Suiza se siente cada vez más apretujada
De mantenerse el crecimiento poblacional de los últimos años, el número de habitantes de Suiza sobrepasará los 8 millones en dos años. Algunos círculos ecologistas apoyan la idea de frenar la inmigración.
A finales de 2010, la población residente en Suiza ascendió a 7’866.500.
Eso significa 80.700 personas más que el año anterior (+1%), según dio a conocer la Oficina Federal de Estadística. Ese aumento refleja la tendencia de los últimos cuatro años.
El crecimiento es atribuible en dos tercios a la población extranjera (más de 52.000, sumados al millón 760 mil ya residente). La proporción de extranjeros en Suiza ha aumentado a 22,5%.
Este desarrollo no alegra a todos por igual. “Desde la entrada en vigor de la libre circulación de personas con la Unión Europea, hace 10 años, el crecimiento poblacional se ha disparado. En todas partes se construye y con ello se destruye la Naturaleza. En las calles hay congestionamiento y hacinamiento en los trenes», critica Albert Fritschi, director de la organización ambientalista Ecopop (Asociación de Ecología y Población). «El impacto en la calidad de vida y el medio ambiente se deja sentir».
Esta organización, fundada en 1971, en el marco de las discusiones del Club de Roma sobre ‘Los límites del crecimiento’, busca llamar la atención sobre la relación entre el aumento incesante de la población y la creciente destrucción de los fundamentos naturales de la vida.
Limitar el crecimiento al 0.2%
Para frenar el crecimiento poblacional explosivo, la organización propone una solución simple: limitar la inmigración.
Bajo el nombre “Detener la sobrepoblación – para asegurar los fundamentos naturales de la vida”, a comienzos de mayo fue lanzada una iniciativa popular, solo pocos días después de la liberalización total del mercado de trabajo suizo para los estados de Europa del Este que se unieron a la Unión Europea (UE) después de 2004.
Según el texto de la iniciativa, el crecimiento de la población en Suiza como resultado de la inmigración no debe ser superior al 0.2% al año. Eso significa concretamente que si esta ley hubiese entrado en vigor ya en 2010, no habrían podido emigrar a Suiza más 15.000 personas.
La iniciativa no parece contar con gran acogida en el Palacio Federal. En cualquier caso, en el Comité de Apoyo no se encuentran nombres de los integrantes del Parlamento Federal. Sin embargo, el vínculo entre temas de migración y la protección del medioambiente podría encontrar resonancia en la derecha política, como en la Unión Democrática del Centro (UDC), que continuamente ha luchado contra los acuerdos bilaterales con la UE.
No obstante, algunos de los problemas planteados por Ecopop – aumento de los alquileres, sobrecarga de la infraestructura – han sido tema en el Parlamento recientemente. La Cámara Baja aprobó una moción en la que se demanda una línea más dura en materia de migración.
“No tenemos nada que ver con la UDC o la derecha“, señala Albert Fritschi. “Por cierto, nosotros también queremos restringir la inmigración. Pero la diferencia está en que no queremos destruir las relaciones con Europa. Exigimos una Suiza abierta y social”, puntualiza Fritschi.
«En relación con los acuerdos bilaterales con la UE y la libre circulación de personas, somos de la idea de que se podrían introducir nuevamente contingentes en el marco de las negociaciones. Además, nuestra iniciativa prevé que por lo menos 10% de los recursos para la cooperación al desarrollo sean destinados a la planificación familiar voluntaria”.
Los verdes: una solución inaceptable
Esta propuesta también podría ser del agrado de algunos representantes del sector ecologista. En 2009, los consejeros nacionales verdes Bastien Girod e Yvonne Gilli elaboraron un documento que demostraba que una alta tasa de inmigración tiene un impacto negativo en la calidad de vida. Esta posición desató algunas críticas internas en el partido.
En su blog, el presidente de los Verdes, Ueli Leuenberger, respondió categóricamente a las propuestas de Ecopop «porque no están de acuerdo con las políticas de los Verdes». Incluso cuando él podría aceptar el análisis del problema hecho por Ecopop, “sus propuestas de solución son absolutamente inaceptables”, indicó Leuenberger.
“No puede ser que se responsabilice a la población extranjera residente en Suiza por el caos en la planificación y la creciente construcción en el país”, sostiene el consejero nacional ginebrino.
Muestra, por ejemplo, la diferencia que existe entre la ‘huella ecológica’ de un manager millonario que vive en una residencia de 700 metros cuadrados y la de una familia que vive en un departamento de tres habitaciones. En su opinión, se debe ir a la raíz del problema.
“Sin embargo, parece claro que los trabajadores extranjeros y los directicos de empresas internacionales se establecen en Suiza porque nuestras autoridades atraen siempre a nuevas empresas. Los impulsores de la economía deben prestar mucha atención a las licencias para nuevas sucursales y considerar cuáles serán las consecuencias ambientales y sociales de una empresa en particular”, indica Leuenberger.
El crecimiento como indicador de salud
Philippe Wanner, profesor de Demografía en la Universidad de Ginebra, tampoco está muy convencido de la iniciativa de Ecopop. “Se ha establecido en un contexto de miedo a los extranjeros”. El investigador se sorprende del eco mediático de la iniciativa. “En Suiza, la población crece desde hace 30 años y este es un hecho tranquilizador».
Según Wanner, Suiza representa una excepción en el contexto europeo. En Alemania e Italia, por ejemplo, hubo una disminución de la población. “Por el contrario, el crecimiento demográfico es un indicador positivo para el estado de salud de una sociedad: cuando no hay crecimiento económico, la infraestructura es insuficiente y faltan viviendas adecuadas, tampoco hay crecimiento de la población.»
En su opinión, es ilusorio creer que se puede detener el crecimiento de la población con las medidas propuestas por Ecopop: «Hasta ahora no ha habido una política de migración que realmente pueda contener los flujos migratorios, ya que éstos dependen de otros factores, sobre todo de los económicos».
La población residente en Suiza a finales de 2010 ascendía a 7’866’500 habitantes.
Esto representa un incremento de 1% en relación a 2009 (+80.700 personas). Este aumento es comparable al de los años 2007 y 2009 (+1.1%), pero es menor que el de 2008, el año récord (+1.4%)
La cifra de ciudadanos extranjeros residentes permanentemente en Suiza a finales de 2010 fue de 1‘766.400 personas (52.400 más que a finales de 2009). Esto corresponde al 22.5% de la población total (+0.5%).
Los mayores incrementos se observaron en los cantones de Zug (+2%), Friburgo y Argovia ((+1.9% cada uno) y Valais, Zúrich y Obwald (+1.6% cada uno).
Una disminución de la población se dio en los cantones de Appenzell Rodas Exteriores (-0,1%), Jura (-0,2%), Tesino (-0,7%) y Basilea-Ciudad (-1,6%).
Las tasas de crecimiento negativas se ven influenciadas en parte por la modificación de las estadísticas.
En la última década, la población suiza aumentó, en promedio, en 58.000 personas por año.
De acuerdo con una proyección de la Oficina Federal de Estadísticas de julio de 2010, la población de Suiza podría aumentar hasta a 10 millones de habitantes en el año 2038.
Estimaciones conservadoras consideran que en 2055 habitarán en suelo helvético 8’992.000 millones de personas.
La densidad poblacional en Suiza es de 400 habitantes por kilómetro cuadrado. Este valor corresponde aproximadamente al de los Países Bajos (392.5).
(Traducción, Rosa Amelia Fierro)
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