«Queremos que Suiza esté orgullosa de sus ciudades»
Desde hace algunas semanas, los cantones suizos disponen de una sede representativa en Berna, la 'Casa de los Cantones'. A las ciudades, sin embargo, en las cuales vive buen parte de la población, les cuesta hacer valer su voz en la capital federal.
Vacas, montañas, pastos y lagos: en el imaginario de los turistas que la visitan, Suiza se mantiene como un país alpino y rural. Sin embargo, la realidad estadística y social es otra: Suiza es un país fuertemente urbanizado.
En 2006, más de un tercio de la población residente vivía en las cinco principales aglomeraciones urbanas del país (Basilea, Berna, Ginebra, Lausana y Zúrich, ver cuadro).
En total, la Oficina Federal de Estadística calcula que cerca de tres cuartos de la población vive en aglomeraciones con características urbanas. «Pero no todos están conscientes del hecho de que la mayoría de la población suiza resida en zonas urbanas», señala Renate Amstutz, directora de la Unión Suiza de las Ciudades (USC).
A pesar de que la evolución demográfica y territorial apunta hacia la dirección de grandes urbes difusas que ocupan amplias zonas de la planicie y de los mayores valles prealpinos y que forman el nervio económico del país, el peso específico de las áreas urbanas en el sistema político suizo es limitado.
La arquitectura institucional del país, así como es trazada en la Constitución federal, se remonta a mediados del siglo XIX, si se exceptúan ciertas modificaciones.
Los cantones y las comunas tienen un peso político más significativo, incluso si se trata de cantones tan pequeños como Appenzell Rhodas Interiores, con apenas 14.000 habitantes.
Las aglomeraciones urbanas, sin embargo, que superan los confines municipales y a veces incluso las fronteras cantonales, no disponen de un rol bien definido.
Sin embargo, es en las propias ciudades donde se concentran muchos desafíos y problemas de la sociedad contemporánea. «Y no debemos olvidar que la creación de valores añadidos en las ciudades es fundamental para el bienestar del país», apunta Renate Amstutz. «Las ciudades son el motor económico de Suiza.»
En busca de un espacio institucional
La Constitución señala solamante (Art. 50) que «la Confederación toma en consideración la situación particular de las ciudades, de las aglomeraciones y de las regiones de montaña». No es mucho, aunque la directora de la USC retiene que se trata de una «base importante para que las ciudades sean tomadas en serio como socios de la Confederación».
En los últimos años, las ciudades han omitido hecho sentir su voz a escala nacional en asuntos que les afectan directamente, como la planificación territorial, la seguridad, el tráfico, la sanidad, la integración de los extranjeros.
En el marco de la Conferencia Tripartita sobre las Aglomeraciones (CTA), que fue instituida en 2001, han encontrado además un espacio institucional para debatir con la Confederación y los cantones.
«La Conferencia es un modelo de cómo cuestiones de gran actualidad para las aglomeraciones pueden ser debatidas con los distintos socios institucionales», enfatiza Renate Amstutz.
«Y es también la prueba de que los problemas de las ciudades encuentran un eco en los distintos niveles estatales. También el fondo infraestructural, en el que se ingresarán 6.000 millones de francos en los próximos veinte años los transportes públicos en las aglomeraciones, demuestra que hay cierta sensibilidad respecto a las necesidades de las áreas urbanas.»
¿Una ‘Casa de las Ciudades’?
El hecho de que el peso institucional y la capacidad de lobbying de los cantones sigan siendo muy superiores a los de las ciudades lo demuestra la inauguración reciente de la ‘Casa de los Cantones’ en Berna.
Los cantones han inaugurado en la capital federal una sede que costará 6,5 millones de francos por año y que dará trabajo a 200 personas. La USC, por el contrario, se tiene que conformar con alquilar oficinas para sus tres empleados.
«Una ‘Casa de las Ciudades’ podría ser una visión. En cualquier caso, para la Unión Suiza de las Ciudades está claro que aún hay que trabajar mucho porque la conciencia de la importancia y las exigencias de las ciudades están creciendo entre las autoridades federales y en la opinión pública», afirma Renate Amstutz.
Para la USC es evidente que los cantones no pueden representar los intereses de las ciudades a escala federal. «Existe una colaboración estrecha y constructiva con los cantones, pero los intereses de ciudades y cantones no son siempre los mismos», puntualiza la directora de la organización.
«Nosotros queremos que Suiza esté orgullosa de sus ciudades, que reconozca que vale la pena invertir, que no las perciba como áreas problemáticas, sino como centros dinámicos que ofrecen grandes oportunidades», concluye Renate Amstutz.
swissinfo, Andrea Tognina
(Traducción del italiano: Antonio Suárez Varela)
Población de las cinco principales aglomeraciones urbanas suizas (2006):
Basilea: 486.146 habitantes
Berna: 342.789 hab.
Ginebra: 493.445 hab.
Lausana: 310.028 hab.
Zúrich: 1.101.710. hab.
Durante la Jornada de las Ciudades 2008, celebrada en Lugano el pasado 29 de agosto, que ha reunido a 160 representantes de las áreas urbanas helvéticas, la Unión Suiza de las Ciudades (USC) ha corroborado la necesidad de una política de las aglomeraciones urbanas «decidida y vinculante» dotada de bases legislativas claras.
Algunos principios básicos deberían estar fijados en el ámbito de la revisión de la ley sobre la planificación territorial, afirma la directora de la USC, Renate Amstutz. Además, habrá que coordinar las distintas políticas sectoriales en las áreas urbanas, como por ejemplo cuestiones relacionadas con el tráfico y el desarrollo de los asentamientos.
La Confederación debería además apoyar modelos que favorecen una coordinación de las políticas en el ámbito de las áreas funcionales. «Incluso si los procesos de fusión son complejos y largos, se trata probablemente de la forma más eficaz de colaboración en el ámbito urbano y también de la que dispone de mayor legitimación democrática», observa Renate Amstutz.
«También puede haber otro tipo de colaboraciones por supuesto, pero insisto que no es oportuno crear un nivel institucional intermediario entre municipios y cantones.»
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