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Un voto sobre seguridad y asilo con la UE

Las aduanas suizas seguirán el control de mercancías, incluso con el 'sí’ a Schengen. Keystone

Con el voto sobre la participación de Suiza a los acuerdos de Schengen y Dublín, el tema de las relaciones con Europa vuelve al centro del debate político suizo.

Apoyada por el gobierno y la mayoría parlamentaria, la propuesta ha encontrado la oposición de la derecha antieuropeísta.

Suiza -que no forma parte de la Unión Europea (UE)-, concluyó las negociaciones de un primer paquete de acuerdos bilaterales en 1999.

Las dos partes expresaron entonces su deseo de ampliar su colaboración a otros sectores.

Europa -luego de ciertas vacilaciones para continuar las negociaciones bilaterales- señaló su interés para reforzar su colaboración con Suiza en el ámbito de la fiscalidad del ahorro y de la lucha contra el fraude fiscal indirecto (en particular, el contrabando de cigarrillos).

Por su parte, Suiza se interesó en una cooperación con Bruselas en los sectores de la seguridad y del asilo a través del acuerdo Schengen/Dublín.

El gobierno suizo quiere ingresar al Convenio Schengen, que regula el sistema de información del mismo nombre (SIS), una red de datos con la que los Estados que aplican el Convenio intercambian información de interés judicial y policial, en tiempo real.

El otro tratado por el que se interesa Suiza es el Convenio de Dublín, el primer gran paso dado por Europa para coordinar sus programas nacionales de asilo.

Luego de negociaciones complejas, marcada particularmente por la voluntad de Suiza de preservar el secreto bancario, las dos partes llegaron a un acuerdo en mayo de 2004.

Así se concretó el segundo paquete de convenios (conocido bajo el nombre de Acuerdos Bilaterales II) en el que se abordan -además de la participación suiza en Schengen y Dublín-, otros convenios en materia de medio ambiente, estadísticas, medios de información, pensiones y el tema de los productos agrícolas transformados.

Fronteras abiertas

El Convenio de Schengen, signado en dos etapas, en 1985 y 1999, establece el marco legal para la progresiva abolición de los controles de circulación de personas dentro de las fronteras de la UE.

Para compensar esta apertura fronteriza, Schengen prevé toda una serie de medidas destinadas a garantizar la seguridad de los países adheridos al Convenio, a través del reforzamiento de los controles fronterizos fuera de la periferia de la UE, una mayor colaboración transfronteriza de los servicios de policía, la simplificación de procesos judiciales y una política común de visados.

Entre los instrumentos implementados más importantes en el marco de este acuerdo se encuentra el Sistema de Información de Schengen (SIS). Se trata de un banco de datos que contiene actualmente 11 millones de fichas de personas buscadas por la justicia o de objetos desaparecidos.

Una demanda de asilo en todo el espacio Schengen

El Convenio de Dublín, firmado por los países miembros de la UE en 1990, impide que un solicitante de asilo pueda presentar diversas peticiones en varios países miembros de la Unión.

Dicho de otra forma, si un solicitante fue rechazado en Francia, y después intenta obtener asilo en Alemania, las autoridades germanas no entrarán en materia sobre el sujeto y enviarán a la persona de nuevo a Francia, el primer lugar de recepción.

Para contribuir al funcionamiento de Dublín se ha instalado el sistema Eurodac, que permite –desde enero del 2003- comparar las huellas dactilares de toda persona que haya solicitado asilo en un país miembro del Convenio.

Los 25 países miembros de la UE forman parte de Schengen y Dublín. Otros dos países, Noruega e Islandia, se han asociado a los acuerdos. Cabe señalar también que el Reino Unido e Irlanda disponen de un estatus distinto, pues ellos no han renunciado totalmente al control fronterizo.

Secreto bancario garantizado

Desde el punto de vista del gobierno suizo, el interés de una asociación a Schengen reside, sobre todo, en el acceso al banco de informaciones SIS. Una forma de hacer más eficaz su lucha contra el crimen organizado y el terrorismo.

