Se perfila un acuerdo fiscal entre Suiza y Alemania
Berna negociará con Berlín -al igual que con Londres- un impuesto liberatorio con el que se pretende evitar el intercambio automático de información en material fiscal. Así lo decidieron este miércoles el ministro suizo de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, y su homólogo germano, Wolfgang Schäuble.
Después de Gran Bretaña, Suiza ha acordado entablar negociaciones con Alemania, su principal socio comercial, para ampliar la colaboración transfronteriza en materia fiscal a partir de principios de 2011.
Según un comunicado del Ministerio helvético de Finanzas, las negociaciones se basan en las conversaciones exploratorias que mantuvo durante meses un grupo de trabajo conjunto.
El objetivo será someter los capitales depositados por clientes alemanes en suelo helvético a un impuesto liberatorio, o sea un impuesto en la fuente, cuya tasa aún falta por establecer.
Suiza cobrará este gravamen y lo entregará a las autoridades fiscales de Alemania, pero sin desvelar el nombre del titular de la cuenta.
Ampliación de la asistencia administrativa
Con el fin de que nadie evada este impuesto, se prevé reforzar la asistencia administrativa entre ambos países. Las autoridades germanas podrán presentar solicitudes que contengan el nombre del cliente, pero no el de la entidad bancaria. Asimismo su demanda de asistencia deberá ir acompañada de una justificación, lo que limitará el número de solicitudes.
El proyecto prevé además encontrar una solución para regularizar los capitales depositados en Suiza y no declarados durante años. A cambio, Alemania se comprometerá a resolver el contencioso sobre el uso de los datos robados de presuntos evasores fiscales alemanes con cuentas en bancos helvéticos. Asimismo ambos países están dispuestos a solucionar la cuestión del acceso de sus bancos a sus respectivos mercados.
Durante la reunión en Berna, los ministros Merz y Schäuble firmaron también el Convenio sobre Doble Imposición (CDI) que han renegociado conforme a los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este nuevo acuerdo requiere aún el aval del Parlamento suizo.
También Gran Bretaña
El pasado lunes, el ministro helvético de Finanzas acordó con su homólogo británico, David Gauke, entablar negociaciones para extender la cooperación fiscal entre Berna y Londres.
También en este caso, las conversaciones tienen como fin llegar a un acuerdo que ponga fin a la disputa sobre los fondos no declarados de ciudadanos británicos en Suiza. Además, permitirá encontrar soluciones para evitar una distorsión de la competitividad en el ámbito fiscal.
Información puntual, pero no automática
El acuerdo firmado con Alemania se enmarca en la nueva política en materia de asistencia administrativa que Suiza inició en marzo de 2009 con el fin de salir de la ‘lista gris’ de paraísos fiscales.
Los Convenidos de Doble Imposición concluidos con una docena de países y aprobados por el Parlamente el pasado mes de junio – permiten a Suiza preservar la esfera privada de los clientes bancarios.
De hecho, los acuerdos renegociados conforme a los estándares de la OCDE no contemplan un intercambio automático de información. En cambio, prevén la transmisión de datos fiscales, caso por caso y en respuesta a demandas concretas por parte de los países interesados.
René Schwok, docente en la Universidad de Ginebra, considera que Suiza, en aras de sus intereses, se ha anotado “un logro”. “Por un lado, estaba Suiza que quería preservar la protección de la esfera privada, por otra los países de la Unión Europea que pretenden recuperar su dinero”.
En su opinión, con la solución que se perfila, la Unión Europea ya no podrá forzar a Suiza a intercambiar automáticamente información. “No es posible a partir del momento en que Estados tan importantes como Alemania y el Reino Unido aceptan renunciar a ese intercambio automático”.
“No se puede pedir a Suiza un gravamen y a la vez un intercambio automático de información. O una cosa, o la otra. Los suizos están consiguiendo lo que muchos observadores juzgaban imposible hasta no hace mucho tiempo”, precisa René Schwok.
Cortocircuito por parte de dos países
Schwok, especialista en asuntos europeos, constata que “la Unión Europea no forma un frente unido. Hay dos países que han desencadenado un cortocircuito en su acción”. Por su parte, “Suiza ha jugado muy bien sus cartas: ha generado división para reinar, aprovechando un contexto en el que los países están dispuestos a sacrificar una ideología comunitaria en aras de asegurarse unos ingresos. Pero Suiza mantiene un perfil bajo para no incomodar a quienes no han entendido lo que está ocurriendo”.
Aún así, más que de un giro, René Schwok prefiere hablar de continuidad. Suiza ya consiguió a principios de los años 2000 preservar su secreto bancario a cambio de una retención en fuente. Y ello en el marco de un acuerdo intermediario sobre la fiscalidad del ahorro.
“Muchos expertos sostenían que Suiza tendría que acceder al intercambio de información en 2012-2013 (con la renegociación del acuerdo). Pero mi impresión es que lo evitará con este sistema”.
No obstante, Berna tendrá que negociar de todos modos con la UE, sostiene el experto. Bruselas aspira, de hecho, a que este impuesto se aplique también a las personas morales, las fundaciones y los ‘trust’. Berna está dispuesta a discutirlo. Este acuerdo sería complementario al proyecto Rubik, que prevé gravar el patrimonio y no solamente el ahorro.
¿Qué conservará Suiza?
En el momento actual, René Schwok cree que tarde o temprano el sistema Rubik se extenderá a los países más importantes de la UE. El experto se pregunta, no obstante, “por qué Suiza no solicita la reciprocidad. ¿Por qué no introducir una cláusula de reciprocidad en los acuerdos con Alemania y Gran Bretaña? Así se gravaría a los suizos que tienen capital en los dos países. Porque existen.”.
El secreto bancario está anclado en la legislación suiza desde 1934.
Durante los últimos 18 meses, en reiteradas ocasiones Suiza ha sido acusada de favorecer la evasión fiscal.
La OCDE incluyó a Suiza en la ‘lista gris’ de paraísos fiscales en abril de 2009.
El país fue excluido de la lista tras renegociar más de 12 Convenios de Doble Imposición, pero renunciando a todo intercambio automático de información bancaria sin la prueba de un crimen comprobado.
Varios países, entre ellos Italia, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos propusieron amnistías fiscales con el fin de repatriar fondos sustraídos al fisco.
El caso más grave afectó al UBS, condenado en febrero de 2009 a una multa de 780 millones de dólares por haber ayudado a sus clientes estadounidenses a evadir impuestos. El banco también fue obligado a transmitir los datos de 285 titulares de cuentas.
En septiembre, el gobierno suizo aceptó entregar al fisco estadounidense los datos de 4.450 clientes del UBS –violando así el secreto bancario- para evitar un proceso ruinoso para el UBS.
Las autoridades alemanas compraron varios CD que contenían datos bancarios robados.
Suiza y Alemania concluirán previsiblemente un acuerdo que establezca un impuesto en la fuente sobre el capital de clientes alemanes depositados en bancos suizos.
Traducción: Belén Couceiro
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