Consejo Nacional decidió, por ejemplo, que los miles de millones destinados a Ucrania debían financiarse con fondos del presupuesto ordinario, sin soslayar el principio del freno al gasto. Esta decisión hará más difícil recabar el dinero necesario. Además, los fondos para Ucrania entrarán en competición con los presupuestos preestablecidos de la cooperación internacional, para gran decepción de la izquierda.
El mismo patrón se siguió en los debates sobre la ley de protección medioambiental y la ley sobre la reducción de las emisiones de CO2. Por ejemplo, se debatió sobre la reducción del límite de velocidad a 30 km/h en los centros urbanos o sobre el volumen de CO2 que Suiza puede compensar con medidas en el extranjero. Tanto en una cuestión como en otra se impusieron los partidos burgueses, muy al pesar de los ecologistas.
En definitiva, la derecha parlamentaria incrementa su poder decisorio, mientras la izquierda política consigue un histórico aumento de los derechos sociales en las urnas. Cuando el mundo empieza a girar más deprisa, empiezan a temblar los cimientos del Estado helvético. Los temblores son leves, pero perceptibles.
Texto adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela / Carla Wolff
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