Por su parte, el sector turístico espera que la participación en Schengen le permita atraer más visitantes extraeuropeos a Suiza. Actualmente, aquellos con visado válido para visitar el espacio Schengen requieren un segundo visado para entrar a la Confederación Helvética.

En la fase negociadora, Berna obtuvo una concesión importante en el ámbito de la cooperación judicial. Suiza temía que la evolución futura de la adhesión a Schengen le pudiese conducir a la obligación de prestar asistencia judicial en el caso de evasión fiscal. En Suiza, la evasión fiscal no es un delito penal.

El compromiso alcanzado permite a Suiza una derogación de duración indeterminada al Convenio, en caso de que Schengen avance hacia esa exigencia. Además, las informaciones proporcionadas en el marco de las investigaciones internacionales no pueden ser utilizadas por otras investigaciones que conciernan a la evasión fiscal. En otros términos, queda garantizada la protección del secreto bancario en Suiza.

El temor de los opositores

De forma general, la evolución de las normativas de Schengen y Dublín podría provocar problemas, advierten los opositores al acuerdo. Argumentan que como Suiza no forma parte de la UE, no podrá decidir sobre el desarrollo de los convenios. Su único derecho es el de ser consultada e influir así en las decisiones.

El acuerdo bilateral concede a Suiza un periodo de transición de dos años para decidir la adhesión o no a las nuevas actas jurídicas relativas a los tratados. Cada cambio podrá ser sometido a debate parlamentario y, si es necesario, al voto popular.

En caso de rechazo por parte de los legisladores, el acuerdo prevé ulteriores posibilidades de negociación. Sólo en caso de que no haya compromiso alguno, Suiza se someterá a lo que se ha denominado la «cláusula de guillotina», lo que significaría el retiro de Schengen/Dublín.

Los opositores argumentan, por otro lado, que la supresión de controles fronterizos suizos provocará un «flujo de criminales».

Cabe señalar que Suiza, que no forma parte de la Unión Aduanera Europea, deberá continuar los controles de mercancías, incluso con la adhesión a Schengen. Y en caso de que los aduaneros helvéticos descubran tráfico ilícito, podrán controlar la identidad de las personas implicadas.

Es de destacar también el hecho de que, actualmente, Suiza no controla más que un pequeño porcentaje de personas que cruzan sus fronteras. Además, el acuerdo con la UE prevé la restitución del control sistemático fronterizo en caso de grandes manifestaciones, tales como los campeonatos de fútbol europeos o las reuniones del G8.

Gobierno y parlamento por el ‘si’

El acuerdo de asociación de Suiza a los tratados de Schengen y Dublín ha sido aprobado por el gobierno y la mayoría del parlamento, que ha decidido ofrecer la posibilidad de someter cada uno de los acuerdos de las Bilaterales II a referéndum facultativo y no a referéndum obligatorio.

Es decir, ese instrumento se aplicaría sólo en caso de que los opositores lograsen reunir las firmas necesarias para lanzarlo al voto popular. De esa forma, la Unión Democrática de Centro (UDC) y la Acción por una Suiza Independiente y Neutra (ASIN) lograron llamar a las urnas a la ciudadanía para expresar su opinión sobre el acuerdo que compete a los documentos de Schengen y Dublín.

swissinfo, Andrea Tognina
Traducido del italiano por Patricia Islas

5 de julio de 2005: la ciudadanía suiza está llamada a las urnas para votar sobre Schengen/Dublín.

6 de abril de 2005: Los opositores presentan 86.732 firmas para la realización de referéndum facultativo en contra del Schengen/Dublín.

Diciembre de 2004: El parlamento suizo acepta los Acuerdos Bilaterales II.

26 de octubre de 2004: Suiza y la UE firman los Acuerdos Bilaterales II.

19 de mayo de 2004: Fin de las negociaciones entre Suiza y la UE sobre los Acuerdos Bilaterales II.

11 de julio de 2000: El miembro del gobierno colegiado suizo, Joseph Deiss, y el comisario europeo, Chris Patten, hablan por primera vez de la apertura de nuevas negociaciones para el segundo paquete de acuerdos entre la UE y Suiza.

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