Una mano para los náufragos nocturnos de Ginebra
Activa de noche y en fin de semana, la Unidad Móvil de Urgencias Sociales de Ginebra recibe un buen número de solicitudes de intervención. Única en Suiza, la estructura presencia dramas que se producen cuando los servicios sociales están cerrados.
Con cerca de 800 intervenciones por año, la Unidad Móvil de Urgencias Sociales (UMUS) ha demostrado ampliamente su utilidad desde su creación hace cuatro años, señalaron sus responsables el pasado miércoles (01.10) en rueda de prensa al hacer un primer balance.
Según Pierre-François Unger, responsable de Salud Pública en el cantón, la UMUS es el eslabón que faltaba a la vasta red médicosocial de Ginebra. La estructura, que cuenta con trece personas y dispone de un presupuesto anual de alrededor de un millón de francos, interviene por la noche, los fines de semana y los días feriados, cuando otros servicios médicos sociales están cerrados.
Inspirada en el SAMU social francés (Servicio de Ayuda Médica de Urgencia, destinado especialmente para las personas sin domicilio fijo), la UMUS se distingue con sus frecuentes intervenciones al interior de las viviendas y en beneficio de personas que no necesariamente viven en situación de miseria.
Violencia doméstica
«La UMUS ha revelado la importancia de la violencia doméstica, una realidad que se tendía a subestimar y que afecta a todas las categorías sociales», subraya Pierre-François Unger.
Estos dramas movilizan mucho (el 22% de las intervenciones) a los integrantes de la UMUS. Uno de ellos, Rolando López explica: «La mayoría de las veces, es por la noche cuando estalla la violencia conyugal y familiar. La gente se reúne con sus familiares después del trabajo y, en ciertos casos, los agresores descargan contra los suyos la violencia que acumularon a lo largo del día».
La acción de los socorristas ginebrinos también permitió revelar otra realidad poco conocida: la precariedad doméstica, es decir «los mendigos de la casa», según las palabras de Pierre-François Unger.
Estas personas son tanto más frágiles cuanto que están solas y escondidas, lo mismo que un creciente número de gente mayor. Como explica Pierre-François Unger, los ginebrinos quisieron que sus ancianos se quedaran en casa el mayor tiempo posible. Entonces, la UMUS interviene cuando estas personas se caen en sus viviendas por la noche, cuando las ayudas a domicilio y las estructuras médicas ‘ad hoc’ están cerradas.
Pero los enfermeros y los trabajadores sociales que forman los equipos de intervención de la UMUS cruzan el camino de otros náufragos de la vida, como los jóvenes en ruptura con su familia –cuyo número aumenta en forma constante-, o las personas aterrorizadas debido a trastornos mentales o al uso de drogas.
Consumo del alcohol
Las situaciones de crisis son múltiples. Pero ciertos factores aparecen con frecuencia.
«Durante nuestras intervenciones, encontramos a muchas personas alcoholizadas. Es un importante detonador de violencia, de caídas al interior de los domicilios y, más generalmente, de precariedad», señala Rolando López.
Y añade: «También me impactan los problemas de comunicaciones entre los individuos». De hecho, más de la mitad de las intervenciones de urgencia consiste en mediar, en permitir a las personas socorridas hablar de sus sufrimientos.
La UMUS permite con frecuencia, pues, descebar bombas sociales, según los términos de Rolando López.
Un papel más que saludable, como destaca Pierre-François Unger: «Esta estructura permite intervenir rápidamente en una situación de crisis. Y esto antes de que degenere. Los socorristas pueden luego orientar a las personas desamparadas hacia otras estructuras existentes, opciones que estas personas no siempre conocen…»
swissinfo, Frédéric Burnand, Ginebra
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
La población no contacta en forma directa a la Unidad Móvil de Urgencias Sociales.
La mayoría de las veces, la policía y los servicios de urgencias de los hospitales llaman a la UMUS.
Según estadísticas de 2007, una de cada cuatro intervenciones tuvo relación con la violencia doméstica.
Los casos de precariedad, particularmente ligados a personas sin hogar, representan la misma proporción.
Otras dos categorías constituyen cada una un caso entre seis: las personas de edad víctimas de una caída y las personas desorientadas debido a trastornos mentales.
Seis de cada 10 intervenciones conciernen a mujeres y se observa la presencia de uno o varios niños en el 25% de los casos.
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